Adriana Autelli, desde la UCSF, considera que en el marco de este cambio de época, del que surgen los millennials y los centennials, "hay que tener en cuenta que son jóvenes que necesitan mucho más de nuestro feedback, de la mirada del docente y de sus consejeros para poder reconocerse, crecer y desarrollarse personal y académicamente. Salir al encuentro de los jóvenes y acompañarlos pone a prueba nuestra capacidad de escucha y de facilitación, en el mejor sentido de la palabra: pasar de meros transmisores a facilitadores/orientadores".
A su entender, la pandemia dejó herramientas tecnológicas, claustros más actualizados en nuevas tecnologías, equipamiento y buenos recursos que hoy se siguen usando. No obstante, opina que "el encuentro personal con los chicos en las aulas, las trayectorias de vida compartidas, ese vínculo tan especial que se da entre el que aprende y quien lo acompaña, es la clave para atravesar el tiempo que nos toca vivir".
Justamente en este sentido, la UCSF, entre otras importantes líneas de acción, inició un proceso de renovación y readecuación de su Área de Tutorías en 2020 -en pleno confinamiento-, con la tecnología como medio para llegar a sus estudiantes en el lugar en donde se encontrasen, poniendo el énfasis en "escucharlos" y desde allí buscar nuevas respuestas. "Hoy podemos estar juntos, en la presencialidad, y gozar de todos sus beneficios. Mas, sinceramente, la tarea recién ha comenzado…".
En la universidad a veces hay jóvenes que están como "en tránsito" y hasta "invisibilizados" en ciertas ocasiones. "No solamente hay que pensar desde la institución en el estudiante tradicional, sino también en que hay algunos no tradicionales, que cada vez son más y que intentan compatibilizar el estudio con la familia, el trabajo, con otra serie de responsabilidades", propone, por su parte, Andrea Pacífico, de la UNL.
Andrea Pacífico. Universidad Nacional del Litoral. Foto: Gentileza
Las universidades también tienen un desafío a partir de que en América Latina tuvo lugar, en las últimas décadas, la masificación del nivel secundario. "Como dicen algunos sociólogos: se pasa de una fase de elite a una de masificación, también en la educación superior, y esto trae aparejado una gran heterogeneidad del estudiantado y un gran desafío para las instituciones universitarias, que deben darles cabida", destaca Pacífico.
"En la UNL hay más de 140 carreras -agrega la profesora-; o sea que prácticamente cubrimos todo el espectro. En muchas de ellas, durante los primeros años, los estudiantes tienen obligatoriedad en la asistencia y parciales, que a la larga permiten ir avanzando en sus trayectos académicos. También hay cambios de planes de estudio que han hecho que en 1er. año, en determinadas carreras haya solo 4 materias anuales, para ir dándole al estudiante la posibilidad de ir transitando, de conocer las reglas de juego y las instituciones".