Jueves 25.6.2020
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“Ojalá sea nuestro año”, escribió el DT Héctor ‘Bambino‘ Veira sobre una pizarra en un mensaje premonitorio para todo el pueblo de San Lorenzo antes del inicio del torneo Clausura 1995, un título que archivó la sequía más larga en la historia del club, inmersa dentro de su peor ciclo deportivo e institucional.
Una generación entera de “cuervos” ansiaba la vuelta olímpica que se negaba desde el Nacional ’74, años antes de la debacle que desembocó en la pérdida del viejo estadio Gasómetro (1979) y el descenso a la Primera B (1981). Superada la dura década del 80, en la que equipos como “Los Camboyanos” hicieron culto del espíritu de esfuerzo que demandaba el momento de la institución, San Lorenzo iniciaba una lenta recuperación en los 90 que se apreciaba con la mejora en la jerarquía de sus planteles y, especialmente, con la inauguración del Nuevo Gasómetro en el Bajo Flores hacia fines de 1993.
San Lorenzo comenzó su campaña en el Clausura ’95 como subcampeón del fútbol argentino después de haber peleado el título con el River invicto del “Tolo” Américo Gallego, en el que destacaban el uruguayo Enzo Francescoli, Ariel Ortega y Hernán Crespo, entre otros.
Tras vencer a Deportivo Español en la duodécima fecha, San Lorenzo desplazó a Gimnasia y llegó a la punta por primera vez en el torneo con siete partidos por jugar, entre ellos, los de la recta final ante Boca Juniors y Vélez Sarsfield, que ocupaban el cuarto y tercer lugar respectivamente. El equipo sostuvo el primer puesto hasta la fecha 16, en la que sacó de carrera a Boca con una victoria por 2-1 en el Nuevo Gasómetro, un reducto clave para la conquista por su condición invicta.
“A la gente de San Lorenzo le digo que vaya a Rosario con fe, que esto no se terminó. San Lorenzo sabe que todo se ha hecho con sacrificio, se ha ido a la B, ha vuelto a Primera; antes no tenía estadio, ahora lo tiene; por eso quiero que vayan 25 mil, 30 mil personas a Rosario, en familia, con alegría” declaró Veira en vivo en el programa “Fútbol de Primera”. Los hinchas asimilaron el mensaje y protagonizaron una impresionante caravana por la Ruta 9. Además del colmar la cabecera visitante del “Gigante”, coparon parte de la platea local, detrás de los bancos de suplentes. Unas 30 mil personas asistieron a la cancha confiadas en el milagro. En un primer tiempo de pocas situaciones, la única emoción llegó desde La Plata con la noticia de que Independiente vencía a Gimnasia con gol de Javier Mazzoni. Como si faltara dramatismo, Netto falló un penal en el segundo tiempo pero el desahogo llegó a los 32 minutos cuando “El Gallego” González, después de ingresar por Arbarello, conectó un cabezazo que desató el llanto del “Bambino”. Sin novedades en el Bosque, faltaban unos minutos para el final del partido cuando Marcelo Tinelli, por entonces sólo un influyente conductor de TV fanático del “Ciclón”, invadió el campo de juego junto a otros hinchas para el abrazo eterno con los jugadores responsables de acabar con 21 años de frustraciones.
“A Independiente le dieron un millón a repartir por ganarle a Gimnasia”
El ex defensor de Gimnasia y Esgrima La Plata reveló que el plantel de Independiente cobró “un millón a repartir” por ganarle al conjunto “tripero” en la última fecha del torneo Clausura ’95, que consagró finalmente a San Lorenzo de Almagro tras una vibrante definición de la que se cumple un cuarto de siglo.
“Independiente jugó con plata que puso San Lorenzo. Sus jugadores se tiraban de cabeza. Años después, cuando me voy a Deportivo Español, Walter Parodi —ex delantero de Independiente— me dijo que le dieron al plantel un millón de pesos a repartir por ganarnos a nosotros”, contó el ex marcador lateral izquierdo. Eran tiempos de la Ley de Convertibilidad, y un millón de pesos eran un millón de dólares.
Gimnasia llegó a esa última fecha con un punto de ventaja y necesitaba ganarle a Independiente para asegurarse el título ya que la diferencia de gol favorecía a San Lorenzo en un torneo que todavía entregaba nada más que dos unidades al vencedor.
Los de Avellaneda se impusieron 1-0 en La Plata con un recordado gol de Javier Mazzoni y San Lorenzo, tras doblegar a Central por el mismo marcador con un tanto de Esteban “El Gallego” González, celebró el título del fútbol argentino después de 21 años. “Nosotros también le pusimos la plata a Central —se sinceró—. Yo lo llamé al “Negro” Palma para ofrecerle plata de nuestro premio. Nos pagaban 300.000 dólares por salir campeones y nosotros le dábamos 200.000 a Central. Total si ganábamos el campeonato, jugábamos la Copa Libertadores y recuperábamos esa plata en dos días”, razonó.
Dopazo, de 51 años, vive actualmente en su Chacabuco natal y tiene una empresa de camiones que se encarga de la logística interna de una importante cerealera. “Cuando debuté en Primera en 1988 ya estaba presente la incentivación. Estuvo ahora en ese último campeonato. Boca salió campeón ¿por qué? Porque le puso la plata a Atlético Tucumán y Gimnasia estuvo incentivado por River. No hay que olvidarse que “Nacho” Fernández jugó en Gimnasia y tiene muchos conocidos‘, especuló. Lo que si descartó enérgicamente Dopazo fue la acusación de un supuesto soborno al plantel de Gimnasia que dirigía Carlos Timoteo Griguol. “Se dijo que ese equipo se vendió, que (Marcelo) Tinelli puso la plata, pero fueron todas pelotudeces. Todo mentira, nosotros queríamos la gloria”, aseguró. Al buscar explicaciones para aquella frustración, Dopazo remarcó un error de Griguol y su preparador físico Javier Valdecantos: “Se equivocaron en dejarnos en Estancia Chica (la concentración de Gimnasia). Desde el día previo, el sábado, hasta el partido era un hervidero. La presión que sentimos los jugadores era increíble”. “Yo era uno de los más experimentados y el día del partido, a las 6 de la mañana, ya estaba levantado de la ansiedad que tenía. Caminaba por Estancia Chica, iba y venía, no pude dormir siesta. Cuando llegó el momento del partido tenía casi doce horas de desvelo”, concluyó.