Por qué la muerte de Carla Vanesa Rivas fue un femicidio
La ronda de testigos concluyó con la declaraciones de tres profesionales que analizaron la vida de la víctima, que falleció incinerada, a fines de 2017, en su casa de barrio Chalet. Para las especialistas, la mujer fue "manipulada, sometida y asesinada por el imputado".
Flavio Raina El acusado, Juan Eduardo Bovino (24) enfrenta una pena de perpetua, impulsada por la fiscalía.
En la última jornada de testimoniales en el juicio por el homicidio de Carla Vanesa Rivas, a quien le arrebataron la vida en diciembre de 2017 cuando incendiaron su casa con ella adentro, un grupo de profesionales detalló ante el tribunal por qué consideran que su muerte fue un femicidio.
Una trabajadora social, una psicóloga y una médica psiquiatra de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) cerraron la ronda de testigos del debate que comenzó el lunes, y culminará el próximo martes 17 cuando se dé a conocer la sentencia. En el banquillo de los acusados se encuentra Juan Eduardo Bovino (24), quien se enfrenta a una pena de prisión perpetua.
Los fiscales Ana Laura Gioria y Andrés Marchi pretenden que se condene al joven por el "homicidio agravado por alevosía, por haberse utilizado un medio idóneo para crear un peligro común, y por haber mediado un contexto de violencia de género (femicidio)" de Carla; las "tentativas de homicidio agravado" de los hijos de ella; y además "evasión".
Bovino es representado por el defensor público Gustavo Durando, quien discrepa con las clasificaciones escogidas por la parte acusadora y que próximamente deberá ser sanjado por el tribunal que integran los jueces Jorge Patrizi, José Luis García Troiano y Pablo Ruíz Staiger.
A raíz de un requerimiento formulado en marzo por la Unidad Especial de Homicidios, se elaboró un informe interdisciplinario con perspectiva de género evaluando el homicidio de Carla Rivas. El mismo estuvo a cargo de la Licenciada en Trabajo Social Carla Pinto, la Psicóloga Yanina Lais y la Médica Psiquiatra María Paula Verón.
A lo largo de sus testimonios, explicaron que su trabajo consistió en realizar "una valoración retrospectiva de la vida de Carla, focalizando en sus aspectos psíquicos, cognitivos y sociales". Para esto, se analizaron el legajo fiscal, los registros de la escuela donde asistió la víctima a la primaria y se tomaron diversas entrevistas a la madre, al hijo mayor, la pareja, los vecinos y los docentes del Centro de Alfabetización para Jóvenes y Adultos. Así, lograron "reconstruir la trayectoria vital" de la mujer.
Carla tenía un retraso, y no logró avanzar en su recorrido educativo más allá del primer grado. Era una niña muy alegre hasta que a los 12 se mudó al barrio Chalet, donde vivía con su papá en la casa de su abuelo, y conoció al padre de su primer hijo. Se trataba de un joven que tenía varios años más que ella, y que sometió y violentó tanto a ella como a su familia.
Fue madre muy joven, y logró separarse de su pareja recién cuando un vecino se mudó a la casa familiar a modo de "protección". Se terminó enamorando y al cabo de un tiempo recibió a su segundo hijo, pero el hombre desapareció de su vida y su ex volvió.
Desamparada
Carla fue víctima de violencia de género por más de una década. Su padre falleció y quedó sola, "sumida en una pobreza extrema, excluida, violentada, prácticamente en una situación marginal". Tampoco recibía ayuda estatal alguna, "ni un subsidio, ni siquiera había tramitado el certificado de discapacidad" que le correspondía, "estaba desamparada".
Recién en 2013 logró escapar de esa relación, y terminó con sus tres hijos debajo del Puente Carretero. Allí la encontró el padre de su segundo hijo, que la socorrió y le brindó un lugar para vivir. Ella estaba en un estado deplorable, muy delgada y golpeada", y este hombre "volvió a ser una figura de protección en su vida". Se pusieron en pareja nuevamente y, a los dos años, Carla recuperó la vivienda familiar de barrio Chalet, tras lograr que desalojaran a su ex. Era feliz, volvió a la escuela y a tener una vida libre de violencias, hasta que Juan Bovino apareció en su vida.
"Manipulada y sometida"
La vecina de Carla era la hija de la pareja de Bovino. Fue así cómo se conocieron, cuando el acusado iba de visita al barrio. La convencieron de permutar una casa que ellos alquilaban en Recreo, por la casa familiar y Carla, que "nunca había tenido amistades y era fácilmente manipulable, ante la necesidad de alejarse se su ex -que la seguía molestando- decidió aceptar".
Fue entonces que la invitaron a Recreo, donde "estuvo retenida en contra de su voluntad" y al cabo de cinco días regresó a su hogar golpeada. "Estaba muy asustada, prácticamente no hablaba", relató una de las profesionales que le dijeron en una de las entrevistas. "Ahí se desencadenaron las amenazas de Bovino y su pareja, diciéndole que la iban a matar incendiando la casa con ella y sus hijos adentro. Lo cual después sucedió".
El equipo interdisciplinario concluyó que Carla Rivas "fue víctima de violencia de género por parte de su ex pareja por más de una década, y después fue manipulada, sometida y asesinada por el imputado", que se aprovechó de su situación.
Agenda
Tras concluir la etapa de testigos, el debate se retomará el viernes, cuando el tribunal escuchará los alegatos finales de las partes. El martes 17 se dará lectura al veredicto.