Masones de Santa Fe abren su templo y revelan su simbología tras permanecer un siglo en secreto
El edificio es del siglo XIX y está frente a la Plaza San Martín. Calaveras, espadas, compás, un ojo pintado en la pared y otros objetos son utilizados en cada ceremonia a la que llaman "tenida". Quiénes son los masones de Santa Fe.
Templo. Este es el lugar en el que desde hace casi un siglo y medio se realizan las ceremonias masónicas en la ciudad de Santa Fe. Crédito: Mauricio Garín
Fueron los propios masones de Santa Fe quienes hace unos días atrás se comunicaron con El Litoral para invitar a conocer su templo y sus hábitos. Querían contarle a la gente quiénes son y qué hacen, tras permanecer más de un siglo en secreto. ¿Por qué?
La respuesta tiene que ver con una decisión que trasciende a la denominada Logia Armonía 99, de Santa Fe. Es que en 2008 los Masones de Argentina decidieron abrirse a la sociedad. "Pasamos de ser un grupo secreto a discreto", dice su miembro, Germán Coronel.
Ya hubo un antecedente de esta apertura social en la ciudad. Fue hace unos años, en 2016, en el marco de la recordada Noche de los Museos, cuando abrieron sus puertas para que los conozcan. Incluso hubo una charla a cargo de Rogelio Alaniz, sobre "La masonería y el Bicentenario de la Declaración de la Independencia". Mientras que lo mismo ocurrió en distintas ciudades del país. Pero aquella vez sólo algunos pocos ingresaron al templo. A fin de mayo se repetirá esa actividad cultural y será una nueva oportunidad para los curiosos e interesados.
Antes los masones se reunían en secreto. Ahora sus reuniones siguen siendo sólo para sus miembros, pero no es misterio que los de la logia Armonía se juntan los jueves, mientras que otras logias lo hacen durante el resto de los días de la semana.
Hasta no hace mucho tiempo atrás los masones eran considerados como una secta y había varias conjeturas sobre sus actividades. Hasta se decía que mataban pollitos. Todavía hay quienes lo siguen pensando. Y los masones son muy conscientes de ello. Por eso quieren darse a conocer. Para espantar mitos. Fue el por entonces Gran Maestre Jorge Clavero quien decidió que "había que dar una vuelta de página con esto de ser una sociedad secreta", recuerda Coronel, en diálogo con El Litoral.
Personalidades
Muchas personalidades argentinas -y en particular santafesinas- fueron masones. Hubo 15 presidentes (el último fue Raúl Alfonsín), gobernadores y funcionarios. Y los sigue habiendo. Sólo que "un masón no puede revelar la pertenencia de otro 'hermano' - como se llaman entre sí- sin su consentimiento", dice Coronel. Por eso es secreto. Incluso en la actualidad hay políticos santafesinos y otras personalidades que, a su vez, son masones.
Dos de los santafesinos más recordados son el gobernador Nicasio Oroño y el concejal Ángel Cassanello. Una anécdota que recuerdan es la de Oroño, cuando durante su gobierno se sancionó la ley de matrimonio civil, y le valió la excomunión dispuesta por el obispo Gelabert. Esta anécdota les sirve para ratificar que no son una religión, una secta, ni un espacio político. Aunque sus miembros pertenezcan a un credo o militen en un sector en particular, en paralelo. "Yo, por ejemplo, pertenezco al partido Radical", cuenta Coronel en la charla.
El templo
Es viernes de mañana fresca y frente a la Plaza San Martín está lleno de gente que pasa, autos, colectivos, bullicio. La actividad es habitual. Junto al edificio de los Bomberos, sobre calle 9 de Julio 2454, se abre la puerta de hierro forjado con figuras misteriosas. "Pasen", invita una voz desde su interior. Tras el zaguán hay un gran hall con bibliotecas. Y detrás de una pared del fondo se abre hacia la derecha un pasillo oscuro. Todo es antiguo, de otra época.
Es que el edificio de los Masones de Santa Fe fue levantado en 1898, casi una década después de los comienzos de la actividad en esta ciudad. Desde entonces se reúnen en secreto hombres de traje y corbata. Participan de una ceremonia llena de objetos cargados de simbología. Y hacia allí vamos.
Una puerta alta de madera con dos hojas y un timbre es el acceso al salón principal reservado para los selectos miembros de cada logia masónica santafesina. Las puertas se abren y aparecen esos símbolos. Calaveras, una espada junto a cada silla, un ojo pintado en la pared, un compás y una escuadra sobre una Biblia, y así. Están en todas partes, en las paredes, en el piso (que fue renovado hace poco), en las columnas, en cada mueble gastado por el paso del tiempo, y sobre todo en el altar que se erige al fondo. Todo tiene una distribución y un sentido. Nada está librado al azar. Nada sobra para iniciar la "tendida", como denominan a cada ceremonia o reunión. "Esos objetos tienen que ver con la simbología de cada ritual", explica Coronel.
