Viernes 19.4.2024
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Desde el pasado 11 de abril está a disposición de los usuarios de Star+ la serie “Bellas Artes”, donde Oscar Martínez realiza un papel que parece diagramado a su medida, para su lucimiento, bajo la dirección de Gastón Duprat y Mariano Cohn. Realizada por Gloriamundi e Historias Particulares, está compuesta por seis episodios cortos, que rondan la media hora y contiene elementos propios de la variante de la comedia negra. Es decir, se apela al humor para abordar temas controversiales, se alude con frecuencia a la ironía y el sarcasmo para establecer contrastes y se ponen al ruedo personajes excéntricos, incluso moralmente cuestionables. Todo eso para desarrollar una instancia de crítica social.
Star+Con varias particularidades que emparentan a su personaje con el que hizo en 2016 en “El ciudadano ilustre”, que miraba con acidez los artificios construidos en torno a la figura romanizada del escritor famoso, Martínez encarna a Antonio Dumas, un historiador de arte y gestor cultural que tras un concurso es nombrado director de un museo de arte contemporáneo en Madrid.
Star+La tensión se establece de entrada: cuando completa su exposición ante el jurado, el propio Dumas se autodefine como “viejo, hombre, blanco y heterosexual”. Lo cual representa un contrapunto contra quienes compiten por el puesto, que representan otras miradas sobre el mundo. Al unísono con el inicio de su gestión, comienzan sus tribulaciones: Dumas tiene que enfrentar problemas gremiales, presiones de todo tipo (burocráticas e ideológicas) y, sobre todo, resolver situaciones complejas, rebuscadas y hasta demenciales, relacionadas con las exposiciones y los artistas. Incluida la propuesta de un grupo de performers africanos que desean reproducir su cultura y modos de vida viviendo, literalmente, en una de las salas del museo.
Aunque se sube a las tendencias actuales del consumo en las plataformas, “Bellas Artes” no es del todo original en su concepto: en el plano de los cruces intertextuales, el quehacer de los artistas plásticos, con su enorme potencialidad, funcionó en reiteradas ocasiones como disparador para la gestación de productos audiovisuales, sobre todo en el campo del cine. En un arco que va desde los retratos íntimos de artistas de renombre hasta el uso de innovadoras técnicas de animación, hay un puñado de propuestas que merecen ser recordadas.
En los tiempos de oro del cine está fechada la producción británica “Rembrandt”, dirigida por Alexander Korda, que se ubica en el siglo XVII y se centra en la vida y obra del pintor holandés Rembrandt van Rijn. Quien, como sostiene Miguel Calvo Santos, fue la figura central de la edad de oro holandesa y creador de una pintura excepcional, dentro de la cual sobresalen sus retratos y autorretratos. Si bien la película se ocupa de las tensiones que surgen entre el pintor y su mecenas, cuando la muerte de su esposa deriva en una mirada más oscura y pesimista, echa luz sobre uno de los referentes del estilo barroco.
Ubicada en el Hollywood de los ‘50, “Sed de vivir” es una de las películas más conocidas entre las que dirigió Vincente Minnelli. Quien elige en este caso como materia prima la turbulenta vida del pintor Vincent van Gogh, que es interpretado con una potencia arrolladora por Kirk Douglas. “Sed de vivir”, gracias a la capacidad de Minelli para exprimir los recursos cinematográficos (por ejemplo, los colores que utiliza siguen los de los cuadros) se adentra en la obsesión del creador de “Los girasoles”, por hallar belleza y significado en el mundo que lo rodea. Como escribió Miguel Ángel Palomo en El País, desde entonces “resulta imposible imaginar a Van Gogh con otros rasgos que no sean los de Kirk Douglas”.
Hoy Daniel Day Lewis es el epítome del actor versátil y capaz de asumir cualquier interpretación con solidez. Pero eso no estaba tan claro hacia fines de la mencionada década. Y la película que le dio los pergaminos que le faltaban fue este biopic de Christy Brown, un pintor y escritor irlandés con parálisis cerebral que solamente podía controlar su pie izquierdo. En 1964 publicó su autobiografía y su producción artística fue de pintura a la semana, en promedio, durante más de cinco años. “Mi pie izquierdo” es un testimonio sobre el poder redentor del arte, pero también de la capacidad humana para superar las adversidades.
En los albores de este siglo, Ed Harris dirigió y protagonizó la que se convertiría con el tiempo en uno de los filmes más certeros a la hora de poner en pantalla del proceso de creación de una obra artística: “Pollock”, un biopic que intenta ser un retrato íntimo del artista abstracto que introdujo el particular estilo de chorrear pintura. La trama se ubica en los años 40. cuando Pollock comienza a desarrollar una obra que lo transforma en el primer pintor moderno de su país. “Pollock” contiene imágenes evocadoras pero sobre todo una actuación sobresaliente de Harris. Como señaló el crítico Lou Lumenick: “hay pocas visiones más electrizantes que ver a Ed Harris cerniéndose furiosamente sobre un lienzo”.
La última de las películas elegidas en esta lista, “Loving Vincent” está centrada en Van Gogh, al igual que “Sed de vivir”. Pero lo hace de una manera innovadora. Dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, está completamente pintada al óleo, con cada fotograma creado por un equipo de artistas que tomaron como referencia para hacerlo la obra del genio postimpresionista. El resultado: una experiencia visual deslumbrante, valiosa más allá de la figura que evoca.