Son tres parejas de jóvenes y dos niños, tres perros, un gato y varias plantas. Se llaman "El Gran Goro" y partieron hace un año sin fecha de regreso. Compraron y equiparon el colectivo-hogar con el seguro de vida de sus padres.
Faltan unos minutos para las 11 de la mañana. Sobre la Costanera Este de la ciudad, en la zona de playas, hay apenas dos o tres personas al sol, un par más que salieron a caminar y varios obreros que levantan los nuevos paradores y quinchos, para la temporada estival que ya comenzó. Entre el ruido de las máquinas, adentro de un colectivo estacionado sobre la Costanera, despiertan tres parejas de jóvenes que vienen viajando desde Río Grande, en Tierra del Fuego, desde casi el fin del mundo. Ellos son Elizabeth (30), Fabricio (27), Danhel (23), Elián (20), Nadine (19) y Kiara (18). También está Olivia (4), la hija de una de las tres parejas; mientras que su hermana, Xiomara (9), se despertó más temprano para ir a la escuela. Los jóvenes viajeros le consiguieron un banco en la "Cuarto Centenario", de bulevar Gálvez al 1.300, para que termine el ciclo lectivo de forma presencial en Santa Fe. Y ese es uno de los motivos por los que la estadía se prolongará entrado el verano, antes de volver a partir con rumbo al norte, a Brasil.
Esta es la historia de tres (de un total de cinco) hermanos, los Gorosito, que cobraron un seguro de vida de sus padres, compraron un colectivo para transformarlo en motorhome y salieron a la ruta junto a sus parejas (que a su vez, dos de ellos son hermanos entre sí). Mientras que los otros dos hermanos que no son parte de la aventura se quedaron en el sur.
El destino final es Alaska. Así dice el cartel pintado en el micro de 13 metros de largo. Y tienen otro cartel con la siglas Cu.Su.Fa. (Cumpliendo Sueños en Familia). Ese es el nombre con el que se los puede encontrar en todas las redes sociales. Viajan sin apuro y tienen todo lo necesario para la subsistencia, hasta trabajo remoto y artesanías para vender en cada lugar que visitan. Una gran familia rodante, "El gran Goro", en homenaje a su padre.
Danhel es el primero en levantarse. "¿Me esperan un segundo que me lavo la cara y charlamos?", le dice al cronista y al reportero gráfico de El Litoral con medio cuerpo por fuera de una de las ventanillas, antes de atenderlos. Un par de minutos más tarde estamos a bordo del "Gran Goro". En su living-cocina-comedor-dormitorio-etc, un verdadero SUM construido con sus propias manos. "Somos licenciados en casi todo", dicen entre risas. Allí tienen suministro de energía solar para abastecer la heladera, la Play, el tele, el horno eléctrico, un freezer y demás electrodomésticos. Ahora están buscando la forma de adaptar el aire acondicionado del bus para usarlo de manera independiente al motor. "Bienvenidos a bordo", dice el viajero, y sus perros con lambetazos y mimos dicen lo mismo que Danhel.
-¿Cómo empezó este sueño hecho realidad?
-Cuando cobramos el seguro de vida de nuestros padres, en septiembre de 2019 compramos el micro Mercedes Benz modelo '95 en La Plata (Buenos Aires), pasamos cuatro meses transformándolo en motorhome, y viajamos al sur, a Río Grande, de donde somos todos nosotros, para ultimar detalles como el piso -cuenta este joven viajero que residió 3 años en Santa Fe, cuando llegó a cursar la carrera de Medicina (UNL); estudios que dejó truncos-. Llegamos 15 días antes de que nos agarre la pandemia. Porque Tierra del Fuego fue la primera provincia que entró en cuarentena (por un crucero con turistas extranjeros). Queríamos salir en abril del año pasado y tuvimos que aplazar el viaje hasta el 21 de diciembre del 2020.
En estos más de once meses por la ruta 40 atravesaron cientos de ciudades argentinas. Un total de 12 provincias. Llegaron hasta el límite con Salta decidieron volver hacia el sur para llegar a Santa Fe, a donde tienen familiares, y para reencontrarse con sus otros dos hermanos, a quienes piensan ver en Córdoba en enero. "De chicos siempre veníamos a Santa Fe en el verano, así que nos encanta la ciudad", dice Danhel, mientras se prepara el mate con la vista privilegiada hacia la laguna Setúbal.
Se piensan quedar un buen tiempo en Santa Fe. Antes de partir los Gorosito quieren celebrar en esta ciudad su primer año de viaje. "El 21 de diciembre queremos hacer una gran fiesta", anticipa Danhel. Tienen mucho por celebrar.
La "locura" de los Gorosito no es la única. Cada vez son más quienes se deciden a dar un "volantazo" en sus vidas y salir a la ruta, muchas veces con destino incierto y sin fecha de regreso. También los hay quienes viajan en moto, en kayak o en velero. La idea siempre es la misma. Una vida de aventuras. La búsqueda también. Tratar de entender al mundo y al ser humano en su integridad, responderse quiénes somos y qué hacemos acá.
-¿Cómo se sustentan?, Danhel.
-Ese fue todo un desafío. Nos dedicamos a la venta ambulante. Todos vendemos sahumerios, mi hermano vende piedras, mi compañera tobilleras, hacemos licuados, yo estoy emprendiendo una agencia de marketing digital y puedo trabajar desde donde esté. Arranqué hace tres meses y por suerte me va muy bien. Además tenemos un canal de YouTube monetizado (Cumpliendo Sueños en Familia). Mi hermano inventa juegos y mi hermana quiere hacer uñas. Todos visionamos nuestros emprendimientos. Y seguramente pronto vamos a crecer económicamente.
-¿Reciben algún tipo de ayuda?
-Recibimos mucha ayuda de la gente que se acerca y siempre nos traen algo. Ayer Lucía nos trajo frutillas, otro vecino nos trajo yerba, y así. La gente siempre colabora y nos compra porque no le vendemos un producto sino un sueño. Todos los días nos dicen que estamos haciendo lo que muchos de ellos querrían hacer y todavía no se animaron, como Roberto, un vecino que nos visitó y nos contó que ya tiene lista la chata y todavía no se animó a salir. Yo le digo: salí, porque todo lo que vas a necesitar lo vas a aprender en el viaje.
Confortable
"El Gran Goro" tiene una cocina, living y comedor, un baño amplio con ducha, y dos habitaciones.
-¿Hubo algún momento en el que se arrepintieron del viaje?
-No, nunca. Y mirá que nos pasaron mil cosas. Entre el Bolsón y Bariloche se nos rompió el micro y nos quedamos cinco días varados en la ruta sin un peso encima. Pero nunca se nos ocurrió abandonar el viaje. Hicimos dedo hasta un pueblo, hablamos por la radio y la tele, la gente se enteró y nos ayudó. Llegaron donaciones de todas partes, hasta de Estados Unidos. Nos pagaron una grúa y la reparación. Por eso digo que siempre todo tiene solución. Y la ruta es un mundo de oportunidades.
-¿A dónde se ven dentro de un año?
-Es muy difícil planificar la ruta. Todo depende de nuestras ganas, de la economía y de los factores climáticos. No se en qué ciudad estaremos, pero seguramente será en Brasil e en Ecuador. Yo me veo ahí.