Los investigadores están avanzando en la recolección de pruebas por el homicidio del párroco de San Martín de Porres, Oscar Juárez, quien fue asesinado en un aparente intento de robo.
El párroco presentaba al menos dos heridas de arma blanca. En tanto, el Arzobispo se refirió a los hechos.
Los investigadores están avanzando en la recolección de pruebas por el homicidio del párroco de San Martín de Porres, Oscar Juárez, quien fue asesinado en un aparente intento de robo.
Fuentes cercanas a la pesquisa confirmaron que el cura falleció como consecuencia de al menos dos puñaladas en la espalda. La autopsia determinará si hubo una tercera herida de arma blanca. Al parecer, Juárez falleció como consecuencia de la importante cantidad de sangre que perdió, producto de dichas lesiones.
El crimen del párroco de San Martín de Porres conmocionó a los vecinos de Villa Luján, quienes remarcaron los permanentes hechos de inseguridad que se registran en ese barrio de la Capital. Según fuentes policiales, el cuerpo del cura fue encontrado cerca de las 10, cuando el encargado de realizar la limpieza ingresó y lo halló tapado con una sábana. Al parecer, el homicidio había sido perpetrado durante la madrugada.
La palabra del Arzobispo
“El padre Oscar era vecino de mi casa, en Villa Luján, y un excelente cura y dirigente de los grupos de las parroquias”, respondió el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, cuando le preguntaron cómo era el párroco Oscar Juárez, quien había sido hallado sin vida horas antes.
La víctima tenía 67 años y llevaba 42 años como sacerdote y 13 a cargo de la parroquia San Martín de Porres. “Su papá, Don Carlos, había sido ordenado diácono permanente y lo acompañó muchísimo hasta el día de su muerte. La mamá, doña Josefina, murió hace poco. Era una familia hermosa. Le tocó sufrir la muerte del hermano mayor, Hugo, en Catamarca, y también la de su hermana. Todos, de la comunidad de Villa Luján”, recordó. Sánchez estuvo en el lugar del hecho y observó el trabajo de los peritos.
Sánchez describió al párroco Juárez como una persona humilde, generosa y servicial. Contó, a la vez, que había pasado por el Seminario Mayor. “Fue mi profesor. Tenía una mente lúcida”, enfatizó. “La muerte de un sacerdote nos genera un dolor profundo. Pero en especial la de este cura con tantos años y con pilas para seguir”, enfatizó.