Se crió en el barrio de Guadalupe, a metros de la vieja estación de trenes. Desde allí, edificó una carrera que lo llevó a levantar la copa del mundo. Símbolo de Unión, pero patrimonio del viejo y glorioso fútbol argentino. Inolvidable Leo.
Archivo Con la camiseta de Unión, cuando retornó al club en 1981 después de haber sido campeón del mundo y de haber triunfado en River.
-Leopoldo, lamento decirle que su hermano falleció en un accidente con su camión, cuando venía a Buenos Aires a verlo. Váyase a Santa Fe a estar con su familia. Estamos en pleno Mundial, usted es titular e importante para este equipo. Pero hoy su lugar está junto a su familia. Vaya. Y si puede y quiere volver, vuelva. Nosotros lo estaremos esperando.
Fue el 6 de junio de 1978. Argentina terminaba de ganarle a Francia y Luque había convertido un golazo desde afuera del área que selló el resultado. El Flaco Menotti -que jamás tuteaba a los jugadores- le daba la dolorosa noticia. Se sabía desde antes del partido, pero decidieron decírselo después. Fue figura, se lesionó un brazo y terminó con el ojo negro. Viajó a Santa Fe para darle el último adiós a su hermano. Pasó del éxtasis de la euforia al más doloroso y desangrante de los sentimientos en un abrir y cerrar de ojos.
"Leo, hijo querido, volvé a Buenos Aires. La selección te necesita, hijo. No te preocupes por nosotros... Vamos a estar bien", le dijo su madre. Y Luque volvió superando todos los dolores. Los físicos y los del corazón, los del alma, esos que demoran mucho en sanar. Y fue campeón del mundo.
Archivo En la selección, compartió los primeros tiempos de Diego Armando Maradona con la celeste y blanca. Diego debutó ante Hungría, a principios del ´77, ingresando por él en un amistoso en la Bombonera.
En la selección, compartió los primeros tiempos de Diego Armando Maradona con la celeste y blanca. Diego debutó ante Hungría, a principios del ´77, ingresando por él en un amistoso en la Bombonera.Foto: Archivo
Hace un año, el corazón de Leopoldo Jacinto Luque dijo basta. Como un feliz designio del destino, la película de Matías Riccardi documentó su vida para siempre. Dejó impreso para todos los tiempos ese legado que construyó en base a goles y una hombría de bien que todos se encargaron de elogiar, tanto como su categoría de jugador.
Aquélla anécdota de la muerte de su hermano en pleno Mundial, aumenta el valor de la leyenda. Como también la del Toto Lorenzo, en esa noche cálida de febrero de 1975, cuando el Toto había traido a Oscar Víctor Trossero y a Eduardo Marasco para que peleen el puesto de centrodelantero y la demora en el vuelo que llegaba desde Buenos Aires, hizo que Leopoldo sea el "10" del equipo en el amistoso ante Patronato en reemplazo de Victorio Nicolás Cocco. "Flaquito, si usted me hace caso, termina en la selección", le dijo Lorenzo, en pleno campo de juego y apenas terminado el partido en el que Leo había marcado dos goles. No sólo que no se equivocó, sino que Unión lo vendió en agosto de ese año a River en una cifra seis veces superior a la que Rosario Central, un año y medio antes, había puesto por Mario Alberto Kempes.
Ya un año sin Leopoldo Jacinto Luque. Argentina salió dos veces campeón del mundo en toda su historia y Unión tuvo, en esos equipos, dos figuras estelares. El viejo fútbol argentino, con tanta gloria desplegada por el mundo, ha inscripto como sello inmodificable y para todos los tiempos, los nombres de dos figuras que surgieron de las entrañas de Unión y que debieran tener algún reconocimiento que los inmortalice.
Un año sin Leopoldo... Muchos todavía lo sueñan, flaquito como siempre, andando en bicicleta por las calles de su barrio de Guadalupe, por Pasaje Koch, jugando en el potrero de la vieja estación de trenes, o con la melena al viento y los bigotes, con los brazos extendidos y las palmas agitándose al grito de un gol...
Gentileza Santiago Bilotta Leopoldo Jacinto Luque, muy jovencito, compartiendo momentos inolvidables con los amigos del barrio y tomando mate. Nunca dejó de visitarlos cuando fue famoso y el fútbol lo llevó por todo el mundo.
Leopoldo Jacinto Luque, muy jovencito, compartiendo momentos inolvidables con los amigos del barrio y tomando mate. Nunca dejó de visitarlos cuando fue famoso y el fútbol lo llevó por todo el mundo.Foto: Gentileza Santiago Bilotta
Se viene el “Potrero Leopoldo Luque”
Este martes a las 21, en el club Mayoraz, se realizará un homenaje a Leopoldo Jacinto Luque. Allí se descubrirá una plaqueta, a un año de su fallecimiento. Además, se darán a conocer detalles de una iniciativa de sus amigos de la infancia: inmortalizar con el nombre “Potrero Leopoldo Jacinto Luque”, el lugar (convertido en placita) en el que Leopoldo jugó al fútbol cuando era niño, al lado de la vieja estación de trenes del barrio de Guadalupe.
Esta iniciativa fue tomada por Lucas Simoniello y se presentó al Concejo Municipal para llevar adelante el trámite administrativo correspondiente y así establecer un acto de estricta justicia, en su propia ciudad y en el barrio en el que se crió, para uno de los mejores deportistas que ha tenido la ciudad de Santa Fe en toda su historia, campeón del mundo en 1978 con la selección argentina de César Luis Menotti.