Se llama Carlos Ramonell, es geólogo y desde hace años viene estudiando el comportamiento del río Paraná en su tramo medio. Sus estudios los lleva a cabo junto a un equipo interdisciplinario de científicos desde el Departamento de Sedimentología de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (FICH UNL), y afirma que con la actual bajante se acentuarán los impactos geomorfológicos en el paisaje.
Esta tendencia se puede observar hoy en la laguna Setúbal -que es parte del Paraná-, cuyo paisaje fue mutando de ambientes lagunares a isleños, particularmente visibles en los parajes Chaco Chico y Monte Zapatero, en el norte de la ciudad de Santa Fe. “A 5 o 6 km de la ciudad, donde hasta no hace mucho estaba el borde norte de la laguna, ahora hay vacas pastando”, graficó el investigador.
La morfología plana del lecho lagunar muta a bancos de arena de distinto tamaño, con la aparición de nuevos canales en medio. “Como todo delta, tiene una parte emergida y otra subacuática, la cual ha avanzado sustancialmente a lo largo de esta condición de bajante. En seis meses, entre abril y octubre de 2020, estas manifestaciones subacuáticas del delta llegaron a avanzar hasta 600 metros sobre el lecho lagunar”, afirmó Ramonell, agregando que: “hace cinco años, el frente de las manifestaciones deltaicas que teníamos en la laguna se encontraba a 4 o 5 kilómetros al norte de calle French, en el norte de la ciudad. Actualmente, con la bajante, idénticas manifestaciones están entre 2,5 y 3 km”.
La última medición del Río Paraná en la ciudad de Santa Fe arrojó 38 cm en el puerto de la capital provincial.