En diciembre de 1936, la ciudad de Santa Fe se preparaba para acompañar a los vecinos en sus largas caminatas veraniegas por los paseos más importantes y característicos de la Capital provincial. La Avenida Costanera y el Parque Oroño fueron inaugurados a comienzos del siglo XX y se convirtieron rápidamente en el lugar predilecto por locales y turistas. Durante 1936, la municipalidad de Santa Fe, coronó aquellos espacios urbanos inaugurando una fuente de notable estilo arquitectónico y un original estacionamiento para vehículos sobre la Avenida Argentina (hoy llamada Siete Jefes) respondiendo al creciente incremento y uso de automóviles en la ciudad.
A fines de la década del ´30, la ciudad de Santa Fe revelaba un nutrido conjunto de obras públicas realizadas por la Nación y la provincia. Una imagen de cambio entre la arquitectura decimonónica del siglo XIX y el estilo racionalista del periodo de entreguerras.
La vieja costanera santafesina. En la inundación de 1966 esa zona fue gravemente afectada.
En las últimas décadas del siglo XIX, la incorporación de Argentina en el mercado internacional colocó a la región del litoral bajo un rol estratégico como proveedora de materias primas. La ciudad de Santa Fe atravesó profundas transformaciones urbanas, al igual que otras ciudades de la región. El aluvión inmigratorio incrementó la población de 13.600 habitantes en 1887 a 51.200 en 1912. Por aquellos años la ciudad Capital comenzó a extenderse vertiginosamente hacia el oeste y el norte. Ejemplos de esta transformación urbana lo conforman la Estación del Ferrocarril Mitre (1889-1891) en el suroeste de la ciudad, el Cementerio Municipal (1892) en el noroeste, el Boulevard Gálvez (1887), la Avenida Costanera (1901) y el Parque Oroño (1904) hacia el noreste.
Paseo familiar en auto, toda una novedad para la década del '30.
Entre las décadas del ‘20 y el ‘30 el Estado provincial atraviesa un periodo de especialización y ampliación en sus facultades, un nuevo modelo de gestión estatal que tienen especial acento en la arquitectura y en los profesionales “expertos” que llevaron adelante la obra pública. Siguiendo lo planteado por los historiadores Dario Macor y Natacha Bacolla, podemos pensar el inicio de aquella especialización y ampliación estatal a partir de 1932, con el gobierno de Luciano Molinas y la puesta en vigencia de la Constitución provincial de 1921, en donde, entre otras cosas, el Poder ejecutivo provincial aceptaba un mayor control de parte del Poder legislativo en torno a la administración de las finanzas. En ese sentido, en 1934 se sancionó la ley que daba autarquía a la Dirección de Obras Públicas de Santa Fe buscando un mejoramiento técnico y una rapidez en la ejecución de la obra. Luego, en 1937, bajo otro signo político, el gobierno conservador de Manuel Iriondo puso en vigencia la ley provincial 2556 que estipula la vuelta de la Dirección de Obras Públicas bajo la órbita del Poder Ejecutivo, sin por ello perder su estratégica función al momento de profundizar la obra pública en manos del Estado provincial bajo el auspicio y fuerte apoyo del gobierno nacional. Algunos ejemplos de esta obra pública en aquellos años fueron el Instituto de Investigación y Fomento Agrícola Ganadero (1937) -actual Ministerio de Agricultura y Ganadería-, el Cuartel de Bomberos Zapadores (1940), la Escuela Luis María Drago (1940), el Hospital Psiquiátrico (1939) y el Palacio Municipal (1941).
Los paseos por Boulelvard Galvéz, Costanera y Parque Oroño
En el verano de 1936, relataba la crónica del diario El Litoral: “Ante un público numeroso, se realizó anoche en la plaza Oroño la inauguración de la fuente artística, construida en el jardín bajo nivel, para el embellecimiento de aquel paraje. La concurrencia excede las cinco mil personas”. La escultura fue creada por el artista Baldomero Banus en el año 1928 y seis años después fue instalada en el flamante Parque Oroño. Banus, era un escultor local que desempeñó cargos públicos en el Departamento de Ingenieros y en la Dirección General de Catastro de Santa Fe.
Al día siguiente de la inauguración la crónica periodística afirmaba: “La Capital de la provincia cuenta desde anoche con una fuente artística en uno de sus paseos públicos. ¿No se podría, con un poco de esfuerzo, colocar otro motivo artístico en cualquiera de las plazas o avenidas desprovistas de ellos?
El Litoral anunciaba la inauguración de la fuente.
Frente a los cambios que la ciudad experimentaba, el creciente uso de automóviles, por parte de los santafesinos, era un fiel reflejo de lo que sucedía en ese tiempo y que imponía nuevos desafíos a la planificación y la traza urbana.
El automóvil llegó tempranamente a la ciudad de Santa Fe, a mediados de la década del ‘20 la creciente comercialización y carreras deportivas, así como también la fundación del Automóvil Club de Santa Fe, demuestran la ligazón entre los santafesinos y el automovilismo. Si bien es cierto que a comienzos de la década del ́30 disminuyó el número de autos, para mediados de los treinta repunta su venta y el uso como transporte en la ciudad.
Mapa de bulevar y Siete Jefes, con nueva organización vehicular para la época.
Un claro ejemplo de esto fue la decisión por parte de las autoridades locales, en 1936, de reglamentar y organizar el tránsito vehicular. Lo que preocupaba a las autoridades y vecinos, era el estacionamiento de automóviles en ambas calzadas del Boulevard Gálvez. Por lo tanto, el gobierno local dispuso que desde Avenida Rivadavia hasta Vélez Sársfield, ningún vehículo podrá estacionarse sobre Boluevard Gálvez, desde el 1 de diciembre y hasta el 31 de marzo de cada año entre las 19 y 24 horas. De esta manera, los vehículos podían hacerlo en las calles transversales y en los nuevos lugares de estacionamiento diseñados sobre la Avenida Argentina (hoy llamada Siete Jefes). Allí, los conductores, tendrán espacios reservados pensados para estacionar su automóvil frente a la laguna Setúbal y realizar su caminata veraniega sobre la Costanera y Parque Oroño.
Recuperación
Tras la feroz inundación de 1966, se retiró la fuente y fue guardada hasta que el artista local Roberto Favaretto Forner la recuperó en 1978 y pudo ser instalada en su emplazamiento actual, al pie del Puente Oroño.