Lleva una semana renegando con el banco. Se enteró el miércoles pasado, en vísperas de Semana Santa, que le habían hackeado o robado los datos de una cuenta bancaria que dejó abierta en la Argentina, antes de abandonar el país. Un e-mail con el resumen mensual le advirtió que debía $ 150.000.
"Hace un año que no uso estas tarjetas, ni la cuenta, así que claramente se trata de un fraude", denunció Caty L. a El Litoral, con el doble propósito de lograr que la entidad de la cual es cliente reconozca la falla y le devuelva la plata; y de alertar a otras personas que puedan estar en una situación similar para que no les suceda.
"Vivo en el exterior desde hace un año y mantuve la cuenta porque tengo algunos ahorros, pero no tengo plata en pesos", continúa la santafesina de 36 años, que es periodista y trabaja como monitora de estudios clínicos para una empresa dedicada a la publicación de protocolos médicos.
Cuando le preguntan cómo se dio cuenta de la estafa, Caty cuenta que fue "de casualidad, cuando me llegó el e-mail con el resumen del estado de cuenta". "Cuando entro tenía 150 mil pesos en negativo. Esto fue el miércoles previo al fin de semana largo", explicó.
Y para colmo de males, "lo que me pasó fue que en medio de la desesperación que me agarró, bloqueé la clave del homebanking y en ese momento no pude entrar a ver". Entonces intentó restablecer el PIN haciendo un blanqueo de clave, pero "también me di cuenta que no me habían tomado la actualización del número de teléfono del exterior, porque no se puede, pero nunca me avisaron; con lo cual la cuenta seguía asociada a un número mío de la Argentina, pero que estaba dado de baja y para resetear el homebanking necesitaba ese número".
Entonces la joven profesional emite una sentencia lapidaria, pero esperable: "La verdad que desde el exterior, la atención (al cliente) es malísima e imposible". "La primera comunicación la intenté hacer por teléfono, te cortan, te dicen que no es posible", detalla.
Para corroborar sus dichos aclara que "estuve desde el miércoles hasta hoy (la entrevista fue este jueves) para poder terminar de hacer los reclamos, renegando bastante". Y como sucede en estos casos, "terminé pidiendo un favor a un amigo de un tío de una amiga que trabaja en el banco, porque las cosas se manejan así", dijo en sentido figurado.
En cuanto a las maniobras delictivas, Caty L. asegura que se consumaron entre el 30 de marzo y el 4 de abril y que se enteró al día siguiente de recibido el resumen que venció el 10 de abril. "Los fraudes fueron con la tarjeta de débito $ 102.000 y otros $ 49.000 a través de transferencias desde mi cuenta".
Como primera medida "lo que hice fue dar de baja la tarjeta de débito que la denuncié como robada"; no obstante expresó su malestar por la falta de resguardos, "teniendo en cuenta que para hacer transferencia necesitás el Token, entrar al homebanking y todos los pasos de seguridad que te exigen".
Una vez que recuperó el acceso a la plataforma del homebanking "pude hacer las denuncias de los débitos a través del chat de la entidad, porque soy cliente Select, entonces tengo un asesor particular designado". Sin embargo, "las transferencias hay que denunciarlas directamente con el servicio de fraude". En cuanto a los destinatarios del dinero, la denunciante explicó que no pudo identificarlos porque "no dice a qué banco o entidad se trasfería la plata".
Si bien los reclamos están en marcha, "ahora tengo que esperar la resolución" del banco que analiza las denuncias. No obstante, asegura que se encuentra en tratativas con un estudio jurídico santafesino para intimar la devolución de los descuentos mediante carta documento y no descarta radicar una denuncia penal contra la entidad de crédito.
Esto último, "porque obviamente filtraron todos mis datos para que alguien pueda hacer una transferencia", de lo contrario esto "nunca hubiera ocurrido", se lamentó.
Caty L. tiene 36 años, es santafesina y trabaja como monitora de estudios clínicos de una empresa de salud de Londres, donde se radicó el año pasado.
"Soy periodista y traductora de inglés, pero trabajo en investigación clínica desde hace 11 años", cuenta la entrevistada. "Actualmente estoy trabajando con un proyecto de vacunas, de desarrollo de drogas oncológicas y para enfermedades neurológicas, como por ejemplo el Alzheimer", detalla.
Aclara que "no tengo formación médica específica", "pero la experiencia me llevó a conseguir este trabajo, que hacía en Argentina", en forma remota, para una empresa de Buenos Aires. "El año pasado conseguí trabajo en Inglaterra, me vine en plena pandemia y vivo en Londres desde mayo de 2021".