La bajante del Río Paraná se hace sentir en la región y al igual que en 2020 los paisajes ribereños vuelven a cambiar su fisonomía. Con poca agua en el cauce, las orillas se hacen más extensas y aparece lo que habitualmente está oculto bajo el río.
En la ciudad capital la última medición, (medianoche de este sábado) arrojó 58 cm; es decir no sufrió modificaciones con respecto a la jornada del viernes.
La bajante del Río Paraná se hace sentir en la región y al igual que en 2020 los paisajes ribereños vuelven a cambiar su fisonomía. Con poca agua en el cauce, las orillas se hacen más extensas y aparece lo que habitualmente está oculto bajo el río.
En la ciudad de Santa Fe el último registro de Prefectura Naval Argentina en el puerto local, tomado en la medianoche de este sábado, arrojó 58 cm; es decir no sufrió modificaciones con respecto a la jornada del viernes.
En la ciudad capital, la bajante se hace visible en la Laguna Setúbal. El espejo de agua por excelencia de los santafesinos se encuentra reducido, con la aparición del suelo lagunar y vegetación.
Debajo del paseo de la costanera, quedó totalmente expuesto el sistema de defensa contra inundaciones e incluso se puede la mezcla de barro y arena que hacen a la orilla a un costado del Faro. También se puede apreciar el deterioro de lo que se conoce como el “paseo de los pescadores”, con losetas descalzadas, suciedad y falta de mantenimiento en general.
En la ciudad de Rosario el panorama es similar. Las orillas del Río Paraná se extendieron y expuso a la vista de todos los caños de desagüe.
Al mismo tiempo, los amarraderos de embarcaciones se ven afectados por la falta de agua y los botes, lanchas y demás quedaron “colgados” o apoyados en la arena.
El último registro de Prefectura Naval Argentina en Rosario, tomado en la medianoche de este sábado, indicó 41 cm.