Dante Giacosa (1905-1996) fue el ingeniero encargado de diseñar en 1951 el Fiat 600, su carrera en la fábrica Fiat duró medio siglo y a él debemos coches como el Fiat 500, también llamado "Topolino".
Un 10 de Marzo de 1955 en el Salón del Automóvil de Ginebra, se presentó el Fiat 600, un auto que hizo historia y se convirtió en uno de los mayores mitos de la industria automotriz.
Sería posible introducir a cuatro personas, más su equipaje, en un auto tan pequeño? Esta fue la pregunta que surgió el día de la presentación y el Fiat 600 demostró que era posible. Se dice que era un auto con alma, que fue el símbolo de una generación, que cambió las costumbres y que fue el primero que manejaron masivamente las mujeres. Se dice también, con acierto, que para millones de aprendices en el manejo fue su primer automóvil: sobre todo para los jóvenes, porque también era un coche accesible por su precio.
En la década del 40, cuando las fábricas producían autos gigantescos, Alemania desarrolló el Volskwagen, diseñado por el ingeniero Ferdinand Porsche a pedido de Hitler y este fue el primer paso hacia un auto popular.
Siguiendo el ejemplo, la empresa Fiat lanzó el Topolino, un vehículo económico que con algunos cambios se siguió fabricando hasta los años 50.
Entonces fue reemplazado por el Fiat 600, de 3,2 metros de largo, con suspensión independiente en las cuatro ruedas y que podía alcanzar una velocidad de 95 kilómetros por hora, con un consumo muy razonable de combustible. Para probar también que era resistente, se organizó una prueba en la que dos 600 recorrieron 9.984 kilómetros, atravesando tres continentes en 11 días, por algunos caminos bastante complicados.
Un año después de su presentación, el modelo fue mostrado en el Salón del automóvil de Turin donde el público y la crítica lo recibieron como a un ídolo. El popular Fitito, desde entonces, se convirtió en un éxito popular en muchísimos países. A pesar de su sencillez y escaso tamaño, fue el predilecto de rutilantes estrellas de cine y el protagonista de muchísimas películas.
En Argentina
El Fiat 600 fue el auto preferido de los Argentinos debido a tres razones más que palpables; era barata la patente, consumía poco combustible y, por lo diminuto de su tamaño, se lo podía estacionar en cualquier lado. El 8 de Abril de 1960, salía de la planta Caseros el primer Fiat fabricado en la Argentina, y ese era el Fitito. Según se cuenta, "era de color gris claro y venía con un motor de 633 cm3 y 28 CV, colocado en la parte de atrás del auto" (fue el primer Fiat con motor trasero).
La bolita tuvo varios cambios de cilindrada y potencia, también modificó su denominación. Entre 1962 y 1966, se le agregó la letra D y venía con motor de 767 cm3 y 32 CV. También tuvo modificaciones estéticas en el 65, con la apertura de sus dos puertas desde atrás, hasta ese año se abrían al revés.
Por su parte, del 67 hasta el 77 su denominación (Fiat 600 D) se cambió entre distintas letras; E de 767 cm3 y 36 CV, F, R y por último S, con un motor de 843 cm3 y 32 CV. Tanto fue el éxito que consiguió, que en 1976 logró un récord de producción nacional de un solo modelo con 250.000 unidades fabricadas desde 1960. Finalmente dejó de fabricarse en 1982, cuando ya se habían fabricado 300.000 unidades. En Italia llegó a 2.591.000 unidades.
A pesar de su "final" anunciado, Fiat rediseñó el 600 para el nuevo milenio y desde 1998 se vende en Europa.¿Vendrá al país para repetir su éxito? Esperamos que si.
En España
El Seat 600 nació en 1957, el mismo año que desapareció el Biscúter. En aquellos momentos el parque de vehículos era muy reducido y predominaban los transportes públicos, los camiones y las motocicletas fabricadas en Cataluña, como la Bultaco, la Montesa, la Derbi o la Ossa. La Guzzi y la Vespa se importaban desde Italia, y la Mobylette venía desde Francia. Entre tanto ruido, el 600 fue el escogido para reinar antes de nacer. Su salida de fabrica coincidió con el estreno de los primeros parquímetros de París y el Sputnik ruso.
El 600 fue el hijo predilecto del "Plan Desarrollo", casi su símbolo sobre ruedas. El plan pretendía llegar a una renta de mil dólares per capita, un poco más de las 65.000 pesetas que costaba el primer modelo, con las puertas que se abrían hacia atrás y que si no se cerraban bien se las llevaba el viento.
Para conseguir uno era necesario anotarse en una lista de espera que duraba años si no se disponía de contactos en el gobierno o en la fábrica.
Después hacía falta firmar y pagar más letras y plazos de los que nadie se podía imaginar. Pero a pesar de ellos, la producción y la demanda continuaron creciendo con la bonanza económica de los años sesenta, cuando la gente no paraba de comprar cualquier cosa.
El 600 era el único coche perfecto posible para sus propietarios. Solo coches como el Dauphine o el Gordini podían eclipsarlo. Los padres de familia presumían de poder cruzar toda Cataluña con el 600 lleno hasta los topes y sin ningún tipo de problemas, y si el motor se calentaba, se le colocaba una madera que mantuviera la tapa del motor levantada. El hijo de aquel padre de familia, le bajaba la suspensión, lo empapelaba de adhesivos y lo remataba con un alerón.
Pero el tiempo y el mercado no perdonan y lentamente han ido desapareciendo. Sin embargo, aún quedan un gran número de unidades en funcionamiento y ya se han convertido en uno de los clásicos más apreciados del mundo del automóvil.
Fuente: Club del Fiat 600 (www.fiat600club.com.ar)