Nada de marca en el medio y problemas atrás otra vez...
Defensa comprobó que Unión no tiene defensa
Pablo Aguirre El zurdazo de Troyanski se va a meter junto al palo izquierdo de Ledesma, luego de una muy buena jugada de Elizari por el costado izquierdo.
Unión perdió más de la mitad de los partidos que lleva dirigidos el Vasco Azconzábal. Y en los últimos dos, en Santa Fe, le convirtieron 8 goles. Sacó el 33 por ciento de los puntos. Si los números gobiernan el mundo, a Azconzábal no los favorecen. Pero vamos al juego. Su equipo está totalmente desequilibrado. Sufre en defensa porque no marca en el medio. Tiene un libreto ofensivo que, en teoría, resulta interesante; pero si patea 19 veces al arco y crea 8 o 10 situaciones claras de gol, pero concreta una, eso no sirve. Cualquier mérito se diluye cuando no hay eficacia. Y Unión es un equipo que pierde en las áreas, pero que además sufre en el mediocampo sin que el entrenador lo advierta. O, al menos, lo reconozca.
¿Qué es lo que pasa en el mediocampo?, que Unión no tiene contención. Juega sin "5". Bucca puede ayudar en lo posicional, pero no alcanza si no tiene vocación de marca. Según Azconzábal, lo que buscó fue armar un doble cinco (Bucca-Nardoni) y liberar a Elizari. Es poco para un fútbol actual en el que se corre mucho, se toca de primera, se presiona y se juega mucho sobre los espacios que deja el rival.
Unión le regaló demasiado a un Defensa que entre Escalante (buen jugador), Camacho y Hachen supieron copar la mitad de la cancha. El único delantero neto fue Merentiel y tiraron a González por izquierda para tapar la subida de Vera, que fue el mejor jugador de Unión, armando una sociedad por derecha con Cabrera que resultó lo más desequilibrante que tuvo el equipo, al punto tal que Unión inclinó casi por completo el juego por ese costado, por más que la jugada del gol (buena maniobra de Elizari y definición de zurda de Troyanski) se haya gestado por el otro sector.
Unión tuvo su propio momento en el comienzo del segundo tiempo, cuando estuvo a un paso del empate. Enseguida llegó el tercero y ahí hubo que empezar de nuevo. Se dio algo similar a lo ocurrido ante los tucumanos, cuando a Unión siempre le costó correr de atrás porque el rival lograba sacarle dos goles de ventaja cuando se le acercaba para empatarle. Claros defectos defensivos que lo hicieron -tanto en aquél como en este partido- demasiado permeable y vulnerable al equipo.
De un solo saque, Azconzábal modificó la totalidad del mediocampo pero siguió adoleciendo de marca. Metió dos volantes ofensivos y uno que no es "5" (Comas). Siguió teniendo chances, porque en la generación de jugadas de peligro hubo una correspondencia con esa idea ofensiva que pregona el Vasco, pero las jugadas no tuvieron final y así como Nani marró en forma poco creíble una ocasión en el primer tiempo, pasó lo mismo con Zenón en el final y anteriormente con Márquez o con Cabrera.
Pablo Aguirre Esta fue clarísima, en el arranque del segundo tiempo y cuando el partido estaba 2-1. Elizari armó la maniobra, abrió la pelota para Cabrera pero el remate de éste rebotó en Gallardo cuando se preparaba para ajusticiar a Ledesma.
Esta fue clarísima, en el arranque del segundo tiempo y cuando el partido estaba 2-1. Elizari armó la maniobra, abrió la pelota para Cabrera pero el remate de éste rebotó en Gallardo cuando se preparaba para "ajusticiar" a Ledesma. Foto: Pablo Aguirre
"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo", dijo alguna vez Einstein. Y es la frase sobre la que tendría que reflexionar el Vasco Azconzábal. Si no, quedará encerrado en el laberinto al que entran los técnicos cuando se empecinan en un esquema y no buscan el correctivo a tiempo. Esa necesidad de cambio no quiere decir que se resigne por completo a la idea primaria de ir en búsqueda del arco rival. Pero una cosa es que el objetivo sea ese y otra es que se lo padezca por la impericia y la ineptitud para hacer dos cosas que son clave para que ese libreto sea efectivo: 1) convertir las ocasiones que se crean; 2) no desequilibrarse por completo del medio hacia atrás.
Unión ha caido en ese laberinto, los resultados no ayudan, el equipo sufre demasiado en defensa y no es eficiente arriba. ¿Qué queda entonces?, una buena idea que intenta llevarse a cabo sin éxito. Por eso, durante la semana se hizo un análisis de la situación y la conclusión es que el Vasco ha cambiado de nombres pero nunca cambió el sistema, por más que él diga lo contrario.
Unión ha jugado siempre con un 4-3-3, salvo en alguna oportunidad como fue el partido con Racing, en Santa Fe, cuando comenzó con un 4-3-1-2 y terminó jugando con un 5-3-2. Aquélla solidez que en algún momento exhibió, se ha desvanecido por completo. Y las decisiones que el técnico ha tomado tampoco resultan muy comprensibles. Por ejemplo, la de sacar a Galván y mantener al resto de los jugadores de una línea de cuatro que se había "comido" cinco goles de local en el último partido, con el agravante de un mediocampo casi exento de capacidad de recuperación.
Hay un viejo precepto futbolero que indica que llega un momento en el que se juega "con el técnico a la cabeza o con la cabeza del técnico". ¿Qué quiere decir?, que el Vasco tiene que encontrar respuestas urgentes para que el desequilibrio de su equipo no se profundice; si no las encuentra, tampoco se podrán encontrar las razones para sostenerlo en el cargo, algo que, por el momento y más allá de alguna opinión que pueda existir dentro del seno de la dirigencia, no parece estar en discusión.
Toda una casualidad
Justamente un día como el de ayer, 13 de diciembre, se produjo el debut de Diego Barisone en Unión, enfrentando casualmente a Defensa y Justicia por el torneo de la B Nacional. Fue en 2009, al equipo lo dirigía Fernando Husef Alí y había que defender el resultado. Diego entró como volante central en un partido complicado que se jugó en el 15 de Abril.
Su padre, Gerardo, recordó el momento y también se refirió al tema del predio que tanto da que hablar en Unión. "Nosotros, cuando estábamos en el club, teníamos todo arreglado para comprar el predio de Ciudad Fútbol, el de Colón. Lo pagábamos con una de las cuotas del pase de Matías Donnet a Boca. A Matías, Unión lo transfirió en 1 millón de dólares, pagaderos en diez cuotas. Con 100 mil pesos, que eran 100 mil dólares en ese entonces, comprábamos el predio. Un día le dije a don Angel que se lo iba a reprochar cuando viera la bandera de los 'primos' ahí. Me acuerdo que se decía que había problemas con el suelo, lo que realmente nos llamaba la atención, porque enfrente está La Tatenguita y no podíamos entender que de un lado de la autopista sea así y del otro, una cosa totalmente opuesta. Y Angel, cada vez que me veía, me decía que era rencoroso", señaló Barisone padre, quien estuvo con Víctor Ayala el viernes en el hotel, aprovechando la visita de Gimnasia y que el futbolista compartió plantel con Diego en Lanús.