Rosario sangra: se registraron 101 asesinatos en cuatro meses
Las cifras, que corresponden al departamento del sur santafesino, indican que se cometió un crimen cada 28 horas, superando por poco a las contabilizadas a esta misma altura del año pasado. Abril terminó con 22 homicidios.
Además de los crímenes, se registraron varios hechos de grave inseguridad. Crédito: Marcelo Manera
El calendario va cambiando, pero la saga interminable de violencia y muerte en el departamento Rosario no. El cuarto mes del año finalizó con 101 asesinatos, cifra que supera por muy poco a la registrada a esta misma altura del año 2022, que ostenta el récord histórico de crímenes, demostrando que los tiratiros tienen tomada las calles, en especial de la ciudad más importante del departamento.
Las ciudades del departamento Rosario, que ostenta un total de 1.890 kilómetros cuadrados, donde hubo crímenes en lo que va de 2023 son prácticamente las mismas que el año pasado. En base a datos propios y al informe periódico del Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad santafesino, hubo 1 en Granadero Baigorria, 1 en Ibarlucea, 3 en Pérez, 7 en Villa Gobernador Gálvez y 89 en Rosario en los primeros 120 días del año.
Claramente, la ciudad gobernada por Pablo Javkin, conocida como Cuna de la Bandera y que intenta posicionarse como capital mundial del fútbol, es el lugar donde los tiratiros o pseudo sicarios hacen prácticamente lo que quieren, a cualquier hora del día, y casi en cualquier lugar.
Abril finalizó con 22 asesinatos (aunque las estadísticas del Ministerio de Seguridad indican 21, ya que una de las víctimas fue anotada en febrero, mes en el cual fue herido), pero también hubo varios hechos de grave inseguridad: ataques a tiros a metros de una comisaría; el insólito robo a una casa de cambio ubicada en plena peatonal; el vallado de varias comisarías ante la presunción de posibles ataques (algo que ocurrió en una, pese a las vallas) y quema de un patrullero estacionado frente a una seccional. Mucho, para tan poco tiempo.
Camioneta en llamas
En la madrugada del miércoles 5 de abril, poco más de 20 horas después de la visita del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, que dejó inaugurada la nueva División Antidrogas de la Policía Federal en Rosario, varias personas pasaron en un auto y arrojaron un artefacto explosivo casero (bomba molotov) contra una camioneta de la Policía de Acción Táctica (PAT) que estaba estacionada en la puerta de la comisaría 15ª, ubicada en la zona sur de Rosario, donde además dejaron un mensaje amenazante. Además, los atacantes dejaron una nota con un mensaje amenazante: «Dejen de agarrar plata de los giles, corruptos».
No pasaron 24 horas y la ciudad cabecera del departamento Rosario fue nuevamente noticia, no por crímenes, sino por un hecho insólito: se colocaron vallas en los frentes de comisarías ubicadas en la zona noroeste, tras la sospecha de probables ataques o atentados con bombas incendiarias.
El vallado que se colocó en varias comisarías ante la presunción de posibles ataques. Crédito: Marcelo Manera
El vallado se colocó en las seccionales 12ª, ubicada en la esquina de Casilda y Solís, barrio Ludueña; la comisaría 20ª, ubicada en Carrasco al 5600, en el corazón de barrio Empalme Graneros y también la subcomisaría 24ª, que se encuentra en la intersección de avenida Sabin o Travesía y Juan José Paso, a metros del complejo de viviendas que en parte fue financiado por la «Misión Sueños Compartidos», en el barrio Travesía, también conocido como barrio Toba de zona norte.
La decisión se tomó tras conocerse, por información de calle y datos aportados a través de llamados anónimos, que podrían cometerse hechos de intimidación y/o atentados con bombas incendiarias contra esas dependencias policiales. Las vallas -de hierro- son las que habitualmente se utilizan en operativos donde se prevé gran afluencia de público. En su momento se dijo que iban a quedarse durante el fin de semana largo de pascua, pero con el correr de las jornadas, la protección no se sacó. Incluso se colocó un vallado similar frente a la subcomisaría 21ª, de barrio 7 de septiembre, también ubicado en la zona noroeste.
