José María del Corral: "Los jóvenes están hartos de correr, de la ansiedad, del pánico; están pidiendo sentido"
El director mundial de la organización avalada por el Papa Francisco, estuvo en Santa Fe para participar de dos actividades. Scholas Occurrentes se ocupa -en la interacción entre el arte, el deporte y la tecnología- de hacer posible desde la educación la cultura del encuentro.
José María del Corral: "Los jóvenes están hartos de correr, de la ansiedad, del pánico; están pidiendo sentido"
José María del Corral es teólogo y pedagogo, fundador y actual director mundial de Scholas Occurrentes, designado por el Papa Francisco, con quien trabajó durante más de veinte años cuando Jorge Bergoglio estaba en la Argentina. Se autodefine un apasionado por la educación, y desde esa organización de alcance internacional promueve la cultura del encuentro, acercando a los jóvenes a propuestas educativas que generen sentido.
Del Corral estuvo en la ciudad para participar del inicio de las actividades de Scholas Occurrentes en Santa Fe: una de ellas con universitarios y la otra sobre fútbol. "En abril firmamos el pacto educativo, y ya hay dos hechos concretos en Santa Fe", destacó a El Litoral este pedagogo, que se reúne con el Papa en mesas de trabajo cada dos meses.
A partir de su cercanía con Francisco, sostiene que el problema de salud del Papa, es "en la rodilla" y asegura que "él dice que no hace falta la rodilla y caminar para seguir conduciendo" la Iglesia Católica.
-¿Qué son y cómo surgieron las Scholas Ocurrentes?
- Son experiencias que nacen con un cura, con el padre Jorge Bergoglio. Y nacen en un tiempo y país concreto que es Argentina, en plena crisis de 2001, en la época del "que se vayan todos". En ese momento, la preocupación de Bergoglio era "¿Y con los jóvenes qué pasa?". Ahí es donde me llama, porque yo soy teólogo y pedagogo, trabajé en colegios muy caros y también en la Villa 1/11/14, del Bajo Flores.
Como docente, me di cuenta de que detrás de cada informe, de cada nota a un estudiante, había una misma necesidad que el colegio no la estaba satisfaciendo. Entonces cuando Bergoglio me pregunta "¿Qué les pasa a los jóvenes?", yo le propongo más bien reunirlos y que él los escuche. Se me ocurrió juntar a los chicos católicos de las escuelas parroquiales, con los de la comunidad judía, con los de las escuelas islámicas y juntos ir también por los adolescentes de las escuelas evangélicas. Así, sin querer, nacía Scholas Occurrentes, con chicos de 15 años que se animaron, en vez de ir a golpear cacerolas, a pensar qué podían hacer.
Esos adolescentes no sólo empezaron a conocerse sin prejuicios, sino que además llevaron adelante un proyecto en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, que es la Ley N° 2169; les parecía que otra educación era posible, una que tuviera más que ver con sus vidas y no con colgar un título vacío en la pared. Cuando Jorge Bergoglio ve que estos adolescentes judíos, musulmanes, católicos y evangélicos, tanto de escuelas públicas como privadas, habían logrado por consenso una ley en la Ciudad, me dijo: "claramente este es el camino", y ahí nacen primero las Escuelas de Vecinos; luego serían las "Scholas Occurrentes", en latín, o Escuelas para el Encuentro. Ese es nuestro origen.
Jóvenes de distintas carreras compartieron este viernes, en la sede de la Universidad Católica de Santa Fe, una experiencia de sentido universitario, en una actividad con máscaras. Crédito: Mauricio Garín
-¿Cómo se mundializó la propuesta de Scholas?
-Primero, porque mi jefe se convirtió en el Papa Francisco. Y lo segundo, de una manera sencilla, porque fuimos tan a fondo en esta experiencia que superamos cualquier tipo de lengua. Entre un chico de escuela privada y otro de escuela pública, puede cambiar la calefacción, la cuota, pero no cambia la misma necesidad, la misma ausencia, que es lo que encontramos en los cinco continentes. Entonces nos animamos, desde nuestra pasión por la educación, a probar esta experiencia en otras partes del mundo.
-¿Qué les pasa a los jóvenes? ¿Cuál es esa "ausencia" que usted dice?
-Nos dimos cuenta al recorrer al mundo de que lo que les falta a los chicos se resume en una sola palabra: sentido. Esta cultura no les transmite ningún sentido.
-¿Y en dónde encuentran sentido los jóvenes? ¿Qué actividades proponen las Scholas para generarlo?
