San Javier: una paliza que terminó en homicidio y el intento de culpar a la víctima
Cuatro integrantes de una familia quedaron en prisión preventiva, imputada por la muerte de su vecino. Lo golpearon salvajemente y luego lo denunciaron para desligarse del crimen.
Gentileza Hipólito Romero falleció a los 65 años, luego de ser brutalmente golpeado durante una disputa por un terreno.
Le dieron una paliza a su vecino durante una discusión por un terreno y, ante el miedo de haberlo matado, montaron una escena para despistar a los investigadores y hacerles creer que la víctima había atacado a machetazos a una mujer indefensa. El sexagenario murió, pero antes dio su versión de los hechos. La familia que lo atacó quedó en prisión preventiva por el homicidio.
El suceso ocurrió la tarde del pasado miércoles 13 de octubre, que tres días después derivó en la muerte de Hipólito Romero, un hombre de 65 años que residía en el barrio El Triángulo de San Javier. Por su homicidio, el fiscal Francisco Cecchini imputó a una familia vecina: Juan Marcelo West (45), su esposa Mónica Patricia Uviedo (42), su hijo Jon Brandon West (22), y un medio hermano de la mujer al que le dicen Sergio Raúl "Bebote" Ortíz (27). Les atribuyó haberlo atacado con una pala, un poste, golpes de puños y patadas y hasta ladrillazos.
Este jueves, en una audiencia que se extendió durante dos horas y en la que los cuatro imputados prestaron declaración, el juez Octavio Silva dispuso la prisión preventiva sin plazos de todos. Así lo había solicitado el fiscal, luego de exponer las evidencias con las que cuenta hasta el momento. El defensor particular Néstor Pereyra intentó dar peso a la versión de los hechos propuesta por sus clientes, la cual no resultó consistente para el juez.
Gentileza Las hijas de Hipólito Romero compartieron en sus redes imágenes de su padre, internado luego de la golpiza.
Las hijas de Hipólito Romero compartieron en sus redes imágenes de su padre, internado luego de la golpiza.Foto: Gentileza
A machetazos
Cuando la policía arribó al terreno baldío ubicado en calle Costanera Echagüe y Andía y Pasaje Público -aledaño a la vivienda de la víctima- se encontró con el sexagenario recostado contra una pared, visiblemente golpeado y sangrando. Junto a él se encontraba Mónica Uviedo, una empleada municipal que dijo haber sido atacada por el hombre, y solicitó que la trasladaran a la comisaría para radicar la denuncia. Tres días después la imputarían -junto a su familia- por el delito de "lesiones graves", que se convirtió en "homicidio".
En sede policial mencionó que el terreno en cuestión era de su propiedad y que había ido a arreglar un alambrado cuando Hipólito Romero intentó echarla reclamando el espacio como propio. Que le cortó los alambres del tejido y le pegó en las manos, luego buscó un machete y la atacó.
Uviedo señaló que se defendió con una pala, esquivando así los machetazos, que él la "atacó como si yo fuera un hombre" y que ella alcanzó a responder con un par de palazos -incluso en la cabeza- hasta que lo desmayó. Hizo hincapié en que estaba sola, y en que su marido llegó corriendo pero ella le pidió que no se metiera para "cuidar su trabajo" en Vialidad Provincial.
Antes de morir
Con el correr de las horas Romero, que había sido internado por la gravedad de sus heridas, dio su versión de lo ocurrido, nombró a sus cuatro atacantes y describió cómo lo golpearon. No llegó a declarar por segunda vez, ya que debió ser trasladado al Cullen, donde falleció el sábado por la noche.
Además de escucharlo de la boca de la propia víctima, los relatos de la gente del barrio fueron fundamentales para echar luz sobre el episodio. Especialmente la declaración de un adolescente de 15 años, que presenció todo e incluso advirtió a los demás sobre la situación. Así, los investigadores comenzaron a dilucidar que lo que en principio parecía un ataque violento a una mujer indefensa, no era más que una escena montada por cuatro personas para encubrir la brutal golpiza que le habían dado a un hombre de 65 años.
El conflicto sí comenzó con una discusión acerca del terreno, ya que ambas partes reclaman ser dueñas (aunque sería propiedad del Estado). También es cierto que la víctima portaba un machete, aunque no alcanzó a usarlo.
Brutal paliza
Todo se desmadró muy rápido. Primero lo empujaron y comenzaron a propinarle golpes de puño y patadas. Uviedo le pegó con la pala en el brazo derecho, mientras su medio hermano "Bebote" le arrojaba ladrillos, uno de los cuales lo hirió en el pecho.
West padre lo golpeó entre las piernas y en la espalda con el mango de hierro de la pala, mientras su cuñado tomaba un poste de madera y lo azotaba también contra la espalda de Romero. Luego fue West hijo quien tomó la pala y le pegó en la cara a la víctima, provocando que cayera al suelo, donde entre los cuatro continuaron golpeándolo y asestándole patadas en el cuerpo.
Según los testigos, la mujer arengaba a los tres varones mientras consumaban la golpiza. Cuando se dieron cuenta de que había perdido el conocimiento "se asustaron porque pensaron que estaba muerto". Entonces, montaron una escena para que pareciera que la víctima había sido el agresor.