Sangre en el sur
Del total de crímenes registrados en el mes de abril, cuatro ocurrieron en distintos puntos de barrio Tablada, al sur de la ciudad y otros cuatro en Ludueña, en el noroeste, quizás la zona más conflictiva y sangrienta de los últimos 20 meses.
La saga del cuarto mes del año comenzó en calle Colón al 3000, donde Alfredo Nicolás Verón, de 36 años, fue asesinado de múltiples puñaladas, en el marco de una pelea entre varias personas que viven en situación de calle.
Según indicaron en su momento fuentes policiales y judiciales, cerca de la medianoche del viernes 31 de marzo se generó una discusión entre al menos 3 personas que juntan cartones.
Tras recibir varios llamados al 911 denunciando la pelea en la calle, un rato más tarde llegó al lugar personal policial. A esa altura de la noche (ya era sábado y del mes de abril), los uniformados encontraron tendido sobre la calle, a metros de un contenedor, a un hombre ensangrentado, por lo que pidieron una ambulancia, pero cuando llegó, el herido había fallecido como consecuencia de varias heridas de arma blanca en la zona del cuello.
En esa zona le siguió el crimen de Gustavo Andrés Filippi, un adolescente de 16 años que fue atacado a tiros poco antes de la medianoche del sábado 8, en inmediaciones de Patricias Argentinas y Garibaldi, en la zona también conocida como Cordón Ayacucho, de barrio Tablada.
Ese mismo día se conoció el crimen de Walter Daniel Portillo, un hombre nacido 66 años atrás en Uruguay, víctima de múltiples disparos cuando iba caminando junto a un amigo por la zona de Chacabuco al 3400, a muy pocos metros de bulevar Seguí, un sector de calles que desde hace tiempo dejaron de ser tranquilas.
El cuarto crimen en Tablada ocurrió en la noche del martes 25 en Patricias Argentinas al 4200, en un sector de cordón Ayacucho, en barrio Tablada. A esa hora se recibieron varios llamados al 911 indicando que en ese lugar se había producido una balacera y que había al menos una persona herida de arma de fuego.
Cuando la policía llegó al lugar -vecinos dijeron que más de media hora más tarde de los llamados- Celestino Benítez había sido llevado en un auto por familiares hasta el hospital Roque Sáenz Peña, donde fue atendido en el área de cuidados intensivos por varias heridas de arma de fuego en la zona de la espalda. El hombre ingresó en gravísimo estado y falleció a los pocos minutos.
Muerte en el noroeste
De los crímenes de abril, cuatro se cometieron en barrio Ludueña, un sector de la ciudad que desde hace tiempo se reforzó en cuanto a patrullajes, con la llegada de fuerzas federales. Las camionetas verdes de Gendarmería, los patrulleros de colores negro y azul furioso pertenecientes a la Policía Federal o los vehículos blancos y celestes de Prefectura pasan por las calles del barrio (y también de Empalme Graneros), pero como si se tratara de una manta corta, los delitos se multiplican por los lugares donde los federales no se ven.
El viernes 7 de abril, Juan Ángel Alegre, de 57 años, fue asesinado en inmediaciones de Felipe Moré y Esquiú. Era cartonero y había ido hasta una compraventa con gran cantidad de cartones que había juntado en las 48 horas anteriores. Cuando salió del lugar, comenzó a charlar con al menos una persona que también estuvo previamente en el interior del comercio.
Pocos minutos después, vecinos de la zona escucharon varios disparos de arma de fuego y que la persona que instantes antes estuvo con Alegre se daba a la fuga. El hombre quedó tendido en el piso, sobre una mancha color escarlata que con el correr de los segundos se iba agrandando. Varios vecinos llamaron al 911 y denunciaron la balacera.
