Cuando en la redacción de El Litoral se presentó la idea de contar la historia del “Trencito de Tío Leo” la presunción de que sería una nota muy leída estaba. Pero la repercusión fue más allá y sobrepasó lo estimado.
La segunda parte de una historia que emocionó a todos. Su mentor y creador lo vendió tras varios años sin usarlo. Una mujer de Gdor. Crespo lo compró y luego lo vendió a un muchacho de Entre Ríos. El legado de un símbolo santafesino, ahora en otras tierras.
Cuando en la redacción de El Litoral se presentó la idea de contar la historia del “Trencito de Tío Leo” la presunción de que sería una nota muy leída estaba. Pero la repercusión fue más allá y sobrepasó lo estimado.
Desde el propio “Leo”, mentor y creador de este vehículo festivo que tantas alegrías generó en los santafesinos hasta los cientos de lectores que a través de redes sociales se vieron sorprendidos por lo que provocó. Esa primera publicación contó una parte de la historia, los inicios y el esplendor del trencito. ¿Y ahora a donde está?
La segunda parte comienza cuando Melano reconoce ante la consulta de El Litoral: “No fue fácil venderlo. Siempre me dio miedo que terminara tirado en un baldío. Tenía que tomar una decisión muy particular”.
El misterio se develó.
Según contó su fabricante, el vehículo fue vendido a una mujer oriunda de la localidad de Gobernador Crespo (dpto San Justo, Santa Fe). “Vino una señora, que es la tía de un amigo que manejó dos años el trencito y me propuso comprarlo. Yo le pregunté ‘qué iban a hacer’ y me contestaron que era para trabajar en esa localidad santafesina.
“Lo vinieron a ver, no se terminaban de decidir. Era plena pandemia. Pasaron unos meses y volvimos a hablar. Nos pusimos de acuerdo y para allá fue el trencito. Lo pusieron muy lindo, había que hacerle cosas, estuvo tres años parado”, reveló Melano.
Ubicada a unos 150 kilómetros al norte de la capital provincial, la localidad de Gdor. Crespo recibió con los brazos abiertos a la nueva “joyita”. Tras una puesta a punto necesaria, y con otro propietario, el trencito volvió a marchar. La novedad, para la máquina, fue el cambio de nombre: pasó a llamarse “Trencito Felix”.
La historia del vehículo en la comuna santafesina no perduró en el tiempo. Problemas mecánicos y reiterados arreglos hicieron que la compradora quiera volver a poner a la venta al tren.
El segundo comprador es de la provincia de Entre Ríos. Oriundo de la localidad de General Ramírez, ubicada a unos 60 km de Paraná, el muchacho se hizo del vehículo festivo para continuar su legado.
“Lo compré con el mismo fin de Leo, para entretener a los chicos del pueblo”, le contó a El Litoral Facundo Villalba. Al respecto, el entrevistado contó que hubo inconvenientes en el traslado y ponerlo en funcionamiento le llevará más tiempo del esperado. “Acá la gente lo está esperando”, cerró el entrerriano.
Y así continúa el derrotero del Trencito de “Tío Leo”, un vehículo creado desde cero por un entusiasta santafesino que supo encontrar su lugar en la capital de la provincia. En el camino dejó para todos los tiempos miles de historias de niños, jóvenes y adultos. Ahora, ese legado cayó en manos de un entrerriano que le intentará dar la misma impronta.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.