El plantel de San Lorenzo, una vez consumada la conquista del campeonato Clausura, se instaló en la sala de conferencias del Nuevo Gasómetro y durante casi una hora lo convirtió en el escenario central de un ruidoso festejo, que luego mudó de escenario y se trasladó a San Juan y Boedo.
Hasta esa tradicional esquina porteña llegó todo el plantel a bordo de un micro descapotable por el que asomaban los cuerpos de los futbolistas, que eran idolatrados por los hinchas como si estuvieran en un altar.
Unos seis mil hinchas se dieron cita en el barrio de Boedo, sede del Gasómetro de los tablones de madera que hoy reemplaza un supermercado cuyos colores identificatorios son, justamente, el azul y el rojo.
Allí, en ese rincón sanlorencista, no faltaron los recuerdos de los aficionados para con el clásico rival, Huracán, que está muy cerca de retornar a primera división, y por supuesto para Boca Juniors, al que el 'Ciclón' le ganó la pulseada en la recta final del Clausura.
Fue celebración como viene repitiéndose cada seis años, desde 1995, pasando por el 2001. Y también fueron pedidos públicos a los que dirigen, a los que juegan, a los que conducen: la Copa Libertadores, esa dama esquiva que se casó cono todos los grandes, excepto con el "guapo" de Boedo.
Los festejos no tuvieron excluidos y todos formaron parte de la movida desde mucho antes, apenas finalizado el encuentro con la goleada por 4-2 sobre Arsenal en este Nuevo Gasómetro que ya cobijó tres campeonatos.
Los jugadores, liderados por Adrián González -capitán del plantel- irrumpieron en la sala de confencias del estadio con bombos y banderas azulgranas.
El éxtasis de los futbolistas impidió que se realizara la sesión de preguntas de la prensa y el espacio fue destinado solamente a dar rienda suelta a tanta alegría y emoción contenidas.
Los cronistas fueron testigos, en cambio, de los mismos cánticos desenfrenados que vertieron después los hinchas, aunque en este caso a cargo del plantel, con alusiones mayoritarias hacia Boca, rival en la pelea por el título, y Huracán, el adversario incorporado por el mandato histórico.
Después, en una ráfaga de cierto orden, Ramón Díaz tomó un micrófono para recordar la fortaleza del plantel y el apoyo incondicional de la parcialidad.
"Fueron 18 partidos luchados de principio a fin. Ahora es el momento de festejar a lo grande", lanzó el riojano.
Tras 50 minutos de desborde, Adrián González, mezclado entre hinchas y banderas, dio la orden de abandonar la sala de prensa porque había que "festejar con la gente".
Parte del plantel siguió la fiesta en uno de los accesos del estadio, en tanto Ezequiel Lavezzi y Cristian Ledesma -dos pilares en la obtención del título- pidieron abrir el acceso a la tribuna popular y se sumaron a la hinchada liderando una batucada de la que eran los principales percusionistas.
Así vivió San Lorenzo este 10 de junio de 2007, una jornada imborrable porque fue también el título número 10 de su historia profesional. "Y un buen signo para el futuro", según la picardía del 'Pelado'.
Télam