-Acá mismo. Para no ir más lejos, en Santa Fe, están participando chicos de 15 carreras universitarias -abogados, ingenieros, médicos, psicólogos-, y lo primero que se cuestionan es, justamente, que están haciendo una "carrera". Los chicos quieren encontrar un sentido que no se los da el hecho de ser abogados, sino el hecho de "ser". Y esto no es un tema metafísico, colgado, sino algo bien concreto. Es decir, están hartos de correr, de la ansiedad, del vértigo, del pánico, están hartos de eso que el Papa llama "el "chiquitaje". No les damos nada que tenga sentido; les damos fisuras, grietas, políticos que se insultan unos a otros. Les damos porquerías y los jóvenes están pidiendo sentido.
-En Santa Fe también hay un encuentro de fútbol. ¿El deporte es una de las actividades que impulsa Scholas?
-Sí, porque las tres patas de Scholas son: deporte, arte y tecnología. Mientras que ciertas organizaciones internacionales buscan que los chicos aprendan matemática y lengua, nosotros buscamos hacerlo con el deporte y la tecnología porque es el mundo real de los chicos. En abril firmamos el pacto educativo y ya hay dos hechos concretos en Santa Fe.
Por un lado, jóvenes de distintas carreras se juntaron para hacer una experiencia de sentido universitario; y, por otro, ya se está inaugurando la primera escuela de fútbol con filosofía para la vida. Terminan de hacer la práctica de fútbol y ven a los griegos, con la importancia del tiempo como "cronos": el parar, demorarse para pensar quién soy y qué quiero ser en la vida. Un tiempo para educarse, entendiendo que la educación no es enciclopedismo, sino educarse en el "ser".
-Usted que viaja y está en contacto con distintas escuelas del mundo ¿Cómo ve la educación en la Argentina?
-Chiquitaje. Nos estamos peleando por ver si los chicos pasan con una materia o con dos, si cambiamos este nombre por el otro, si lo llamamos polimodal o secundario. La educación no se cambia con una ley, sino de abajo hacia arriba, cuando se hace cultura.
También este viernes hubo un encuentro deportivo en la Estación Mitre con miras a la implementación, en conjunto con la Municipalidad, de la Liga Internacional de Fútbol Scholas 2022. Crédito: Gentileza Municipalidad
El Papa, su salud y su liderazgo
-Una pregunta inevitable para alguien que está cerca del Papa es cómo está él de salud, que es siempre una preocupación mundial.
-Cada dos meses tengo una reunión de trabajo con él; ahora en setiembre volveremos a encontrarnos porque Scholas Occurrentes es un momento pontificio, creado por decreto. Entonces, decir que sigue siendo nuestro líder, ya habla del Papa que nunca dejó su guardapolvo blanco, nunca dejó de ser maestro. Este es el Papa de la educación, del que no se habla mucho.
¿Y cómo lo veo? Cada vez más brillante, porque tiene la audacia de un adolescente y la experiencia de una persona mayor, porque no tiene filtros, porque no busca rating, no está midiendo lo que los demás dicen de él. Trabaja por convicción, por creencias, porque sabe escuchar. Él rejuvenece con el tiempo porque se hace cada vez más sabio. Su problema es la rodilla y él dice que no hace falta la rodilla y caminar para seguir conduciendo.
-¿Va a venir alguna vez a la Argentina?
-Lo mejor que podemos hacer en la Argentina para que él venga, es hacer lo que nos pide. Y creo que eso tiene que ver no con buscar la solución de arriba para abajo, sino de abajo hacia arriba. Necesitamos empezar por creer en nosotros, luego pensar en lo que nos une, y tercero, pensar en un proyecto que sea de largo plazo; por eso creo en la educación.
José María del Corral cuenta una experiencia concreta en San Antonio de los Cobres (Salta), una población de 6 ó 7 mil habitantes, para entender cómo trabaja Scholas. "Allí se suicidaban 30 adolescentes por año, y la mayoría lo hacía tirándose de un puente que se llamaba 'Las soluciones'. Había dos escuelas secundarias públicas, cuyos chicos nunca se encontraban porque había competencia", contó.
El equipo joven de Scholas llegó, los reunió, creó un espacio para escucharlos." A partir de esa escucha, los adolescentes empezaron a hablar de sus problemas, también del suicidio. La segunda etapa de Scholas es que una vez que ponés los problemas sobre la mesa -a través de distintas técnicas-, ahí les enseñamos que no existe ningún súper ministro ni ningún súper obispo que les vaya a solucionar los problemas, sino que lo deben hacer ellos mismos. Es difícil enseñar eso porque estamos acostumbrados al mesianismo en la educación, en la política, en la cultura. Por eso infantilizamos a los chicos en vez de enseñarles a ser adultos", consideró.
Como proyectos, los chicos se encontraron, fueron al cine, "luego se animaron a ir al puente "de donde se tiraron sus amigos, compañeros y familiares", dijo Del Corral. Después se animaron a pintarlo, a hacer arte en ese lugar. "Finalmente, un grupo de chicos viajó a Roma y le entregó el pincel al Papa para agradecerle porque se animaron a cambiar su destino", cerró.