De la Redacción de El Litoral
[email protected]
El Ministerio de Salud provincial volvió a reiterar recomendaciones y cuidados para prevenir las picaduras de alacranes. La preocupación se renueva ante la creciente aparición del arácnido, y los casos de picaduras, impulsados por la sostenida ola de calor.
Aunque todavía no están procesados los datos de este mes, todo indica que su presencia va en aumento: en el último trimestre del año pasado se duplicaron los casos de picaduras en menores de 14 años que llegaron al Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia. Mientras que en octubre atendieron 30 pacientes, en noviembre esa cifra ascendió a 44. Y en diciembre fueron 61 los chicos que requirieron asistencia en el servicio de guardia, todos menores de 14 años.
De ese total (135), sólo 7 debieron ser internados en terapia intensiva pero todos evolucionaron favorablemente y fueron dados de alta una vez que se recuperaron de los síntomas de la picadura, según informó el Dr. Osvaldo González Carrillo, coordinador de la Terapia Intensiva.
Los alacranes se encuentran en la zona durante todo el año pero apariciones registran un aumento en esta época del año, sobre todo en noches muy calurosas.
Prevención
Para evitar la posibilidad de contacto con un alacrán hay que mantener el hogar y alrededores libres de escombros, ladrillos, tejas, leña, maderas, tapar las grietas u orificios de los revoques de las paredes sobre todo si éstas son de ladrillo hueco y sellar las cámaras de las cloacas.
Además, se aconseja colocar malla metálica tanto en las rejillas de las casas, utilizar insecticidas que sean inocuos para los humanos, animales y plantas y si se encuentra en la casa, revisar la cama antes de acostarse; no dejar ropa en el suelo y si ello sucede sacudirla ante de utilizarla y revisar los zapatos sobre todo los de los niños antes de colocárselos.
Ante una picadura -que por lo general sucede de noche-, el dolor en la zona se manifiesta de un modo tan intenso que en los niños provoca llanto, además de una variedad de signos y síntomas locales y generales que se expresan con diferentes grados de severidad, entre ellos: palidez, náuseas, vómitos, salivación excesiva, piel de gallina, palpitaciones.
La población más afectada es la de los niños pequeños y la localización es en los miembros inferiores; en tanto que hay una serie de factores que determinan la evolución que dependen de la persona afectada -el peso, la edad-, y de otros aspectos como el número y lugar de picadura, la especie del alacrán, la cantidad de veneno inyectado y la época del año.