La misofonía o Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido (SSS), es un trastorno poco conocido. En una reciente entrevista televisiva, la famosa actriz Natalia Oreiro reveló que padece esta alteración y manifestó sentirse incómoda por este trastorno: “Un tema que tengo con ciertos ruidos que generan las personas y me causan ansiedad. Desde chica me hace sentir muy vulnerable. Cuando las personas descargan ansiedad con algún movimiento a repetición, las personas con misofonía absorben esa ansiedad”.
Para entender mejor este fenómeno, el neurólogo Francisco Varela (MN. N° 139048) brindó a El Litoral una explicación clara. “La misofonía se caracteriza por una extrema sensibilidad a ciertos sonidos, que desencadenan reacciones como estrés, enojo o ansiedad. Estos ruidos pueden variar desde la respiración profunda hasta el chasquido de los dedos, el golpeteo de los pies contra el piso e incluso la masticación. Aunque la gravedad varía, estas respuestas emocionales pueden oscilar entre manejables e impulsivas, llegando a afectar considerablemente la vida social y las relaciones de quienes la padecen”.
Los profesionales para detectar esta patología se basan en las características y síntomas descritos por los pacientes.
Lo que la diferencia de otras afecciones relacionadas con la sensibilidad auditiva es que no está vinculada al volumen del sonido, sino a la propia naturaleza del mismo. “A diferencia de la hiperacusia, donde el problema es la percepción del volumen, en la misofonía el sonido en particular genera una respuesta negativa. Este trastorno puede tener un inicio en la adolescencia y es más común en mujeres jóvenes. Aunque existe una asociación con trastornos obsesivo-compulsivos, aún no se ha determinado con certeza si hay un componente neurológico o genético en su origen”, explicó especialista.
Diagnóstico y tratamiento
El Dr. Varela señala que la respuesta de las personas que padecen esta patología varía en gravedad, desde emociones manejables hasta respuestas impulsivas y, en casos severos, pudiendo llegar a afectar significativamente la vida social y emocional de un individuo. “En ocasiones, las personas afectadas pueden incluso eludir ciertas actividades o entornos para evitar los sonidos desencadenantes”.
Los ruidos pueden variar desde la respiración profunda hasta el chasquido de los dedos, el golpeteo de los pies contra el piso e incluso la masticación
Sobre su origen, el neurólogo destaca que la misofonía aún no tiene una causa clara y que se observa con mayor frecuencia en mujeres jóvenes, generalmente manifestándose en la adolescencia. Aunque existe una asociación relativamente alta entre la misofonía y los Trastornos Obsesivos Compulsivos, aún no se pudo establecer un sustrato neurológico o genético concreto para este trastorno.
El diagnóstico es un desafío debido a la falta de marcadores objetivos y de consenso en los criterios diagnósticos. Por lo tanto, los profesionales se basan en las características y síntomas descritos por los pacientes.
Puede afectar a personas de diferentes edades y géneros.
“En cuanto al manejo de este trastorno, aunque no hay una cura definitiva, las terapias como la psicoterapia y la terapia cognitivo-conductual demuestran ser útiles. Estas terapias implican la identificación de los desencadenantes, la minimización de la exposición a los sonidos problemáticos, el desarrollo de técnicas de afrontamiento y la reducción de la sensibilidad”, sostuvo el neurólogo”.
Es esencial abordar también condiciones relacionadas con los trastornos de ansiedad u obsesivo-compulsivos, ya que el tratamiento de estos problemas puede ayudar a manejar los síntomas de la misofonía de manera más efectiva.
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