Cinco obras que sintetizan el legado de Alfredo Guttero
En el 142° aniversario del nacimiento de este pintor, va un repaso por su vida y su trabajo. Las cinco piezas elegidas para estas líneas, reflejan su estilo.
Fragmentos de “Mujeres indolentes”. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
Alfredo Guttero, pintor considerado un eslabón fundamental del modernismo argentino, nació en Buenos Aires el 26 de mayo de 1882. A los 22 años, obtuvo una beca que le permitió estudiar pintura en Europa, donde residió desde 1904 hasta 1927. Fue una época de experimentación y surgimiento de movimientos vanguardistas. El impresionismo tardío y el postimpresionismo dieron paso a nuevas corrientes como el fauvismo, el cubismo, el futurismo y el dadaísmo.
"Anunciación". Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
La búsqueda de nuevos lenguajes visuales, la ruptura con las tradiciones académicas, el uso de técnicas innovadoras y la proliferación de revistas de arte, manifiestos y exposiciones generaron un clima propicio del cual se nutrió Guttero. Durante este tiempo, mantuvo contacto con Argentina, participando en salones oficiales y apoyando la renovación de las instituciones culturales del Estado. En Europa, realizó exposiciones individuales en Alemania e Italia.
En 1927, decidió volver a Buenos Aires para una muestra individual y se estableció definitivamente en Argentina, integrándose en la vanguardia artística local y colaborando en iniciativas de renovación cultural. Organizó exposiciones, promovió proyectos editoriales, participó en agrupaciones como “Camuatí”, dirigió la sala de la Asociación Wagneriana y obtuvo varios premios. Al mismo tiempo, continuó pintando. Recorrió distintos puntos de la ciudad y de la zona portuaria, que usó como inspiración para sus obras. También se dedicó a los retratos y las estampas religiosas.
"Retrato del pintor Victorica". Foto: Castagnino Macro
Creó un nuevo salón artístico donde expusieron artistas de la nueva generación argentina, como Xul Solar, Emilio Pettoruti, Pedro Figari, Juan del Prete, Victorica, Lino Spilimbergo, Horacio Butler y Héctor Basaldúa. Falleció prematuramente en 1932, pero sus acciones fueron clave para la modernización del arte argentino.
“Sus composiciones de carácter despojado y colosal se fundaron en el uso de planos simples con ritmos envolventes y una notoria síntesis general. Más allá del motivo, la sensibilidad de su producción radica en la textura lograda a partir de la técnica del yeso cocido. Con esta técnica, el artista evocó la pintura mural que había visto y desarrollado en Europa, al mismo tiempo que actualizó los principios clásicos eternos. Siempre desde la tradición, supo elaborar un nuevo lenguaje basado en la austeridad, la depuración de las formas, el rigor estructural y la síntesis. Esta situación lo definió como un pintor moderno”, señala un texto sobre el artista en la página web de la Colección Mose.
Formas nuevas y curiosas
“Guttero trabajaba intensamente en su obra, pintando, haciendo sus yesos cocidos, dibujando con acuarela, témpera, carbonilla, tinta y lápices de cera. Su producción muestra una variedad de temas que combinan paisajes, retratos, desnudos, composiciones alegóricas, escenas costumbristas y alguna naturaleza muerta. Motivos a los que agrega otras tres series temáticas: las iconografías religiosas, las bañistas y las imágenes urbanas. Las obras religiosas, además de reflejar sus creencias personales, están ligadas a la influencia de Maurice Denis, uno de sus maestros franceses”, señala Marcelo E. Pacheco en un texto para la muestra “Alfredo Guttero. Un artista moderno en acción”, realizada en el Malba.
“Mujeres indolentes”. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
María Gainza, en el artículo titulado “Retrato del artista como modelo”, publicado en el suplemento Radar de Página 12 el 3 de septiembre de 2006, señala: “La pintura de Guttero toma sin recaudos ni pudores para producir una gramática de formas nuevas y curiosas. Es un ejemplo típico de buen modernismo latinoamericano. A simple vista hay ecos de cubismo, de expresionismo, de renacimiento y de manierismo. Pero en él, nada se parece exactamente a nada. A esto, en su fanatismo por los frescos italianos, le agrega el uso del yeso cocido -como costras-. Decía al respecto: “Yo siento un gran entusiasmo por la escultura. He buscado siempre en ella la pintura. Esto que parece paradójico es, a mi parecer, lo verdadero y lo realmente hermoso de las grandes obras de pintura. La pintura, a mi entender, o mejor dicho a mi manera de sentir, debe ser un bajorrelieve colorido”.
"Autorretrato". Foto: Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
Obras emblemáticas
Para recordar a este artista, a 142 años del día de su nacimiento, se eligieron cinco obras de su autoría que sintetizan su estilo y sus aportes. La primera es “Anunciación”, que pertenece al patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes, y que según Patricia Artundo “exhibe una manifiesta reducción de la paleta, el empleo de formas geométricas puras, el trabajo por yuxtaposición de planos y la ausencia de todo elemento decorativo y aun anecdótico”. La segunda es “Mujeres indolentes”, también del Museo Nacional de Bellas Artes. Es una obra de 1927 desarrollada con una técnica basada en carbonatos, con un estilo figurativo y temas vinculados con el desnudo y el erotismo.
"Silo". Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
Otra pieza elegida es “Autorretrato”, que integra la colección del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. “Nos da una muestra de su técnica, plantea la figura de forma estática, la simplificación de la forma y la geometrización”, dice un texto del mencionado espacio cultural. También se incluyó “Retrato del pintor Victorica”, del Museo Castagnino Macro. “Sitúa la figura de Victorica en el taller junto a los atributos del pintor -paleta y pinceles- y la ubica delante de un cuadro -¿una ventana, una pintura? - en la que se observan techos y mástiles de barcos, tal vez una vista del paisaje del agitado barrio de La Boca en el que Victorica vivía y tenía su estudio”, apunta respecto a este cuadro María de la Paz López Carvajal. Finalmente, se seleccionó la obra “Silo”, un paisaje urbano realizado sobre cartón que pertenece al Museo de Bellas Artes.
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