Darío Cvitanich vivió hoy su tarde de gloria, ya que en apenas 17 minutos marcó tres goles que le sirivieron a Banfield para reencontrarse con la victoria con un demoledor 4-0 ante Newell's Old Boys.
En el Estadio Florencio Sola, el 3-0 con el que finalizó el primer tiempo poco tuvo que ver con lo que sucedió en el campo de juego, pero se explicó a partir de la eficacia mostrada por Darío Cvitanich cada vez que se acercó al arco y las facilidades que dio la defensa de Newell's.
Es más, en los primeros cinco minutos, Newell's dispuso de dos oportundidades claras para convertir en los pies del paraguayo Oscar Cardozo (al minuto) y Mauro Cejas (a los 4), pero fueron evitadas por acertadas intervenciones de la otra figura del partido: Cristian Lucchetti.
Pero a los 8, Cristian Maidana metió un centro al área y Cvitanich con un frentazo mandó la pelota al fondo de la red y torció la historia del partido.
Con el marcador en contra, Newell's no supo acomodarse a la realidad que le tocó vivir, incluso insistió en defender con línea de tres, algo que ayudo a que cada ataque de Banfield estuviera cargado de mucho peligro.
A los 23, Cvitanich, con un toque por encima de Justo Villar puso el 2-0, y dos minutos después, al aprovechar un rebote que dio el arquero paraguayo luego de un cabezazo de Martín Andrizzi, elevó el marcador a tres.
En el complemento, Banfield especuló con la desesperación de Newell's para acortar las diferencias, y por eso dejó que el equipo rosarino tuviese la iniciativa del encuentro.
Newell's fue y creó las situaciones para conseguir su gol, pero se encontró con un Cristian Lucchetti inspirado, que atajó todo lo que le tiraron y además tuvo dos intervenciones expectaculares ante remates de Leonel Vangioni y Gastón Aguirre.
Sobre los 38, con los rosarinos volcados al ataque, el Pulpo Silvio González se fue por derecha y tiró un centro que no consiguió interceptar Villar, pero fue conectado por Andrizzi para establecer el 4-0 definitivo.
El resultado final quizá parezca exagerado por lo visto en la cancha, pero Banfield no tuvo la culpa: hizo lo suyo y se llevó la victoria.
DyN