(Enviado Especial a Doha, Qatar)
(Enviado Especial a Doha, Qatar)
El embajador no es santafesino por metros. Nació en San Francisco y se sabe que los habitantes de esa ciudad ubicada en la frontera con Córdoba, son cordobeses pero nos tienen como buenos vecinos a los santafesinos. Guillermo Nicolás es alguien con mundo, que ha desarrollado con eficacia su carrera diplomática que lo ha llevado a lugares recónditos como Líbano o Siria y que ahora se enorgullece y emociona cuando ve a tantos compatriotas en Qatar.
Su oficina es confortable, tiene diarios qataríes de papel ilustración y escritos en inglés a los que lee todos los días, un cuadro del presidente Alberto Fernández, una foto con el joven emir de Qatar, la bandera argentina (obviamente e infaltable) y un cuadro de Malvinas, pues a pesar de no pertenecer a la clase que fue a la guerra (nació unos años después), se interesó mucho por todo lo que pasó en esa cruel e innecesaria guerra con Inglaterra en 1982.
Pues bien, allí fuimos junto al queridísimo colega Néstor Clivati, rafaelino él, compañero de muchas aventuras periodísticas, en búsqueda de esa charla con el embajador para que nos cuente sus impresiones de lo que se está viviendo en Qatar. Pero para darle un marco a esta anécdota, necesito decirles que cuatro días antes del inicio del Mundial, fuimos invitados –todos los periodistas argentinos- a un banquete en su propia residencia. Y que fue una de las pocas veces (la otra fue en el departamento de otro gran amigo, Gustavo Nepote) en las que se pudo tomar un buen vino o disfrutar de unas buenas “birras” en estas tierras tan calurosas.
Terminadas las entrevistas y cuando llegaba el momento de las fotos, el pedido para Clivati fue que le hable al embajador para que la foto refleje una charla y no una pose. Había miles de preguntas para hacerle, desde las diplomáticas, las políticas o ahondar en algún detalle de los muchos que comentó el embajador sobre la marcha de este Mundial. Pero no. ¿Cuál fue la pregunta que salió rápida, rotunda, enérgica e insinuante desde la boca de Néstor?, “Embajador, ¿cuándo volvemos a organizar una ‘comilona’ como la del otro día?”… Y al embajador no le quedó otra que estallar en una carcajada… Aunque nosotros esperamos respuesta positiva, claro.