Luciano Andreychuk
Hay “cavidades” subterráneas. Se determinará si es necesario perforar y sellar aún más el suelo con cemento para dar firmeza estructural al sector.
Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Twitter: @landreychuk
El martes 20 de septiembre, un llamativo hundimiento apareció en la intersección de bulevar Pellegrini y Urquiza. Surgió al lado del cantero central recién reparado y los obreros debieron suspender los trabajos finales. El episodio pareció como la continuación de aquel enorme “cráter” generado en la misma zona, la madrugada del 24 de febrero del año pasado, de unos 10 metros de diámetro y 5 de profundidad (ver El antecedente).
Luego de que todo se reparó y volvió a la normalidad en ese cruce —una zona muy transitada—, apareció este nuevo hundimiento. Aguas Santafesinas SA (Assa) tomó intervención: realizó varios estudios de suelo que arrojaron dos resultados centrales: el primero, que esta nueva depresión no afectó la capacidad portante de la base de las cañerías secundarias ni de la cloaca máxima. Allí, no hay complicaciones.
La segunda, que se registraron algunas cavidades subterráneas, que fueron las que generaron el sorpresivo hundimiento. Estas cavidades se habrían generado por distintos factores, como los movimientos en el suelo que se hicieron en la reposición del socavón del año pasado, entre otras intervenciones.
Relleno
La semana pasada, para darle firmeza al “paquete estructural” -todo el terreno por donde pasan cañerías y la cloaca máxima-, se introdujo a través de varias perforaciones un Relleno de Densidad Controlada (RDC), que es una mezcla elaborada con cemento, agregados finos como arena, aditivos y agua.
“Ahora, lo que se hará es un monitoreo sobre los resultados de esta última intervención, y se evaluará una posible etapa de un relleno con inyección de cemento directo para que cualquier espacio subterráneo de menor dimensión pueda quedar sellado, obturando fisuras menores que hubieren quedado en la zona”, indicaron a El Litoral fuentes de la prestataria.
En caso de necesitar inyectar cemento —previo monitoreo—, “los trabajos no son tan complicados porque éste se introduce a través de perforaciones de mucho menor diámetro que las que se usaron para inyectar RDC. Es directamente cemento que se filtra por cualquier cavidad que haya quedado. Se perfora y se inyecta con máquinas de presión”, precisaron.
Una vez que se confirme que todo el sector está firme estructuralmente, la fase final sería la nivelación de todo el terreno y la rectificación de la media calzada de la mano sur de bulevar Pellegrini -que está en depresión- para luego terminar de completar el cantero central, que ya se estaba reparando. Esto se haría en conjunto con el área de Obras Públicas del Municipio local.
Las fuentes consultadas no quisieron estimar tiempos de cuánto tiempo demandarán las tareas de inyección de cemento directo, si es que finalmente es necesario realizarlas. “Pero no se hará inmediatamente la rectificación de la calzada hasta tanto no tener asegurado que el paquete estructural está firme”, aclararon.
Antecendentes
Reparar el “cráter” que se generó en febrero del año pasado le demandó a la prestataria unos cuatro meses. Debió llegar hasta el fondo, pues el problema central era la cloaca máxima que había cedido y se rompió.
En el medio, pasó de todo: advertencias de que 40 empleos de los comercios de esa zona estaban en riesgo; caída de la actividad gastronómica (hay varios comedores); olores nauseabundos; reuniones con la vecinal, hasta internas políticas, etc. “Desde el colapso del Colgante no hubo un problema tan grave como el socavón”, había dicho a este medio Guillermo Lanfranco, vocero de Assa, dando a saber la magnitud del problema. El Litoral dio una amplia cobertura sobre las consecuencias que generó aquel “histórico” hundimiento.