Juliano Salierno
La comunidad estalló de indignación el viernes pasado, cuando se viralizó un video en el que Vladi fue obligado a irse con su madre. Cuestionan serias irregularidades en el procedimiento policial.
Juliano Salierno
jsalierno@ellitoral.com
Una resolución judicial dictada la semana pasada sobre la tenencia compartida de un chico de 8 años, que vive en la localidad de Candioti junto a su padre, generó el clamor popular cuando el viernes, la madre se presentó en la Comisaría de Distrito Nº 22 del pueblo para hacer cumplir el mandato, sin que las partes fueran debidamente notificadas.
Un video casero en el que se registra el desgarrador momento en el que Vladi, abrazado a su padre, se resiste con llanto a irse con su mamá, caldeó definitivamente los ánimos entre los pobladores, que en solidaridad con el papá, se sumaron en una cruzada para que Vladi vuelva con los suyos.
El sábado por la tarde hubo una manifestación pacífica frente a la comisaría; movilización que involucró a un grupo de entre 200 a 300 personas y que se reiteró el domingo por la tarde, cuando se convocaron para darle la bienvenida al niño, que supuestamente debía ser devuelto a su padre a las siete de la tarde.
La noticia de que el chico no iba a regresar, y que recién este martes se iban a retomar las conversaciones con las autoridades judiciales en feria, enardeció aún más a los vecinos que tomaron la Ruta Nacional Nº 11 y cortaron la arteria para expresar su bronca.
Si bien el corte fue total durante una hora, luego y con la intervención de Gendarmería, se permitió el paso de una y otra mano cada 15 minutos y finalmente se desactivó. No obstente, no se descartaban nuevas medidas para este lunes si no se conocían novedades sobre el paradero del chico.
Sobre la tenencia
El conflicto que hoy tiene en vilo a la pequeña comunidad, ubicada al norte de la ciudad de Recreo, tiene ya varios capítulos y su inicio se remonta al 2 de enero de 2017, cuando la Justicia de Familia le otorgó la tenencia provisoria del menor a Gerardo Krinisky, un contratista rural de 58 años, que desde ese entonces le dio a Vladi, casa, comida, educación y todo lo que estuvo a su alcance mientras se mantuvieron unidos.
En todo ese lapso, Krinisky siguió los pasos legales para obtener la tenencia definitiva, sentencia que llegó el jueves pasado -5 de julio-, en la que para su sorpresa el juez de Familia Nº 2, Rubén Cottet, dispuso la tenencia compartida para los padres, pero fijó domicilio del menor en la casa materna.
Como la sentencia no había sido notificada a las partes y no se encuentra firme, nada hubiera ocurrido de no ser porque la madre del niño se presentó con una copia simple del mandato judicial para obligar a la fuerza pública a hacerlo cumplir; y ésta procedió sin miramientos.
Episodios de violencia
“Tengo tenencia provisoria desde el 2 de enero de 2017, que me la otorga la Subsecretaría de la Niñez y el Juzgado de Familia, a raíz de que Vladi, que vivía en Santo Tomé con su mamá, empezó a tener algunos problemas” tanto en el preescolar, como en el primer semestre del primer grado que cursaba en el Liceo Militar, contó su padre Gerardo Krinisky.
“Yo solventaba los gastos de estudio y en ese entonces me habían llamado del Liceo porque el nene iba en mal estado, la madre no aparecía, veían castigos sobre el nene y me dijeron que la iban a denunciar”. Entonces “cuando ella se ve acorralada decide mandarlo a la escuela Juan de Garay Nº 15 de Santo Tomé”, repasó el padre.
Lejos de pasar inadvertido, los directivos de dicho establecimiento también “empiezan a ver cosas raras de Vladi”. “La madre casi nunca aparecía, iba con castigos físicos o marcas”, incluso “las docentes manifestaban que la madre le había pegado con el cinto” según el propio relato del menor.
Eso motorizó una denuncia ante las autoridades de la Regional 4ta. de Educación y la intervención de oficio de la Subsecretaría y la Justicia de Familia.
Bajo “presión”
Desde ese 2 de enero de 2017 hasta el viernes pasado Vladi vivió con su padre, y progresivamente fue restableciendo el vínculo con la mamá, que tenía un régimen de visitas de un fin de semana cada 15 días, como ordenó la Justicia. Aunque con una resolución en contrario, actualmente la sentencia está en suspenso porque las partes no fueron notificadas. “Mientras tanto la tenencia tiene que seguir conmigo”, asegura Krinisky.
“Ella se hizo presente con una fotocopia en la comisaría, la policía me vino a buscar en dos oportunidades a mi casa, me querían obligar a que lo restituya. Me tuve que hacer presente en sede policial y me presionaron, me obligaron, me dijeron que me iban a pintar los dedos, que me iban a hacer una cautelar si no les entregaba la criatura. Entonces cedía, a pesar de la recomendación de los abogados”, lamentó.
“A raíz de eso el pueblo está movilizado. Por un lado, por esta entrega ilegal que se le hizo a la madre; y por otro lado, por la sentencia del juez que nadie entiende nada”, completó el papá.