Una ráfaga de aire -y de goles- fue lo que le dio el triunfo a Defensa y Justicia en Victoria.
Con goles de Miritello, Schiamine, Bogarín y Ramírez, el Halcón se impuso ante el Matador en Victoria y da pelea.
Una ráfaga de aire -y de goles- fue lo que le dio el triunfo a Defensa y Justicia en Victoria.
En un partido que se le tornaba complicado, que parecía que se iba a desarrollar a su merced pero se le iba de las manos, fue efectivo en los momentos justos y se llevó tres puntos de oro. Fue 4-0 ante Tigre y se metió de lleno en la pelea por el ingreso a copas.
De movida, se prometía un partido atrapante: Defensa salió con todo y tuvo tres chances antes de los primeros diez minutos. Pero de a poco, se fue apagando. No solo que Tigre se acomodó e incluso tomó el dominio de la posesión, sino que sus ocasiones mermaron, al igual que la intensidad de mitad de cancha hacia adelante.
El Halcón había encontrado protagonismo en ataque, no tanto en los pies de Bogarín y Herrera, sino que a partir de buenos movimientos y conexiones entre Osorio y Molinas.
No es coincidencia que el bajón en el juego haya coincidido con el topetazo de Banegas al propio Aaron que casi lo saca de la cancha -se lo notó mareado por varios minutos-: desde ese momento, los de Varela se vieron diezmados en la generación y cedieron la pelota.
Aun así, pese a estar sumido a las búsquedas del Matador -esporádicas-, un contragolpe armado por el ex Boca abrió el marcador: pase exquisito entre líneas para Ramírez, quien le dejó la pelota abajo del arco a un Miritello que solo la tuvo que empujar. Y apenas dos minutos después, el propio delantero habilitó a Schiamine para poner el 2-0.
Fueron dos golpes de un saque para Tigre y no se pudo reponer. Esa superioridad que había logrado marcar, quedó totalmente abatida. Un par de minutos después, Bogarín amplió y casi en el cierre, Ramírez lo cerró.