“Me gustaría remarcar que estoy muy satisfecha de dónde estamos llegando, aunque nadie me va a devolver a mi hija asesinada, ni a mi marido que se murió como consecuencia de eso, esperando. Me parece que la Justicia tiene que reformular su trabajo. No es posible que la madre de una víctima tenga que estar diez años luchando y haciendo de policía, juez y fiscal; marcando errores de la causa; haciéndoles ver a los investigadores cosas que ellos no vieron”, disparó Graciela Brondino, madre de Marianela, la joven asesinada en 2010 durante un asalto callejero en barrio María Selva.
La mujer hizo la reflexión este lunes, luego de que la Oficina de Gestión Judicial fijó la fecha del juicio oral que se llevará adelante contra uno de los dos acusados por el crimen de la “flaca” (el otro era menor de edad y su caso se resolverá en ese ámbito).
Según se dispuso, el proceso comenzará el 2 de diciembre y terminará el 6, con la lectura de la sentencia. Allí, se sentará en el banquillo Walter Borda.
El tribunal estará integrado por los jueces Susana Luna, Pablo Busaniche y José Luis García Troiano. Por su parte, el Ministerio Público de la Acusación estará representado por Martín Torres, quien ya adelantó que solicitará 20 años de prisión para el imputado. La familia de la víctima será querellante, a través de los abogados Federico Lombardi y Agustín Roubineau, del Centro de Asistencia Judicial.
Marianela tenía 25 años cuando la hicieron caer de su bici, en la cuadra de Gorostiaga al 1900. Estaba anocheciendo ese 28 de abril de 2010. Iba para su casa, luego de trabajar en la panadería. Los ladrones le quisieron arrebatar un bolso que llevaba colgado y le hicieron perder el equilibrio. Su cabeza impactó pesadamente contra el cemento. Sufrió gravísimas lesiones. Su agonía duró varios días. Murió una semana más tarde. La agonía de su padre fue bastante más larga. Murió años después, a raíz de una dura enfermedad. La agonía de su madre todavía continúa.
“Les quiero decir a todos los familiares de víctimas que no abandonen la lucha. Es dura y lenta, pero se pueden conseguir cosas. Suena presuntuoso esto, porque sé que no todas las familias tienen las posibilidades de pelear, las herramientas, la salud. Cuando uno sufre una cosa así queda totalmente destruido, enfermo, con secuelas importantes en todo aspecto. Yo no pedí ser familiar de víctima, a esto me lo impusieron. Encima, después la Justicia me impuso que yo tenía que salir a investigar. No debiera ser así, pero así es”, reflexionó.
Investigación por mano propia
“Este es un paso más en esta búsqueda de justicia interminable. Yo valoro que siempre uno avanza, no retrocede, aunque no se puede estar diez años esperando”, puntualizó la mujer.
“Este caso estuvo mucho tiempo como NN. El expediente estaba para ser archivado y destruido por la Justicia. Tuve que reunirme con el gobernador. Le conté que yo estaba investigando todo lo posible. Después, salió lo de la recompensa. Nos costó dos años sacar la ley, pero fue crucial. Así conseguimos un testigo de identidad reservada y llegamos a uno de los acusados. Luego, durante uno de los actos que hacemos cada aniversario, se me acercó una persona que me dio un dato y con esa punta fui encontrando una cosa y luego otra. En estos años hice muchas cosas que le correspondían a la policía y a la Justicia”, se lamentó Graciela.
“Cuando murió mi hija -agregó- me prometí hacer todo lo posible para hacer justicia... y bueno, estoy en ese camino. Es duro y consume años. Lo único que le ruego a Dios es que me de vida y salud para poder seguir adelante, porque esto no se termina ahora en diciembre. La Justicia tiene muchos vericuetos”, concluyó la mamá de Marianela.