Cuatro días más tarde, Ángel Peralta (73 años), fue encontrado asesinado a golpes en una vivienda de Humberto Primo al 2000. La Policía llegó al lugar tras recibir al menos un llamado en el sistema de emergencias 911. Por orden del fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Alejandro Ferlazzo, el cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal (IML) para ser sometido a autopsia.
En la madrugada del domingo 16 se produjo una balacera en inmediaciones de calle Teniente Agneta y las vías férreas, donde coexisten asentamientos precarios y viviendas de material, muchas de ellas construidas a centímetros de las vías. A esa hora se recibieron varios llamados al 911 señalando que se habían escuchado varios disparos. Personal policial que estaba patrullando por la zona de Rouillón y Junín (casi 700 metros al noroeste), fue interceptado por un vecino que les contó que había una persona tirada al costado de las vías, al parecer sin vida.
A los pocos minutos, los uniformados llegaron al lugar y confirmaron los dichos del vecino. En el lugar fue encontrado el cuerpo de un hombre, identificado como Leonardo Rodríguez, de 45 años, con varias heridas de arma de fuego en distintas partes del cuerpo.
Además, en la esquina de Felipe Moré y Humberto Primo (4 cuadras al este del lugar del crimen), personal de Gendarmería vio a un hombre con heridas de arma de fuego. Fue identificado como Hernán O., de 33 años, quien en principio estaba con Rodríguez cuando este fue asesinado e intentó huir corriendo. Fue trasladado en ambulancia hasta el hospital de emergencias, donde quedó internado.
Y alrededor del mediodía del viernes 21, en inmediaciones de Barra al 100, casi esquina Casilda, a metros de las vías y a pocas cuadras de la seccional 12ª, un joven identificado como Juan Leiva, de 18 años, iba caminando cuando aparecieron dos personas en una moto y comenzaron a disparar. Algunas personas lo cargaron en un auto y lo llevaron hasta el centro de salud distrito noroeste, ubicado a menos de 800 metros, donde ingresó sin signos vitales y pese a las tareas del personal médico, falleció a los pocos minutos debido a la gravedad de sus heridas.
Un crimen que comenzó en febrero
Otro de los hechos de extrema violencia que tienen a Rosario en el centro de la escena ocurrió en el atardecer del sábado 12 de febrero, cuando un hombre identificado como Rubén Guzmán, de 58 años, bajó de una camioneta junto a su esposa, en calle José Ingenieros al 1900, de barrio Arroyito Oeste, al norte de la ciudad.
En ese momento, ambos fueron sorprendidos por dos personas -una de ellas en silla de ruedas- que quisieron robarles la camioneta. El hombre intentó evitar el robo, forcejeando con uno de los ladrones, hasta que en un momento el asaltante se dio a la fuga. Pero instantes después volvió con un arma de fuego en una de sus manos y le efectuó varios disparos a Guzmán desde muy corta distancia. Uno de los plomos impactó en la parte alta del abdomen y quedó tendido en el piso. En el mismo episodio también su pareja fue baleada en una de sus piernas.
Ambos fueron llevados hasta el hospital de emergencias. La mujer se recuperó rápidamente y a los pocos días fue dada de alta, mientras que su pareja quedó internada en el área de cuidados intensivos, hasta que finalmente falleció poco después del mediodía del sábado 29 de abril, por complicaciones en su cuadro clínico. El hecho quedó registrado en cámaras de seguridad privadas existentes en la cuadra, que sirvieron para lograr reconocer y apresar al par de ladrones.
101 en 120
En base a datos propios y al informe del Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad santafesino, ya se llevan cometidos 101 homicidios en los primeros 120 días del año en el departamento Rosario (26 en enero; 32 en febrero, ya que se suma el crimen de Guzmán; 22 en marzo y 21 en abril), lo que equivale a un asesinato cada 28 horas.
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