Los cardenales no deberán esperar dos semanas desde la renuncia del papa para celebrar el cónclave que elija a un sucesor, sino que la reunión podrá celebrarse en cuanto estén todos reunidos en Roma, determinó hoy Benedicto XVI. Las anteriores reglas establecían que debían transcurrir 15 días desde el final del papado. Pero Benedicto XVI emitió un decreto que señala: “Le otorgo al colegio cardenalicio la facultad de comenzar antes el cónclave si todos los cardenales encargados de la elección están presentes”. De esta forma, la Iglesia quiere garantizar que habrá un nuevo pontífice para las celebraciones de la Pascua a fines de marzo. La Iglesia no ha anunciado por ahora la fecha exacta en que comenzará el cónclave. Dado que usualmente los papas se mantenían en su cargo hasta morir, las dos semanas que transcurrían desde el deceso (“sede vacante”) eran utilizadas para la celebración de funerales y para dar tiempo a que los cardenales viajaran a Roma desde distintas partes del mundo. En este caso no será necesario esperar. El cónclave comenzará cuando lo crean adecuado los cardenales, de acuerdo con lo determinado por Benedicto XVI. En Roma se especulaba desde hace días con que la reunión podía comenzar el 10 u 11 de marzo. Los cardenales tomarán la decisión tras la renuncia del papa este jueves. “No estamos en condiciones de fijar la fecha del cónclave”, dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi. En su opinión, el colegio cardenalicio tomará la decisión en los primeros días de marzo. Los prelados con derecho a voto (previsiblemente 116) se reúnen el 1 de marzo para preparar la elección del sucesor de Joseph Ratzinger. El papa también redactó un juramento para mantener en secreto lo que ocurre dentro del cónclave, y todos los cardenales deberán prestarlo. En caso de no cumplirlo, serán excomulgados.