Con la llegada de la primavera, muchas personas comienzan a experimentar síntomas respiratorios que pueden confundirse fácilmente con un resfrío o una gripe. Sin embargo, es fundamental aprender a distinguir entre una alergia y una infección viral, ya que el tratamiento y las recomendaciones para cada caso son diferentes.
El Dr. Edgardo Jares (MN 47713), presidente de la Fundación Libra, explicó a CyD Litoral algunos puntos clave para reconocer cada condición y cómo el aumento de alergias en el país está relacionado con factores ambientales y el cambio climático.
La alergia y sus características
El profesional señaló que las alergias, como la rinitis alérgica, se distinguen de un resfrío común principalmente por la repetición de los síntomas. "Un paciente alérgico experimenta estos episodios de manera recurrente, lo que es una señal clara de que no se trata de un resfrío o una gripe", afirmó el especialista. Los síntomas de una alergia pueden incluir estornudos repetidos, congestión nasal, picazón en los ojos y garganta, pero lo que más los distingue es la persistencia y recurrencia de estos síntomas a lo largo del tiempo.
En contraposición, un resfrío o una gripe suelen durar unos pocos días, generalmente menos de una semana, y luego desaparecen. "Cuando una persona tiene un resfrío, este sigue su curso y luego se siente mejor. En cambio, un paciente alérgico puede tener estos episodios varias veces al año, dependiendo de los desencadenantes ambientales", explicó Jares.
El aumento de las alergias en Argentina y en el mundo es un fenómeno constante en los últimos años.
Factores ambientales que incrementan las alergias
El aumento de las alergias en Argentina y en el mundo es un fenómeno constante en los últimos años. Según el el profesional, uno de cada cinco pacientes tiene alergia, y el número sigue creciendo. Las alergias no solo afectan a las personas de manera individual, sino que también tienen un impacto en la calidad de vida general de la población.
Uno de los principales desencadenantes de las alergias estacionales es el polen, especialmente durante la primavera. El aumento de las temperaturas debido al cambio climático ha permitido que determinadas plantas se extiendan a zonas donde antes no podían crecer, lo que incrementa la cantidad de polen en el ambiente. Además, la polución en las ciudades juega un papel importante en potenciar los síntomas alérgicos. Jares explicó que "el polen puede adherirse a partículas de diesel y otras sustancias presentes en el aire, lo que aumenta su capacidad para producir síntomas en personas sensibles".
Otro fenómeno relacionado con el cambio climático que afecta a las personas alérgicas es el aumento en la frecuencia de tormentas eléctricas. Según el especialista, las tormentas con rayos pueden causar la ruptura de granos de polen, haciendo que estos se vuelvan más proclives a provocar reacciones alérgicas.
Un resfrío o una gripe suelen durar unos pocos días, generalmente menos de una semana.
El humo de las quemas y su impacto en las alergias
En Argentina, la situación se agrava aún más debido a las quemas de pastizales en zonas como los humedales del delta del Paraná. El humo que se libera en el ambiente actúa como un agente irritante para todos los habitantes, pero especialmente para aquellos que sufren de alergias o asma. "El humo afecta a toda la población, pero en las personas alérgicas, que ya tienen inflamación en las vías respiratorias, el impacto es mayor", advirtió Jares.
Esta situación puede exacerbar los síntomas alérgicos e incluso desencadenar crisis de asma en personas que ya son propensas a esta condición. "Estos pacientes están más expuestos y tienen un mayor riesgo de complicaciones, como crisis asmáticas o empeoramiento de los síntomas alérgicos", explicó el doctor.
Ante este escenario, es crucial que las personas alérgicas tomen medidas preventivas para minimizar su exposición a los alérgenos, como el polen y el humo. El entrevistado recomendó algunas acciones que pueden ayudar a reducir el contacto con estos agentes irritantes:
Evitar salir al exterior en los días en que haya una alta concentración de polen o humo en el aire. En caso de ser necesario salir, tratar de limitar el tiempo al aire libre.
Viajar con las ventanillas del auto cerradas y con el aire acondicionado encendido, manteniendo limpios los filtros del habitáculo para reducir la entrada de polen y otras partículas al interior del vehículo.
Al volver a casa, es recomendable cambiarse de ropa y bañarse para eliminar los restos de polen que puedan haber quedado adheridos a la piel o a las prendas de vestir.
Estas medidas son útiles tanto para quienes son alérgicos al polen como para aquellos que se ven afectados por el humo de las quemas, ya que el objetivo principal es reducir la exposición a los irritantes del ambiente.
Si bien muchas personas pueden sospechar que padecen de alergia debido a la repetición de los síntomas, la única manera de confirmarlo es a través de pruebas específicas. Existen dos tipos de pruebas que permiten identificar a qué sustancias es alérgica una persona.
Análisis de sangre: Se busca la presencia de inmunoglobulina E (IGE) específica, que es un anticuerpo producido en respuesta a ciertos alérgenos, como el polen, los ácaros del polvo o los hongos.
Pruebas cutáneas: También conocidas como pruebas de pinchazo, consisten en aplicar una pequeña cantidad de alérgeno sobre la piel y pinchar suavemente la zona con una lanceta. Si el paciente es alérgico, se formará una pequeña pápula, similar a una picadura de mosquito, en el área donde se aplicó el alérgeno.
Estas pruebas se pueden realizar a cualquier edad, incluso en niños a partir de un año de vida. No tienen límite de edad y son una herramienta fundamental para determinar si una persona es alérgica y a qué alérgenos en particular.
Jares señaló que entre el 20% y el 25% de la población argentina sufre de algún tipo de alergia, lo que significa que alrededor de 8 millones de personas en el país padecen esta condición. Este aumento en el número de alérgicos no solo se observa en Argentina, sino que es un fenómeno global, impulsado en parte por el cambio climático y el estilo de vida occidentalizado.
"A medida que tenemos una mejor calidad de vida y un estilo de vida más occidentalizado, también aumentan las alergias", comentó el profesional. La combinación de factores ambientales, como el cambio climático, la contaminación y las quemas, junto con el estilo de vida moderno, está contribuyendo al crecimiento de este problema de salud.