Jueves 14.11.2024
/Última actualización 12:47
A raíz de una evidente superpoblación en el territorio santafesino, un proyecto de ley del Senador Provincial por el departamento San Justo, Rodrigo Borla, propone declarar plaga a la especie exótica invasora jabalí europeo (Sus scrofa) y sus diferentes cruzas, en estado salvaje o «asilvestrada», teniendo en cuenta su efecto dañino y perjudicial para la actividad productiva y los recursos naturales en el ámbito de todo el territorio provincial.
En otro apartado, la norma elaborada establece la creación de Programa Provincial de Control Poblacional de la especia en el ámbito rural del territorio provincial a los fines de reducir y controlar la cantidad de ejemplares y así preservar la actividad agrícola ganadera y el ecosistema, asegurando la sustentabilidad económica, ecológica y la salud de las personas.
En Argentina, el jabalí (Sus scrofa), originario de los bosques europeos y altamente valorados en la caza, fue introducido a principios del siglo XX por Pedro Luro en el centro de la provincia de La Pampa. En 1914, una fuga masiva de estos animales, debido al colapso del alambrado perimetral, permitió su dispersión hacia el sur de San Luis y Córdoba, el sudoeste de Santa Fe y Río Negro, y el sur de Buenos Aires.
Así, colonizaron hábitats de las provincias fitogeográficas del monte y del espinal. La expansión de la especie se ha visto favorecida por translocaciones intencionales realizadas por cazadores deportivos y administradores de cotos con fines cinegéticos.
A principios de la década de 1990, los jabalíes comenzaron a escapar del control humano y proliferaron, convirtiéndose en una grave amenaza para la biodiversidad, los recursos naturales y los servicios ecosistémicos. El jabalí europeo es uno de los mamíferos grandes más prolíficos, lo que contribuye a su explosión demográfica y dificulta su control.
Con una buena alimentación, estos animales comienzan a reproducirse a los seis meses y pueden tener dos camadas al año en cualquier época, con camadas de 4 a 12 crías.- Con más de tres décadas en el territorio, la población de jabalíes ha crecido exponencialmente, en parte debido a la disminución de la presión de caza por cambios demográficos en la población rural, la casi total ausencia de depredadores naturales y el aumento de recursos forrajeros por la expansión de áreas cultivadas.
Los jabalíes han ampliado su rango de distribución de manera sistemática en las últimas décadas. En las áreas donde esta especie se ha naturalizado, se han observado múltiples impactos negativos sobre la producción y el ambiente.
En el departamento San Justo, como en tantos otros, se reportan problemas adicionales con sistemas de almacenamiento de granos, conocidos como «silo bolsas», y explotaciones de ganado bovino tipo feedlot, donde los jabalíes ingresan para alimentarse, causando pérdidas económicas y riesgos sanitarios para los productores.
El impacto del jabalí europeo sobre los ecosistemas naturales es considerable, ya que altera hábitats y reduce la biodiversidad en bosques, pastizales, humedales y zonas semiáridas.
En respuesta, varias provincias argentinas han autorizado la caza del jabalí para controlar esta especie invasora. Para gestionar eficazmente la población de jabalíes, es probable que se requiera una combinación de métodos de control y la colaboración entre diversas entidades.
En Argentina, la gestión de la fauna está a cargo de los estados provinciales. Actualmente, en la mayoría de las provincias donde el jabalí se ha naturalizado, se permite su caza bajo distintas categorías, como caza deportiva, plaguicida o comercial. En la provincia de Santa Fe, se permite la caza sin restricciones de vedas o cupos por cazador.
De acuerdo con el artículo 124º de la Constitución Nacional, las provincias tienen dominio originario sobre los recursos naturales en su territorio. Por lo tanto, es urgente adoptar medidas para mitigar los efectos adversos de la invasión del jabalí, estableciendo mecanismos para limitar su número en el territorio provincial.