En la intersección de las avenidas Alem y Rivadavia, junto a los últimos adoquinados y las viejas vías del tranvía, sobre la calle Rioja, emerge la Plaza Colón. Allí, se encuentra el Palomar, lugar elegido por los turistas y niños que dan sus primeras vueltas en bicicleta mientras alimentan las palomas y ven volar sus sueños.
Un lugar icónico de la ciudad, que durante las primeras décadas del siglo XIX, muchos años antes de que existiera el actual Puerto de Santa Fe, fue una zona de grandes barrancas y antiguos embarcaderos sobre el río.
Por esos años se delineó su primer paseo llamado de “La Alameda”, que por su vecindad y tránsito de aquellas antiguas embarcaciones se lo conoció como “Plazoleta del Puerto”. Allí, sobre calle San Luís y Rioja, llegaban todas las frutas y verduras provenientes de la campaña rural santafesina, sus transportistas esperaban desde su llegada en la plaza de las carretas (hoy plaza España).
El Obelisco en Av Alem y Avellaneda
En 1888, aquel lugar fue nombrado Paseo Garay, y luego en 1900, Paseo Colón. Sus nombres buscaron referenciar y reforzar una profunda aspiración de ultramar, la ansiada conexión de una ribera litoraleña que busca su salida hacia el mar Atlántico.
Fue así, que en 1892, en medio de las celebraciones por los 400 años del arribo de Cristóbal Colón al continente que luego fue llamado América, en la ciudad se erigió un obelisco con un globo en la cúspide en conmemoración de aquel aniversario. Uno de los monumentos más antiguos.
En 1881, España y varios países de América Latina declararon el 12 de Octubre como día cívico para la celebración de “El descubrimiento de América”. Hay que tener en cuenta que a fines del siglo XIX, España pierde sus últimas posesiones coloniales y tuvo que replantearse su identidad de imperio ultramarino, para lo cual fue fundamental el contacto iniciado con América a propósito del aniversario.
Comienza la firme circulación de una idea que interpreta aquel arribo de Colón en términos de “descubrimiento” con el objetivo de desarrollar un fuerte sentimiento de hispanoamericanismo.
El artículo periodístico del diario en 1959.
Aquel obelisco, en la Plaza Colón de la ciudad, con el correr de los años, se mudó de lugar. Debido a los trabajos de relleno que requirió la construcción del nuevo Puerto de Santa Fe, el obelisco se trasladó sobre la intersección de avenida Alem y Avellaneda.
Destino final
En 1959, el diario El Litoral, reflejaba en una de sus crónicas urbanas, como aquel monumento se encontraba en un estado de total abandono. Escondido detrás de la usina eléctrica de Calchines, envuelto en los humos del carbón, resultaba una verdadera incógnita para los santafesinos quienes lo apodaban “el monumento a la pelota de fútbol” mientras el obelisco guardaba con su silencio de piedra el motivo que le dio origen. Finalmente, en los últimos años del siglo XX, en 1992, el obelisco fue emplazado en la plaza España.
Recorte de 1992 con la Plaza España renovada.
Es interesante recordar que la plaza España (antiguamente llamada plaza de las carretas) a fines del siglo XIX cuando era inaugurado el obelisco sobre el viejo puerto, había sido un punto neurálgico del progreso material de la ciudad y de su crecimiento hacia el norte.
En cercanías del ferrocarril francés, con comercios importantes para la época (como la recordada farmacia “Las Colonias”) pero también, escenario de la revolución del partido Radical en 1893 y de la trágica inundación en 1905.
De esta manera, en 1992, aquel obelisco cobró relevancia en su nuevo y actual lugar. El 12 de octubre de 1992, los gobiernos de América celebraron “El quinto centenario del Encuentro de Dos Mundos”, invitando a la reflexión por el pasado.
Por otro lado, de manera paralela a las celebraciones oficiales, en México, indígenas, indigenistas y asociaciones populares se congregaron en el Zócalo de Ciudad para pronunciarse contra la celebración y en Perú los campesinos ofrecieron un minuto de silencio por las víctimas y rindieron homenaje en la Plaza de Armas del Cuzco a los héroes de la resistencia andina.
Así luce en la actualidad el Obelisco.
En la capital provincial, el protagonismo lo ganó la popularidad que expresa el fútbol en las calles. En esas casualidades que remiten al orden del azar, pero que vale la pena recordar, el club Colón de Santa Fe, el domingo previo al aniversario que recuerda a aquel marino genovés de homónimo nombre, se quedó con el clásico santafesino.
Este acontecimiento deportivo se sumó al clima de festejo, siendo una victoria muy importante para los sabaleros después del triste recuerdo y mal sabor de 1989 con el ascenso de Unión, su eterno rival.
Caricatura de octubre de 1992 sobre la victoria de Colón sobre Unión en el clásico de fútbol.
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