Para el clásico, a la cancha Nicolás Campisi y al banco el pibe Lucas Meuli, que tuvo buenas actuaciones este año en algunos partidos de reserva. También estará Froilán Díaz, de la selección sub 17.
El destino pareció ensañarse en pocos días con los arqueros de Unión. Este último viernes, Sebastián Moyano sintió una fuerte molestia en una de sus rodillas y quedó descartado para el clásico a 48 horas del trascendente partido. “Está dolorido, aparentemente no habría nada grave pero es en la rodilla donde alguna vez fue operado”, confiaron allegados a Unión.
Pero el tema no termina allí, porque el viernes de la semana anterior, en el partido de reserva, Diego González, el “arquerito” chaqueño de 19 años y buenas condiciones, sufrió un fuerte golpe que desembocó en un desgarro, por lo cuál también quedó totalmente descartado.
Sin Moyano y sin el “Chaco” González, aparece la oportunidad para Nicolás Campisi, el arquero nacido en Río Negro que viene de atajar en Huracán y que tendrá la responsabilidad de ser el guardián del arco tatengue, mientras que Lucas Meuli, otro de los arqueros (22 años) que ha tenido partidos en reserva (este año fue figura en varios de ellos, entre los que se cuentan los partidos con San Lorenzo y Boca, entre otros), seguramente tendrá la chance de ser el primer suplente.
Cuando se brinde el listado de concentrados, seguramente aparecerá el nombre de Froilán Díaz, el pibe de la selección sub 17 que seguramente estará en el Mundial de Indonesia como titular en el equipo nacional.
Esta situación, previa a un clásico, se asemeja a lo que ocurrió hace cinco años, también en un partido en cancha de Colón y que finalmente terminó empatado. El titular en Unión era Nereo Fernández, quien prolongó hasta el mismo día del partido la posibilidad de atajar, a pesar de una fuerte molestia en uno de sus gemelos. Esa misma mañana, Nereo probó y la pierna no le respondió, por lo que se tomó la decisión de relevarlo y apareció la chance para Joaquín Papaleo, con tanta mala fortuna que un pelotazo le dio de lleno en un ojo y lo sacó de la cancha. Su reemplazante fue Marcos Peano, por entonces un muy juvenil arquero que se encargó de custodiar el arco tatengue por el tiempo que restaba para el final del partido.