Ignacio Andreychuk
El titular de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa dijo a El Litoral que desde la entidad proponen que el predio se regularice, para que pueda seguir trabajando.
Ignacio Andreychuk
El megaoperativo policial realizado entre jueves y viernes en Buenos Aires arrojó la detención del empresario Jorge Castillo, dueño del paseo de compras Punta Mogotes que funciona dentro del predio La Salada de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora. Según medios capitalinos, hubo alrededor de 30 detenciones.
En los 55 operativos se secuestraron unas 20 armas, entre las que había una picana eléctrica, 20 computadoras, sistemas de monitoreo, documentación y plata. En el allanamiento que terminó con la detención de Castillo, en una casa de Luján, hubo un agente del grupo GAD que terminó herido por una esquirla de un escopetazo.
Si bien esto fue noticia nacional, las denuncias por venta ilegal salpican al resto de las provincias, aunque en menor medida a Santa Fe. Sin embargo, desde las cámaras que nuclean la actividad comercial insisten con intensificar los controles en pueblos y ciudades del territorio santafesino, ya que advierten sobre la presencia de la comercialización fuera del marco de la ley y la competencia desleal con los comerciantes debidamente asentados.
Al respecto, El Litoral dialogó telefónicamente con el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Fabián Tarrío, quien asumió en abril la conducción de la entidad federal tras varios años de presidencia de Osvaldo Cornide.
Tarrío integraba ya el Comité de Presidencia de Came. Es de Lomas de Zamora e integra la Federación de Centros Comerciales a Cielo Abierto, Cascos Urbanos y Centros Históricos (FCCA). A su lado continúa un histórico del sector y oriundo de esta provincia, el vicepresidente 1º, Elías Soso, como representante de la Federación de Centros Comerciales de la Provincia de Santa Fe (Fececo).
—Tras el operativo que se realizó en esa feria, ¿qué opina sobre el procedimiento y sus derivaciones?
—Nosotros tenemos una opinión formada desde Came, hace ya muchos años, sobre este tema. No es novedoso. De hecho, yo soy de Lomas de Zamora. Estuve al frente de la cámara de ese partido. Tanto Urkupiña, Ocean como Punta Mogotes (así se llaman las ferias que integran La Salada) eran piletas de agua salada a las cuales la gente acudía en la década de los ‘50 y ‘60. Había unas instalaciones importantes en esa zona, que albergaban vestuarios y diferentes cuestiones. Después quedaron en desuso. Y con el paso del tiempo, a principios de los ‘90, Castillo tomó posesión del lugar, no sé de qué modo, pero comenzó a formar esto que se llama La Salada y que, en su momento, nosotros desde la cámara de Lomas advertimos que iba a complicar la comercialización formal y demás actividades Si bien había poco movimiento por aquel entonces, ya se notaba un crecimiento debido de la zona hasta convertirse en un emporio de lo ilegal, del trabajo infantil y de todos los males que pueda tener una sociedad no contemplada en su jubilación, obra social y otros derechos. Ahora, tampoco es cuestión de tirar abajo todo eso porque se genera un problema social inmediato.
—Uno entiende que no debería ocurrir eso, ya que estiman un movimiento de más de 100 mil personas que giran en torno de esta feria...
—Exacto. Habida cuenta de ello, desde Came se realizó una denuncia en 2015 a propósito de los talleres clandestinos que funcionaban en la ciudad de Buenos Aires, los cuales se incendiaron y hubo muertes, incluso de menores. Y también lo denunciamos a Jorge Castillo como parte de una asociación ilícita que comercializaba esas cosas. Así se fue avanzando en la investigación de este tema, un poco por nuestras denuncias y también por denuncias de otras organizaciones, hasta que se llegó a este reciente operativo del cual, si bien no sabíamos nada, apoyamos decididamente. Más allá de lo que pueda demostrarse en contra o favor de su persona, lo de La Salada es un problema más grande, que excede lo que él personalmente haga, y habrá que tomarlo con todas las precauciones necesarias, es decir, que se trabaje dentro de la ley para que esa gente esté incluida y sea una competencia justa.
—Entonces Came propone que se realice un proceso de formalización, porque no se está castigando la figura del feriante sino la actividad ilegal. ¿Es así?
—Todo lo que involucra una actividad ilícita allí tiene que terminarse. El lucro de los que comandan, de los que manejan los alquileres de los locales, los que imponen castigos hasta corporales a la gente que no actúa en forma lícita dentro del predio, llámese mecheras, como les dicen, o como se los denomine a los amigos de lo ajeno, ha llegado a la instancia de tomar justicia por mano propia. Luego, yendo a lo específico de lo estrictamente comercial de la actividad del lugar, es lógico que sea todo mucho más barato que cualquier comercio legalmente establecido. Por empezar, porque hay adulteración de marcas, porque en ninguna de esas etapas se paga ningún impuesto de nada, porque a los que fabrican les pagan poco y porque, además, lo único que se abona en algunos casos es un monotributo mínimo, sin facturación, que es lo que les cuesta el puesto. Allí radica el gran negocio inmobiliario que tiene esta gente.
—Ante esto, ¿la conclusión sería que no se busca que esta feria deje de trabajar sino que se establezca en un marco de legalidad y formalización laboral?
—Desde Came apoyamos decididamente este operativo y es la única manera de empezar a regularizar estas cosas. Sin dudas que esto no se hace de un día para el otro y hay que ir contemplando exactamente eso que dice: que igualice las posibilidades de comercializar.
“El comerció aún no despegó”
—¿Qué diagnóstico hace del sector comercial y de servicios, como último eslabón del resto de las economías del país?
—En cuanto al comercio en sí, entendemos que todavía no despegó. El mercado interno todavía está frío. Mes a mes, desde Came hacemos un relevamiento sobre la actividad y ventas Pymes, además del índice que indica la diferencia de precio de la góndola al consumidor. Esos ítems nos están marcando una leve disminución de la caída. El año pasado, tuvimos momentos de bajas importantes, pero ahora estamos recuperando un poco sin lograr aún índices positivos. Nuestros economistas nos dicen que el año podría cerrarse entre un 2 y 2,5 de superávit en cuanto al producto bruto interno. Esperemos que con los sueldos que tenemos, más la llegada del medio aguinaldo, el comercio pueda recuperarse en los próximos meses.