En el ritmo acelerado de la vida cotidiana, los alimentos congelados se presentan como una solución rápida y sencilla para cocinar sin perder tiempo.
Los alimentos congelados pueden ser una opción práctica y saludable para incluir en la alimentación diaria. Sin embargo, existen muchos mitos sobre su valor nutricional y la presencia de aditivos.
En el ritmo acelerado de la vida cotidiana, los alimentos congelados se presentan como una solución rápida y sencilla para cocinar sin perder tiempo.
Sin embargo, surge la duda: ¿aportan los mismos nutrientes que los productos frescos? ¿Son realmente saludables? Para despejar estas dudas, la nutricionista Pilar Lombardo (M.P. 1694) analizó sus características y dio consejos sobre su consumo.
Uno de los mitos más comunes es que las verduras congeladas pierden su valor nutricional. Sin embargo, la realidad es que se cosechan en su punto máximo de maduración, lo que garantiza que conserven todos sus nutrientes.
"Muchas veces se cree que las verduras congeladas no tienen nutrientes, pero en realidad están en su mejor momento porque se cosechan y congelan en su punto óptimo", explicó Lombardo.
El proceso de congelación no requiere conservantes ni aditivos, ya que la baja temperatura es suficiente para mantener los alimentos en buen estado. "Por lo general, las empresas las lavan, las cortan y, si es necesario, les hacen un escaldado breve para ablandarlas antes de congelarlas. Esto ayuda a preservar sus nutrientes", detalló la especialista.
Otra ventaja de estas verduras es la practicidad. "Se recomienda consumir 30 tipos de plantas por semana, incluyendo semillas, legumbres y frutos secos".
Sin embargo, sostuvo la nutricionista "muchas veces terminamos repitiendo las mismas opciones como ensalada de tomate o lechuga, por falta de tiempo. Las verduras congeladas permiten ampliar la variedad y preparar platos como tartas, tortillas o guisos sin complicaciones".
Un aspecto clave en el uso de alimentos congelados es su correcta manipulación. "Nunca se debe descongelar un alimento a temperatura ambiente porque aumenta el riesgo de contaminación", advirtió Lombardo. En el caso de las verduras, pueden utilizarse directamente desde el freezer o ser precalentadas en agua hirviendo durante unos minutos.
También es importante evitar la recongelación. "No es recomendable descongelar un paquete entero, usar una parte y volver a guardarlo. Cuando se descongela, el agua que se libera puede contener bacterias. Si se vuelve a congelar, el alimento podría contaminarse", explicó la profesional.
Como alternativa, sugirió cocinar toda la cantidad descongelada y, si sobra, guardar la preparación ya cocida.
Además de las verduras, existen otros productos congelados como las hamburguesas de carne, pollo o vegetales. Aunque parecen opciones prácticas y saludables, pueden contener aditivos y altos niveles de sodio.
"Estos productos suelen tener el doble de grasa y sodio que una hamburguesa casera. Además, contienen glutamato monosódico, un aditivo que realza el sabor y hace que sean ultra palatables, lo que nos lleva a querer seguir comiéndolos", explicó la nutricionista.
En el caso de los enlatados, su método de conservación es diferente. "A diferencia de las verduras congeladas, los enlatados suelen tener exceso de sodio, aunque puede reducirse en un 25% si se lavan antes de consumirlos", indicó la especialista.
También advirtió sobre las frutas enlatadas, que suelen estar en almíbar y contener altos niveles de azúcar. "Es mejor evitarlas, ya que no son naturales", afirmó.
Por otro lado, productos como legumbres o champiñones enlatados pueden ser una buena alternativa, siempre que se revisen sus etiquetas. "Es fundamental elegir latas que no estén abolladas o en mal estado, ya que podrían estar contaminadas", recomendó Lombardo.
Los alimentos congelados pueden ser una excelente opción para una alimentación saludable y variada, siempre que se elijan con criterio. "Lo importante es aprender a leer las etiquetas y distinguir qué productos realmente suman a nuestra dieta", concluyó Lombardo. Con la información adecuada, es posible optimizar el tiempo en la cocina sin descuidar la salud.
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