Las palabras “sal de mesa” y “sodio” se suelen usar indistintamente, pero no significan lo mismo. La sal de mesa (también conocida por su nombre químico, cloruro de sodio) es un compuesto de estructura cristalina que abunda en la naturaleza. El sodio es un mineral, y uno de los elementos químicos que componen la sal.
Se calcula que 1,89 millón de muertes anuales están asociadas con el consumo excesivo de sodio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la era moderna, donde la comida rápida y los alimentos procesados son omnipresentes, una de las batallas más importantes que enfrenta la salud pública es la reducción del consumo excesivo de sodio en la dieta. El sodio, un componente esencial pero a menudo excesivo en nuestra alimentación diaria, está intrínsecamente ligado a problemas de salud como la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, publica en su página web, medidas que se pueden implementar para reducir la ingesta de sodio.
El sodio esta presente en muchos alimentos procesados.
El desafío del sodio en la dieta moderna
El sodio, presente en abundancia en la sal de mesa y en muchos alimentos procesados, desempeña un papel vital en el equilibrio de los fluidos corporales y el funcionamiento de los músculos y nervios. Sin embargo, el consumo excesivo de sodio está directamente relacionado con la hipertensión arterial, un factor de riesgo significativo para enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y otras condiciones de salud graves.
Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente el 40% del sodio consumido proviene de alimentos como sándwiches de carnes frías, pizza, sopas y aperitivos salados. Muchas personas no son conscientes del alto contenido de sodio en estos alimentos, lo que contribuye al exceso en su ingesta diaria sin siquiera darse cuenta.
Qué cantidad de sodio se debe consumir por día
Para los adultos, la OMS recomienda una ingesta inferior a 2000 miligramos por día de sodio, el equivalente a menos de 5 gramos por día de sal. Es poco menos que una cucharadita.
En el caso de los niños de 2 a 15 años, la OMS recomendó ajustar la dosis del adulto a la baja en función de las necesidades energéticas de aquellos.
Esta recomendación para los niños no incluye al período de lactancia materna exclusiva (0-6 meses) ni a la alimentación complementaria durante la lactancia materna (6-24 meses). “Toda la sal que se consume debería ser sal yodada (fortificada con yodo), algo esencial para el desarrollo saludable del cerebro del feto y del niño de corta edad y para optimizar las funciones mentales de las personas en general”, señaló la OMS.
Una de las herramientas clave en esta lucha contra el sodio es la etiqueta de Información Nutricional.
Qué alimentos tienen más sal
Los grupos de alimentos que aportan mayor cantidad de sal son:
panificados
galletitas
productos de copetín
productos cárnicos
quesos,
sopas y caldos
aderezos y conservas.
Se debería tener en cuenta que algunos alimentos contienen elevada cantidad de sal y no son salados, ya que suelen presentar otros ingredientes que enmascaran su sabor.
Herramientas para tomar decisiones informadas
Una de las herramientas clave en esta lucha contra el sodio es la etiqueta de Información Nutricional. La FDA alienta a las personas a utilizar esta etiqueta para identificar el contenido de sodio en los alimentos y tomar decisiones informadas sobre su dieta. Se proporcionan pautas claras sobre cómo interpretar la información nutricional y cómo utilizar el porcentaje de valor diario (%VD) para determinar si un alimento es alto o bajo en sodio.
Además, se destacan los mensajes nutricionales en los envases de alimentos y bebidas para identificar rápidamente aquellos que contienen menos sodio. Estos mensajes, como "sin sal añadida" o "bajo en sodio", proporcionan a los consumidores una guía clara sobre las opciones más saludables disponibles en el mercado.
Para aquellos que desean reducir su ingesta de sodio, se ofrecen consejos prácticos y sencillos. Leer las etiquetas de los alimentos, cocinar en casa con ingredientes frescos, limitar el consumo de alimentos procesados y controlar las porciones son algunas de las estrategias recomendadas. Además, se sugiere utilizar hierbas y especias para dar sabor a los alimentos en lugar de sal de mesa, y enjuagar los alimentos enlatados para reducir su contenido de sodio.
La lucha contra el exceso de sodio en la dieta es un desafío multifacético que requiere la colaboración de múltiples partes interesadas, incluidos los gobiernos, las instituciones de salud, la industria alimentaria y los consumidores.
En última instancia, la concientización y la acción individual son fundamentales. Cada persona tiene el poder de tomar decisiones saludables sobre su dieta y contribuir al bienestar general. Al educarse sobre el sodio, leer las etiquetas de los alimentos y hacer elecciones conscientes, cada individuo puede desempeñar un papel importante en esta importante lucha por la salud cardiovascular.