En la búsqueda de una higiene auditiva, muchas personas recurren al uso de hisopos o cotonetes para limpiar sus oídos. Sin embargo, según expertos en otorrinolaringología, esta práctica tan común podría conllevar riesgos significativos para la salud auditiva.
La cera en los oídos, también conocida como cerumen, es una sustancia natural y beneficiosa que se produce en los conductos auditivos. Contrario a la creencia popular de que la presencia de cerumen indica falta de higiene, esta sustancia desempeña un papel crucial en la protección del oído. Entre sus funciones clave se encuentra la hidratación de la piel interna del oído, la prevención del ingreso de polvo y la protección contra infecciones.
Los hisopos, inicialmente diseñados para limpiar heridas con precisión, encontraron un uso común en la higiene auricular. No obstante, los profesionales en otorrinolaringología desaconsejan el uso de hisopos debido a los múltiples riesgos asociados con esta práctica.
La cera en los oídos es una sustancia natural y beneficiosa que se produce en los conductos auditivos.
Uno de los peligros más destacados es la posibilidad de provocar una ruptura en la membrana del tímpano mediante una mala manipulación del hisopo. Además, la cera que se busca eliminar con el hisopo posee propiedades antimicrobianas que protegen contra infecciones y el ingreso de agua al oído.
La función del cerumen va más allá de ser simplemente una barrera física. Esta fina capa de cera evita la irritación del revestimiento del oído causada por partículas extrañas como polvo, pelo, agua e incluso insectos. Al mismo tiempo, actúa como un mecanismo de autolimpieza, desplazando de manera natural la cera "vieja" desde el interior hacia el exterior del canal auditivo.
En qué consiste la autolimpieza
La autolimpieza del oído se lleva a cabo de manera continua a través de actividades cotidianas como masticar, mover la mandíbula y el proceso de renovación de la piel en el canal auditivo. La cera, empujada hacia afuera de manera natural, posteriormente se desprende durante el baño o ducha habitual. En casos normales, un simple secado con el dedo y una toalla después del baño es suficiente.
Existen métodos de limpieza que son recomendados
No obstante, existen situaciones en las que este proceso natural de autolimpieza no funciona adecuadamente, dando lugar a una acumulación excesiva o a la formación de tapones de cera que pueden obstruir parcial o completamente el canal auditivo. Esta condición es más común de lo que se podría pensar, afectando a aproximadamente 1 de cada 10 niños, 1 de cada 20 adultos y más de un tercio de la población geriátrica, según datos de la Academia Estadounidense de Otorrinolaringología.
En caso de una acumulación excesiva, se recomienda consultar a un profesional médico. La limpieza del oído impactado se puede realizar de manera segura utilizando métodos como la inyección de líquido con una jeringuilla, siempre bajo supervisión médica para evitar daños en el tímpano.
La Academia Estadounidense de Otorrinolaringología enfatiza algunas recomendaciones clave para mantener la salud auditiva:
Evitar la limpieza excesiva: Limpiar los oídos en exceso puede irritar la piel del canal auditivo y aumentar la acumulación de cera.
No introducir objetos pequeños en el oído: Se desaconseja el uso de hisopos, bastoncillos, llaves, palillos, pinzas o clips para limpiar los oídos, ya que esto puede empujar la cera más cerca del tímpano y aumentar el riesgo de lesiones.
No utilizar velas para limpiar los oídos: Aunque algunas personas consideran las velas como una alternativa de higiene auricular, esta práctica no está respaldada por expertos y puede causar más daño que beneficio.
Consultar a un médico ante síntomas: Pérdida de audición, dolor, sensación de oído tapado, secreción de líquido o sangrado deben ser evaluados por un médico, ya que no son síntomas exclusivos de un tapón de cera y podrían indicar otros problemas de salud.
La necesidad de conciencia sobre los riesgos asociados con la limpieza inadecuada de los oídos se refleja en un estudio realizado en los Estados Unidos. Entre 1990 y 2010, se registraron 263,000 niños tratados en departamentos de emergencia por lesiones en el oído causadas por hisopos de algodón. Este análisis arrojó un promedio de 12,500 lesiones anuales, lo que equivale a aproximadamente 34 lesiones diarias.