Los errores de Lamolina y Goltz metieron a Colón en la hoguera
El primer penal para Independiente no fue claro y el segundo, la mano de Goltz, fue un regalo inconcebible. Colón jugó mejor y el punto es un premio consuelo.
Los errores de Lamolina y Goltz metieron a Colón en la hoguera
Fue un partido plagado de rarezas. Si algo está claro, es que Colón jugó mejor y debió ganar el partido. ¿Por qué no lo hizo?, porque Lamolina le dio un penal muy dudoso a Independiente, porque Paolo Goltz cometió un error infantil en el segundo penal y porque necesitó del VAR para que en el tiempo de descuento llegue el gol de un empate definitivo que termina siendo un premio consuelo para Colón.
El primer penal que Lamolina le otorgó a Independiente, dejando muchísimas dudas en cuanto a su existencia, fue el regalo que le cayó del cielo al local, cuando nada había hecho para empatar un partido que estaba perdiendo bien. Colón gobernó el partido desde el mismo arranque. Aquella jugada en la que se molestaron Pierotti y el Conejo Benítez, fue el presagio de algo que se repitió contínuamente en ese pasaje inicial en el que Colón aprovechó las ventajas defensivas de un Independiente con grandes problemas (por derecha, Colón desbordó todas las veces que quiso). Así, no sorprendió que el pelotazo largo de Delgado a las espaldas de Laso y Báez, los dos centrales de Independiente, fuera capitalizado por un Pierotti imparable en ese comienzo para definir de zurda para dejar sin chances a Rey.
Pero Lamolina vio penal en una jugada polémica, discutible y en la que dio la impresión de que Arrúa fue a la pelota y no a derribar al rival. Sólo por eso, por la incidencia gravitante del árbitro, Independiente pudo llegar al empate luego de la notable ejecución de Cauteruccio para derrotar desde los doce pasos a la estirada de Chicco, que adivinó el lugar pero no llegó para desviar el remate.
Ya se había ido Stéfano Moreyra (lesionado) para que ingrese Picco. No modificaba la estructura Gorosito porque las cosas le estaban saliendo bien. Era más Colón que Independiente en el trámite pero no en el resultado, lisa y llanamente por ese penal que le dio Lamolina a Independiente cuando ya empezaban a escucharse las voces de cuestionamientos y reclamos.
Hasta el minuto 33 del segundo tiempo, el partido estaba muy claro: si Colón se animaba y encontraba el espacio necesario para crear situaciones, se quedaba con el partido. Un limitadísimo Independiente no hacía nada, ni siquiera para justificar el empate parcial. Pipo metió a Tomás Galván y a Wanchope Abila para darle mayor potencia al ataque. Y fútbol. O por lo menos la posibilidad de un pase filtrado o una maniobra individual que desequilibre. Colón tenía el partido a su merced para ganarlo, pero llegó la increíble jugada de Paolo Goltz que desbarató todo.
Saque de arco para Colón. Chicco la toca corta para que Goltz salga jugando y, en ese momento y de manera sorpresiva e impensada, posiblemente producto de la desconcentración, Paolo agarró la pelota con la mano. Se sorprendieron todos. Los jugadores de Independiente fueron a protestar y Lamolina (de flojo partido), a instancias del línea, cobró el penal. Colón pasó de tener el triunfo a la vueltita de la esquina, a estar en desventaja por un regalo inconcebible del jugador de mayor experiencia que tiene en el plantel.
Colón se había metido solito en el lío, con un error poco entendible y mucho menos justificable. Había que salir a buscar el partido, ahora en inferioridad. Sin merecerlo. O en todo caso, pagando muy caro una falla increíble e individual.
Ya en tiempo de descuento, con un partido que se había desarmado, lleno de protestas, enrarecido, le hicieron un claro penal a Wanchope Abila (sujeción de un rival), que el VAR le hizo ver a Lamolina para que el propio Wanchope, luego de que Rey le ataje el penal, convirtió el gol en el rebote, llegando a un empate que termina siendo un verdadero premio consuelo para Colón.
Que Colón ha mejorado, no hay dudas. Que Lamolina le dio una manito a Independiente con el primer penal que le dio, también. Que el partido estaba para que Colón lo ganara, es otra realidad. Pero que Colón cometió un error garrafal y por eso se metió en un lío inesperado, también es muy cierto. Fue un partido desnaturalizado, ganable, que se complicó y que Colón apenas cosechó un puntito que suma poco.