Cuando esta lógica y justificada efervescencia pase un poco, cuando la alta temperatura por el campeonato ganado baje un poco y los números le den paso a las frías estadísticas, este 4 de junio de 2021 será recordado como el día en que Colón ganó su primera estrella al ser campeón, por primera vez, de un certamen oficial de Primera División.
Cuando la hinchada sabalera logre (con muchísimo esfuerzo) bajar los decibeles de los elementales festejos (aunque por la pandemia se los podría calificar como irracionales y hasta demenciales), a estos jugadores se los va a recordar por los siglos de los siglos; y lo mismo va a pasar con Eduardo Domínguez y con José Vignatti, de eso no queda ninguna duda.
Quedarán grabados a fuego en la historia colonista. Serán por siempre y para siempre considerados ídolos, héroes y hasta semidioses. Para el hincha rojinegro no habrá nada ni nadie que les saque de la cabeza lo que en este momento sienten sus corazones.
La historia, siempre la historia... "Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...", dice Litto Nebbia en "Quien quiere oír que oiga".
Es por eso que hoy, pocos minutos después de que Colón haya ganado su primera estrella, no me quiero olvidar de aquellos que fueron protagonistas de otras historias que no terminaron con la obtención de un campeonato de Primera División, pero que indudablemente han contribuido a que la más reciente de las historias sea la que con el paso de los años, la más recordada.
En principio, vaya el recuerdo para un grupo de humildes pibes amigos que se reunían para jugar al fútbol: Ernesto y Adolfo Celli, el "Gringo" Atilio Badalini, Ricardo y Guillermo Cullen Funes, Geadá Montenegro, "Pituco" Arfiel, Mariano Rodríguez, Helvecio Fontana, Juan Adán Leyes, Juan y Antonio Rebecchi y su primo Aníbal Rebecchi, Humberto Sosa, los hermanos Alfredo y Roberto Casablanca, y el más humilde del grupo, Simón Bru. Son los que el 5 de mayo de 1905 engendraron el Colón Foot-Ball Club.
Ellos iniciaron la historia rojinegra como jugadores, pero además, a sus maneras, "hicieron" de dirigentes (la figura de director técnico ni existía). Hablando de dirigentes, me imagino sentados alrededor de una mesa al "Gallego" Ítalo Giménez junto a Carlos Salerno, Joaquín Peirotén y José García, rememorando difíciles momentos institucionales vividos pero disfrutando del actual.
Y si de jugadores se trata, se podría armar un equipo que en el cielo le haría fuerza a cualquier club: el "Gato" Andrada; el "Enano" Bontemps, Jorge Sanitá, el "Beto" Poncio y el "Negro" Cardozo; el "Huevo" Toresani, "Cococho" Álvarez y la "Chiva" Di Meola; el "Mencho" Balbuena, el "Pampa" Gambier y "Poroto" Saldaño. ¡Mamita...! ¡Qué equipo...! Hoy, a esos jugadores los "tirás" a la cancha y tranquilamente ganarían, golearían y gustarían.
De todos modos, si fueran guiados desde atrás de la línea de cal por "Pepe" Etchegoyen, o por el "Vasco" Urriolabeitia, o por el "Gitano" Juárez, o por el "Buche" Chabay, sería un robo.
No me quiero olvidar de alguien a quien los sabaleros que peinan canas o ya no tiene qué peinar seguramente han probado han visto en los tablones de las viejas tribunas del viejo Brigadier López: el popular "Trapito", con su tradicional vestimenta rojinegra, repartiendo sus caramelos.
Yo me los imagino a todos los nombrados (más muchísimos otros que también merecerían engrosar la lista), celebrando este campeonato ganado. Porque ellos seguramente se sienten parte de este gran logro. Cada uno de ellos han escrito un párrafo de esta historia que hoy tiene un capítulo tan feliz como el que han soñado.
Todos ellos, más los miles de hinchas que no han tenido la posibilidad de ver a su equipo campeón, igual deben estar abrazados y sin barbijos (total, allá arriba no tienen necesidad de usarlos), festejando con varios porrones cerca, y cantando aquel himno sabalero que escribió el uruguayo Gisleno Medina:
Vayan pelando las chauchas, vayan pelando las chauchas, aunque le cueste trabajo...
donde juega el sabalero, donde juega el sabalero, todo el mundo boca abajo...
Aquí vienen los campeones, aquí vienen los campeones, derrochando su coraje...
y jugando a la pelota, y jugando a la pelota, ya no hay nadie que lo ataje...
Sabalero, sangre de campeones..., Sabalero, garra y calidad...
Sabalero, sangre de campeones..., Sabalero, garra y calidad...