La inundación de 1983 tumbó la antena oeste del Puente Colgante de la ciudad de Santa Fe. Fue una jornada de suma tristeza para la ciudadanía, que vio atónita como el emblema de la capital provincial se partía a la mitad y su estructura quedaba en el río.
Tuvieron que pasar dos décadas para que las autoridades provinciales tomen la iniciativa de refaccionar el viejo puente y “agregar” la parte que se llevó el agua. En abril del 2000 comenzaron las tareas para que la ciudad santafesina tenga nuevamente de pie a su símbolo.
Al año siguiente, llegó la nueva antena que fuera construida por una empresa local en la ciudad de Esperanza. Tres meses después, para julio del 2001 se la colocó en la margen oeste de la Costanera.
Mientras se diagramaban los últimos meses de trabajo sobre el nuevo puente, El Litoral dio cuenta de una suerte de debate que se originó en relación al color que debía llevar la remozada conexión vial.
“Colgante: se abre el debate sobre su color”, tituló este diario el jueves 17 de mayo de 2001. En la nota se utilizó un foto montaje para representar las tres opciones que estuvieron sobre la mesa de las autoridades provinciales de la época.
En el interior del artículo se detallaron los motivos de por qué cada opción podría ser tenida en cuenta. “Se trataría de elegir entre el gris similar al que tenía cuando cayó; el color terracota y una pionera innovación: el rojo, blanco y azul de la bandera santafesina o sí se prefiere los emblemáticos colores del pabellón de la Invencible Provincia de Santa Fe”, publicó El Litoral.
“Entre los funcionarios que han llevado adelante el proceso de llamado a licitación, la gestión ante organismos financieros internacionales, y reservaron para la provincia el gerenciamiento de la obra, existe la convicción de que sería un acierto preguntar a los propios santafesinos cómo quieren volver a verlo”, asegura otro fragmento de la nota.
¿Qué color debía llevar el puente? La cobertura de El Litoral de aquel debate.
Ventajas y desventajas
El artículo aportaba la voz de un funcionario provincial y un cuadro comparativo en donde se exponían las ventajas y desventajas de cada color.
“En el caso de la tonalidad gris, este es el color dominante en el imaginario colectivo porque esa fue su última coloración antes de su caída en la inundación de 1982-'83. Se trata en este caso, de un color probado, que difícilmente provoque desaprobación o rechazos entre el común de la gente”, señaló El Litoral.
La segunda opción, era “llevar la reconstrucción del Colgante a una instancia cromática original. En los intersticios de las barandas originales del puente, entre las vigas de madera que sobrevivieron hasta en piezas metálicas que quedan en desuso existen zonas en las que el sol casi no ha podido penetrar y por lo tanto puede descubrirse su primer color”. Así las cosas, con esta elección muy similar al antióxido o tono terracota, ante cualquier eventual problema, bastaría con el antióxido para hacer la reparación y repintado”.
Y finalmente la tercera opción, la más controvertida: “Las complicaciones son mayores, sobre todo para lograr la armonía”, sostuvo El Litoral y agregaba el artículo que pese a tener el aval del gobernador Reutemann no se realizaría “si no se logra una resolución estética satisfactoria”.
Casi dos décadas se demoró en reconstruir el emblema de la ciudad.
Terracota
La decisión final fue ese color rojizo terracota que resultó como tono elegido por la Comisión de Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural, junto con Cultura de la Provincia y de la Municipalidad. Entre las justificaciones, primaron las arquitectónicas para que no haya más de un color sobre la estructura.
"Ese color terracota se llama 'Rojo Candioti' (el nombre del puente es "Ing. Marcial Candioti") y fue elaborado especialmente por la marca Sherwin-Williams a pedido de los especialistas encargados de la restauración", reveló el pintor en el citado reportaje.
Trabajo en alturas para pintar el puente de terracota.
Fechas
Tras varios intentos de dotar a la capital santafesina de agua proveniente del Río Colastiné, en 1924 comenzó la construcción de un puente que además contendría los conductos para transportar el vital elemento.
Luego de cuatro intensos años de trabajo, con materiales y estructuras provenientes de Francia, el 8 de junio de 1928 se dejó inaugurado el puente que llevó el nombre del presidente del directorio de Obras Sanitarias de la Nación, Ing. Marcial Candioti.
En el 2021, El Litoral entrevistó al pintor del puente.
En la feroz inundación de 1966, el Colgante resistió los embates del agua. Como contó El Litoral en un reciente artículo, debieron orquestar una serie de explosiones en la Ruta Nacional 168 para liberar agua y “salvar” al emblema santafesino. Lo que no resistió fue el Parque Oroño, que se ubicaba en el inicio de la costanera, unos metros hacia el sur de la cabecera oeste del puente.
Sin embargo, 17 años más tarde la fuerza del agua finalmente se llevó parte del Colgante. Fue el 28 de septiembre de 1983 cuando cayó la antena oeste del viaducto. Tras casi 20 años, en septiembre de 2002 se reinauguró el paso vehicular y peatonal sobre el puente. La última novedad sobre el emblema santafesino es la renovación de las luminarias por un sistema de luces led. Unos 400 aparatos que permiten “juegos de luces” sobre el viaducto.