El Litoral
La medida cautelar fue solicitada por el fiscal Omar De Pedro y resuelta por la jueza Sandra Valenti. El imputado es un hombre de 41 años cuyas iniciales son DV.
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Prensa MPA
Un hombre de 41 años cuyas iniciales son DV quedó en prisión preventiva en el marco de una investigación que encabeza el fiscal Omar De Pedro a raíz de la desaparición de un matrimonio que vivía en la zona de islas en Arroyo Leyes. Así lo resolvió la jueza de la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Sandra Valenti, en función del pedido formulado por el fiscal del MPA en una audiencia de medidas cautelares que se realizó ayer en los tribunales de la ciudad de Santa Fe.
De Pedro investiga a DV como autor del delito de homicidio en concurso real de Benito Sosa de 65 años y Estela Ríos de 52.
Sin cuerpos
“Se trata de un caso de homicidio en el que no están los cuerpos de las víctimas. Muy pocas veces se dan casos como este, pero hay jurisprudencia en el país, incluso de investigaciones similares que llegaron a juicio”, informó De Pedro.
El fiscal del MPA sostuvo que “Sosa tenía una discapacidad visual y era insulino dependiente, y Ríos era no vidente. Además, los dos tenían un fuerte arraigo en la zona. Por estas características personales y por su forma de vida, sumadas a los testimonios que pudimos obtener, los dictámenes médicos y demás elementos de la investigación, podemos afirmar con convicción que los dos están sin vida”.
El funcionario del MPA agregó que “entendemos que el imputado les quitó la vida, se aseguró que los cadáveres no pudieran ser encontrados y los arrojó al río. Todo su accionar fue hecho aprovechando los conocimientos que tiene como baqueano de la zona, sabiendo que la corriente del agua y la fauna del lugar harían infructuosa la búsqueda”, afirmó De Pedro.
“Por otra parte, escondió pertenencias de las víctimas en distintos lugares. En el rancho que habitaba fueron halladas cañas de pescar de la pareja. A pocos metros se encontraron el motor de la lancha de las víctimas, un tanque de combustible, una caja de pesca, remos, reeles y otros elementos más. Y en un radio de aproximadamente 100 metros estaban la lancha que usaba la pareja, pero sin el tapón de fondo, por lo cual se puede inferir que fue hundida intencionalmente. Además había un sillón y dos almohadones que también eran de ellos, y un cartucho de escopeta”.
El fiscal no descartó la complicidad de otra persona en la comisión del delito. “Estamos aguardando el resultado de estudios de ADN que se están realizando a partir de rastros de sangre encontrados en el rancho y en algunos elementos secuestrados en la causa, y que serán comparados con sangre de familiares de las víctimas. En cualquier caso, la participación de otra persona no descarta la actuación del imputado, sino que la abona”, aseguró De Pedro.
Los hechos
“Las víctimas salieron a pescar el martes 19 de diciembre a las 8 de la mañana”, relató De Pedro. “Las pericias nos confirmaron que a las 8:21, se realizó un llamado telefónico desde el celular de Benito Sosa al celular del hombre investigado”, agregó. “Luego, la pareja fue hasta el paraje en el que está ubicado el rancho que habitaba el imputado y entendemos que allí se produjo el doble homicidio. Es a la altura del kilómetro 21 de la ruta provincial número 1, aproximadamente a dos mil metros de la ruta, en un paraje conocido como El Crespín”, concluyó.
De Pedro también recordó que “el imputado ya había sido detenido en los primeros días de diciembre del año pasado a raíz de la rápida acción de los fiscales Carlos Lacuadra e Ignacio Lascurain. Sin embargo, recuperó su libertad porque no contábamos con las evidencias que disponemos ahora”.
Agradecimientos
El fiscal De Pedro reconoció públicamente el trabajo realizado por los perros de búsqueda de restos humanos y por sus entrenadores. “Fue fundamental para la investigación y por eso quiero destacar la labor de David Lípari del grupo Las Águilas y Santiago Díaz de la ONG Rescate Internacional Canino”, agradeció el fiscal.
De Pedro manifestó que “según me explicaron los entrenadores, cuando las personas morimos, despedimos sustancias y olores que los perros detectan”. El fiscal concluyó que “los perros no indican que hay un cadáver, sino que “marcan” la presencia del olor. Por eso, si marcan un positivo, no hay forma de que crean que hay un olor donde no lo hay”.