El 5 de enero pasado, a las 13.30, un incendio destruyó gran parte de una distribuidora ubicada en el barrio Don Bosco de la ciudad de Santa Fe.
El crudo testimonio pertenece a una vecina del lugar. Junto a su marido tiene comercio frente al sector incendiado.
El 5 de enero pasado, a las 13.30, un incendio destruyó gran parte de una distribuidora ubicada en el barrio Don Bosco de la ciudad de Santa Fe.
Más allá de los daños causados de manera directa a este sitio, lo ocurrido también afectó a muchos vecinos y comerciantes de la zona.
Tal es el caso de Marcela Garibaldi quien junto a su marido, José Garro, tienen su casa y su comercio (una distribuidora de harina) bien enfrente del lugar incendiado. Ellos, además de “haber sobrevivido de milagro”, están ahora en una etapa en la cual se sienten con un total abandono.
“Hace seis días que vivimos en la mugre, con olores nauseabundos, polvo y humo. Quedamos en un muy mal estado después del incendio. Pudimos zafar la casa porque tenemos una avenida en el medio (N. de la R.: Gdor. Freyre allí es más bien una calle ancha) y un paredón alto. Porque si hubiéramos tenido la casa al frente, las habitaciones que están arriba se queman al igual que el resto de nuestro domicilio”, continuó el relato de Garibaldi a El Litoral. “Lo propio ocurrió con el portón del galpón de nuestro negocio, que se puso al rojo vivo. Largaba un calor tremendo, impresionante”, completó.
Lo anteriormente detallado es lo que ocurrió en el momento donde las llamas dominaban la escena. Pero ahora, a casi una semana de lo ocurrido, “estamos sin poder trabajar. Por momentos nos clausuran las calles con vallas y, en nuestro caso, trabajamos con camiones con acoplados que transportan la mercadería, y ocupan 15 o 20 metros y de esa manera no pueden maniobrar. No obstante, logramos sacar las vallas que impedían el tránsito vehicular para poder trabajar y seguir con nuestras vidas”, aseguró la vecina.
En el mientras tanto, y sin ser un dato menor, los vecinos también le comentaro a El Litoral que “la distribuidora siguió trabajando normalmente, porque tienen salidas por calle Castelli y también por San Lorenzo”.
El reclamo de Marcela Garibaldi y su marido, también pasa porque “desde el sábado al mediodía no aparece nadie a limpiar. No recogen la basura, no pasa el barrendero, todos los escombros en la calle, los autos que pasan levantan polvo, el olor es horrible y hay moscas por todos lados”.
Sobre el final, también hubo un reconocimiento para la Empresa Provincial de la Energía. Queremos agradecerles porque el generador que tenemos en la esquina dejó de funcionar apenas ocurrió el incendio, y al otro día pusieron otro y dieron luz a todo el barrio. Al igual que los bomberos, quienes hicieron un esfuerzo sobrehumano pese a no tener los elementos necesarios para trabajar y fueron ayudados por nosotros mismos”.
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