Crédito: Fernando Nicola
-¿Para qué usa, por ejemplo, la espada?
-Simboliza la defensa de los necesitados, la lucha contra la perfidia y los males que atentan contra la sociedad. Juramos defender esos valores con nuestra vida. Por ello están las espadas en cada asiento.
Crédito: Fernando Nicola
-¿La calavera?
-Trata de recordarle a cada uno que la muerte es el fin de su vida y, por lo tanto, hay un tiempo para obrar en pos de transformar a la sociedad y a uno mismo, sin esperar la muerte para recibir un premio.
-¿El ojo?
-Trata de explicar la presencia de un principio rector del universo, que para algunos puede ser Dios, para los científicos la gravedad o un principio de fuerza.
Crédito: Fernando Nicola
-¿El compás y la escuadra?
-Son dos de los símbolos más importantes de la masonería. El compás tiene que ver con la rectitud y el comportamiento de vida y la escuadra indica los límites en los cuales puede desarrollarse. Aunque también pueden tener otras interpretaciones.
"Tenidas"
En este templo se reúnen una vez por semana o cada quince días los miembros de una logia distinta. Hay "tendidas" de hombres y de mujeres por separado. "Tradicionalmente era de hombres, pero producto de los cambios sociales se ha dado un ímpetu muy grande a la masonería femenina", cuenta Coronel, y cita el ejemplo de la logia Juana Manso, que funciona en la ciudad.
-¿Aceptan la participación de personas transgénero?
-Son aceptadas, tanto en la masonería masculina como en la femenina, siempre que se cumpla con los requisitos que establece el reglamento -asegura su miembro.
"Acá no se matan pollitos ni se hacen sacrificios o rituales, como se dice en cualquiera de los mitos que circulan en la sociedad", insiste Coronel. "Es una reunión de personas que tratan de discutir temas de interés común en un ámbito de confraternidad y camaradería para sentirse unidos, y encontrar puntos de encuentro entre quienes piensan distinto, en pos de la reconstrucción del tejido social".
-En ese sentido, ¿a la masonería le interesa cerrar la "grieta" entre peronistas y anti peronistas?
-Ese es el gran desafío que hoy tenemos, porque tiene que ver con la razón fundacional de la masonería. Vivimos en una situación de mucha crispación política. Y nuestro objetivo es acercar a las partes para que haya respeto y tolerancia. Y que puedan ser ambos liberados del fanatismo, para que encuentren cuáles son los puntos que los unen -finaliza Coronel, y detrás suyo se cierran nuevamente las puertas del templo. Hasta fin de mes.
"Queremos dar a conocer qué es lo que hacemos los masones", repite Coronel. "Por ello se abrieron todos los templos del país", agrega, "para que los vecinos se acerquen a enterarse cuáles son las actividades diarias y las filantrópicas". Es que una de acciones tiene que ver con la beneficencia.
"No somos más que miembros de asociaciones civiles denominadas logias que se reúnen para transformarse en mejores personas y mejorar así los espacios que habitan", resume Coronel. "Y para hacerlo se sirven de la simbología de los objetos que utilizan".
Quienes tengan la intención de ingresar al templo lo podrán hacer el último fin de semana del mes, en el marco de la denominada Celebración de los Museos, a realizarse el 28 y 29 de mayo. "Los vecinos podrán ingresar, recorrer el templo y participar de charlas para aproximarse a nuestra historia", finaliza Coronel.
Cómo ser un masón
Para poder ingresar a una logia y ser un masón hay que ser mayor de 18 años y el único requisito es "ser una persona honrada y de buenas costumbres", dice Germán Coronel, que pertenece a la Logia Armonía 99.
Antes, sólo se podía ser masón a través de la invitación de un miembro. Hoy en día ello es más sencillo y abierto. Cualquier persona que crea que cumple con los requisitos puede ingresar al sitio web de la Gran Logia Argentina y completar la planilla con el pedido para iniciar el trámite.
Luego del mismo, desde la Gran Logia Argentina se deriva el pedido a la logia que le corresponda según a dónde reside. Desde allí se lo contacta, se realiza una serie de entrevistas y se determina si cumple con estos requisitos. Y cuando finalmente se ingresa a una logia se lleva a cabo una ceremonia de iniciación, "que es muy linda", dice Coronel, que transitó ese mismo camino en 2009 y más tarde fue Venerable Maestro de la Logia Armonia 99 (2016), además de haber tenido otro cargo en la Gran Logia, a nivel nacional.
"Recibimos 1.500 solicitudes al mes, de las cuales se admiten unas 150 a 200", aseguró el Gran Maestre a nivel nacional, Pablo Lázaro, en un artículo publicado este lunes por La Nación. Y luego aseguró que la masonería argentina está repleta de jóvenes y con el quíntuple de miembros que hace 10 años. La masonería argentina se fundó el 11 de diciembre de 1857 y hoy sus miembros son más de 10 mil en las 14 provincias en las que hay logias.