La natación se consolido como uno de los ejercicios más completos y beneficiosos para la salud. No solo mejora el estado físico, sino que también tiene un impacto positivo en el bienestar mental.
Un deporte completo y accesible que mejora la salud cardiovascular, fortalece los músculos y reduce el estrés. Es ideal para cualquier edad, reduciendo riesgos en adultos mayores.
La natación se consolido como uno de los ejercicios más completos y beneficiosos para la salud. No solo mejora el estado físico, sino que también tiene un impacto positivo en el bienestar mental.
Gracias a la resistencia del agua, esta disciplina activa el organismo de manera integral, favoreciendo el fortalecimiento muscular, el sistema respiratorio y la circulación sanguínea, al tiempo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.
Uno de los principales aportes de la natación es su impacto en la salud cardiovascular y pulmonar. Según Hirofumi Tanaka, director del Laboratorio de Investigación del Envejecimiento Cardiovascular de la Universidad de Texas, nadar mejora la circulación sanguínea, reduce la presión arterial y favorece la elasticidad de los vasos sanguíneos.
Además, al respirar en un medio acuático con presión hidrostática, los pulmones trabajan más intensamente, incrementando su capacidad y eficiencia.
Desde el punto de vista muscular, la natación activa los principales grupos del cuerpo, incluyendo piernas, tronco, brazos y glúteos. Heather Massey, experta en ejercicio deportivo, explica que "el movimiento en el agua requiere una activación constante de los músculos", lo que fortalece el sistema musculoesquelético sin generar impacto traumático en las articulaciones.
A su vez, este ejercicio favorece el control de peso y el metabolismo. De acuerdo con el médico John Whyte, de WebMD, nadar a ritmo moderado puede quemar 281 calorías por hora, mientras que estilos como el mariposa pueden alcanzar hasta 774 calorías.
Más allá de los beneficios físicos, la natación contribuye a mejorar el estado anímico. Durante la práctica, el cuerpo libera serotonina y dopamina, neurotransmisores que ayudan a combatir la ansiedad y la depresión. Además, el ritmo constante de la respiración y el sonido del agua generan un efecto relajante que reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
En el ámbito social, nadar puede convertirse en una actividad grupal que fomente la interacción y el vínculo con otras personas. Investigaciones realizadas por Tanaka en más de 200 nadadores demostraron que quienes practican este deporte con frecuencia tienden a tener una vida social y emocional más activa y satisfactoria.
La natación es una disciplina inclusiva, apta para personas de todas las edades y condiciones físicas. La flotabilidad del agua minimiza el impacto en las articulaciones, lo que la hace ideal para quienes padecen artritis, esclerosis múltiple o problemas musculoesqueléticos. También es una excelente opción para adultos mayores, ya que disminuye el riesgo de caídas y fracturas.
Para los principiantes, los expertos sugieren iniciar con clases dirigidas o combinar la natación con ejercicios acuáticos menos intensos, como el aeróbic acuático. "Alternar vueltas nadando con caminatas en el agua es una excelente manera de adaptarse", recomienda Lori Sherlock, especialista de la Universidad de Virginia Occidental.
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