Kandinsky y la sinfonía visual de "Composición VII"
La pintura más ambiciosa del pionero del arte abstracto propone un diálogo entre caos y redención, en un contexto histórico de enormes transformaciones.
Fragmento de “Composición VII” de Kandinsky. Foto: Galería Tretiakov, Moscú
“Pintar es un choque con truenos entre mundos diversos, que en la lucha, y a partir de la lucha entre ellos, están dispuestos a crear el nuevo mundo que dice la obra. Toda obra surge técnicamente así, como surgió el cosmos, mediante catástrofes que, a partir del caótico bramido de los instrumentos, forman al final una sinfonía que se llama música esférica. La creación artística es creación del mundo”. Ese concepto corresponde a Wassily Kandinsky, pintor de origen ruso considerado uno de los iniciadores del arte abstracto del siglo XX.
Museo de Arte Ohara
Kandinsky nació el 16 diciembre de 1866 (en el antiguo calendario ruso, 4 de diciembre). Fue, según señala Miguel Calvo Santos el “gran teórico (y práctico) del arte abstracto, es decir, este arte en el que la representación del objeto es secundaria e incluso perjudicial: la belleza del arte reside en la riqueza cromática y la simplificación formal. Es la representación de lo esencial del arte, no una burda imitación de la naturaleza, que es de por sí insuperable”. De hecho, según consta en la página del Museo Thyssen Bornemisza: “Kandinsky propugnaba una función mística para el arte, un arte no-objetivo que respondiera no a un reflejo de las apariencias, sino a la fuerza interior del artista”.
Galería Tretiakov, Moscú
“Composición VII”, gestada en 1913 pero pensada por el artista desde mucho tiempo antes, es un hito en la transición del arte representacional a la abstracción pura. Y hay suficiente consenso respecto a que es la obra cumbre de Kandinsky, creada en un momento en que varios movimientos artísticos buscaban nuevos cauces expresivos.
Como se dijo, Kandinsky creía que el arte debía expresar emociones y conceptos universales a través del color, la línea y la forma, sin depender de representaciones figurativas. “Composición VII” es, en cierto modo, la culminación de estas ideas, uniendo caos y orden en una explosión de formas dinámicas. La obra mide 2 x 3 metros y busca “envolver” al espectador, creando una experiencia casi sinestésica, es decir que un sentido estimula, involuntariamente, otro. Esta obra, en particular, evoca ideas vinculadas con el apocalipsis, la resurrección y la redención.
Musée National d'Art Moderne (Paris, France)
Contexto histórico
Selena Mattei en Artmajeur Magazine, recuerda un punto importante: “Composición VII” se creó justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, un período de intensa agitación política y social. “La pintura puede verse como un reflejo de este tiempo turbulento, con su complejo arreglo de formas y colores que sugiere una sensación de movimiento y cambio”, sostiene la especialista.
Centro Pompidou
Evgheniya Sidelnikova considera a su vez que “Composición VII” es una de las mayores obras maestras del arte abstracto. “Este trabajo es una continuación lógica de las composiciones Vy VI. Las tres pinturas están unidas por el tema del Apocalipsis. En esta obra se pueden rastrear elementos de la Composición VI como el Diluvio y la Resurrección. Su tema principal es el juicio final, pero no se ve como un desastre sino más bien como una liberación, la transición del mundo de lo material a lo espiritual. Por tanto, ‘Composición VII’ se diferencia del resto de obras de la serie por sus colores claros y sus líneas de contraste intermitentes”.
Heterogeneidad
Mercedes Tamara pone hincapié en que este óleo está lleno de “una variedad tumultuosa y caótica de pequeñas formas y colores que no está ligada ya a figuración alguna. La variedad de formas , dividida en numerosos pequeños fragmentos de color, empuja hacia la esquina superior e incluso más allá de los márgenes. El margen inferior e izquierdo está formado por superficies mayores, moduladas de color. De este modo, la composición adquiere una fuerte orientación diagonal, que divide al cuadro en una forma superior nerviosa y en otra inferior, tranquila”.
Centro Pompidou
Kandinsky veía en la creación artística una metáfora del nacimiento del cosmos, “Composición VII” viene a reafirmar que el arte no se limita a imitar la realidad, sino que tiene la capacidad de construir mundos, evocar emociones universales y generar vínculos con lo espiritual.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.