Juan Cruz Gambini fue detenido días atrás, acusado de ser quien -hace una semana- asesinó a sangre fría al comerciante Julio Cabal, en una fiambrería de calle Urquiza al 2200. El domingo había sido imputado por homicidio doblemente calificado, por el uso de un arma de fuego y por disparar al ver que se frustraba su objetivo, que era el robo. Este martes, el juez Luis Octavio Silva, después de escuchar a las partes, dispuso que el acusado permanezca en prisión preventiva mientras la investigación continúa.
Durante la audiencia, en la que se debatieron medidas cautelares, la fiscal Ana Laura Gioria y su colega Gonzalo Iglesias reconstruyeron -en base a testimonios- cómo se produjo el asalto que terminó de manera trágica.
Según ellos, el criminal llegó en moto por calle Mendoza. Dejó estacionado el vehículo entre dos autos frente al negocio de la familia Cabal e ingresó. Adentro sólo se encontraban una empleada, que estaba parada detrás del mostrador, cerca de la caja registradora, y Julio en otra parte un poco más alejada. El delincuente irrumpió con violencia, esgrimiendo un revólver de color plateado (ahora se sabe, luego de peritajes balísticos, que era de calibre 32), y gritó: “Tirate al suelo o te mato, tirate al suelo o te mato”. La mujer obedeció, pero aparentemente el joven comerciante se sentó y comenzó a discutir fuertemente con el agresor. Luego se incorporó y en ese momento se habría producido algún tipo de forcejeo.
La empleada contó que inmediatamente se escucharon varios tiros. Julio se paró y hasta alcanzó a decirle: “Estoy bien”, pero ya estaba herido de muerte. Uno de los plomos le había atravesado pulmones y corazón. La trabajadora atinó a cerrar la puerta y al darse vuelta, ya Julio estaba tendido en el suelo. Moriría minutos más tarde en el Hospital Cullen, adonde lo llevó su propio padre en una camioneta del comercio, escoltado por policías motorizados.
En la escena del crimen quedó la gorra que llevaba puesta el homicida, a cuadritos blancos y negros.
Según los funcionarios del Ministerio Público de la Acusación, el criminal se subió luego a su moto y escapó por calle Salta hacia el oeste, a gran velocidad, realizando maniobras peligrosas (incluso estuvo a punto de ser embestido por una camioneta sobre avenida Freyre).
Los fiscales sostienen que el hombre de la moto no es otro que Gambini. Se apoyan en algunos testimonios y también en videos de cámaras de seguridad públicas y privadas. En las imágenes se pueden ver una moto de similares características a las que tenía el acusado en el momento de su detención. El vehículo no tenía espejo retrovisor del lado derecho y su guardabarros trasero estaba roto. Además, en el momento de ser arrestado por la PDI, Gambini llevaba puesto un pantalón idéntico al que se puede apreciar en los distintos videos. En estas imágenes, el sujeto llevaba una gorra puesta al llegar a Urquiza y luego ya no la tiene al escapar por calle Salta. Esta prenda fue enviada al laboratorio, seguramente para tratar de hallar restos biológicos que permitan identificar el ADN de quien la portaba. Los horarios de grabación coinciden con el del crimen.
Entre las pruebas, los funcionarios también hicieron referencia a una rueda de reconocimiento que se llevó a cabo este martes con un testigo que habría visto al asesino en su huida. Esta medida no habría arrojado un resultado concluyente, puesto que esta persona descartó a tres de los sujetos que le mostraron, pero dudó entre Gambini y un quinto hombre.
Además, los fiscales señalaron que los videos, que no presentan la mejor calidad de imagen, ya habían sido remitidos a especialistas para tratar de mejorar la nitidez.
A su turno, las defensoras oficiales del imputado, Magalí Mazza y Leticia Feraudo, cuestionaron duramente los elementos presentado por la fiscalía. “Este hombre no es el que aparece en el video, este hombre no es el que mató a Julio Cabal. Es inocente”, aseguraron.
En primer lugar marcaron la diferencia entre la moto descripta por un testigo y la que manejaba Gambini. Los colores y las marcas son diferentes. No obstantes, los vehículos son similares.
Las abogadas también opinaron que la rueda de reconocimiento había sido “negativa” y que el testigo primero había apuntado a otra de las personas y luego dudó, ante la consulta de la fiscal Gioria.
También afirmaron que su defendido -que se afeitó la barba y se cortó el pelo en los días previos a su detención- no respondería a las características (edad, altura, color de piel) aportadas por testigos.
Llama la atención que todavía hoy no se sabe a ciencia cierta en dónde se domiciliaba Gambini. En el momento de ser detenido, dijo vivir en calle 4 de Enero al 4100. Luego se pudo comprobar que allí residió hace tiempo la familia del acusado, pero el inmueble había sido vendido años atrás a un matrimonio.
Por otra parte, el imputado dijo que se ganaba la vida haciendo trabajos para la Municipalidad, en el área de Espacios Verdes, algo que fue oficialmente descartado por las autoridades de la ciudad.