Roberto Gómez Bolaños murió el 28 de noviembre de 2014, a los 85 años, en su casa de Cancún, por una insuficiencia cardíaca. Fue actor, comediante, dramaturgo, escritor, guionista, compositor musical, director y productor televisivo. Su seudónimo, Chespirito, lo recibió de parte del director cinematográfico Agustín P. Delgado, y fue un derivado del diminutivo de la pronunciación de William Shakespeare, que fonéticamente en español se pronuncia Chekspir. Debido a la pequeña altura de Gómez Bolaños pero el enorme talento como escritor, el director lo bautizó así por la similitud al dramaturgo inglés.
En Argentina, los programas creados por el mexicano son un éxito asegurado desde sus inicios. El Chavo del 8, Chespirito, El Chapulín Colorado, el Doctor Chapatín son personajes que han pasado por tres generaciones y se mantienen aún en el tiempo. En la televisión local, sus programas tienen pantalla desde la década del ’70, y aún hoy se siguen manteniendo al aire en la pantalla de nuestro país.
Telefe, América y El Nueve fueron, a lo largo de los años, los distintos dueños de los derechos de los programas de Gómez Bolaños en nuestro país. El canal que dirige Diego Toni todavía es el que emite en sus mañanas, y los fines de semana, El Chavo del 8, con un público fiel que se mantiene firme en el gusto y la elección por el personaje mexicano. En el año 2005 el ciclo volvió a tener un pico, en materia de rating en la Argentina: llegó a marcar 19.6 puntos con una transmisión de El Chavo por Telefe, y tuvo un promedio de audiencia de 13.1 puntos durante ese año.
Argentina siempre fue un país especial para Gómez Bolaños, quien vino en varias oportunidades y fue entrevistado por los grandes protagonistas de la época. En 1987 estuvo de invitado en La Noticia Rebelde, y sus declaraciones causaron tanto apego que hasta la actualidad se continúan replicando sus dichos. En un mano a mano con Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya, el mexicano dio una lección de vida.
“¿Qué piensa de los héroes como Superman o He-Man?”, le consultó Abrevaya. Pero la respuesta de Chespirito fue inesperada: “No son héroes. Héroe es el Chapulín Colorado. El heroísmo no consiste en carecer de miedos, sino en superarlos. Aquellos que no tienen miedo, como Batman o Superman, son todopoderosos, no pueden tener miedo. El Chapulín Colorado se muere de miedo, es torpe, débil, tonto... y consciente de esas deficiencias, se enfrenta al problema. ¡Eso es un héroe!”. Pero además agregó la importancia que deja el aprendizaje de una derrota: “Y pierde. Otra característica de los héroes. Los héroes pierden muchas veces. Después sus ideas triunfan, pero mientras tanto el héroe... ¿cuántos fusilados conocemos?". Sorprendidos por el nivel de reflexión de Gómez Bolaños, Guinzburg sólo atinó a admirarse por sus palabras: “Es filosófico eso. Yo pensé que era un autor cualquiera y es un filósofo”. Mientras que Abrevaya cerró con humor: “¡No contabas con su astucia!”.
“El éxito es cuando uno se muere. El que piensa que ha tenido éxito se estancó. Hay que buscar los objetivos y ascender. Hay que seguir subiendo”, señaló Gómez Bolaños en esa entrevista. Y asombró a todos cuando habló de sus televidentes: “Yo no trabajo para chicos, trabajo para todos. Mi programa lo hago para mí, lo que me divertiría a mí como espectador. Y dejé de ser chico hace 6 o 7 años”, agregó con humor.
En 1994 volvió al país, y fue recibido en la televisión argentina por Susana Giménez. En esa oportunidad, estuvo acompañado por Florinda Meza, Doña Florinda, su última esposa, y Chespirito contó una anécdota que tuvo con quien era presidente de la Nación en ese entonces, Carlos Menem: “En 1987, en una entrevista había un caballero que nos dijo: ¿‘Me permiten tomar una foto con ustedes?’ Encantados, tomamos la foto. Y al terminar dijo: ‘Esta fotografía va a estar pronto en la Casa Rosada’ Y sus amigos se rieron un poquito de él. Fue el Señor Menem quien nos dijo eso y por ahí debe estar la foto. En ese momento no era ni el más viable candidato de su partido (para la presidencia)”.
Finalmente, Chespirito regresó a la Argentina en el año 2005, en pleno furor por El Chavo en la Argentina, y estuvo en el programa de Diego Maradona. En el ciclo se elogiaron y se mostraron admiración mutua. “Usted es mi ídolo”, le dijo Diego. “Maradona encabeza una legión de grandísimos jugadores, ha sido lo máximo”, le respondió con gentileza Gómez Bolaños. Además, habló de su admiración por Luis Sandrini y contó una anécdota con el gran actor argentino: “Era una gran figura y cuando vine acá y lo dije, él me invitó a su casa”.
“El ser humano necesita divertirse sanamente, con cosas que no le hagan mal. Si lo he logrado ya estoy compensado por completo”, le había confesado a Maradona en la nota de La noche del 10.
Roberto Gómez Bolaños se retiró en 1995. Eso no fue un problema para los fanáticos de todo el mundo porque las repeticiones de sus programas nunca finalizaron. Pero en Argentina, el autor mexicano trascendió las barreras de la pantalla y sus fans le crearon honores, únicos en el mundo.
Chespirito y sus personajes son parte de la esencia de varias generaciones de argentinos. Para los más grandes recrea la añoranza de la niñez y la posibilidad de compartir con sus hijos algo propio de otra época. Para los más jóvenes es una novedad, un producto completamente distinto a lo que encuentran hoy en las redes.
Chespirito logró tocar el éxito en épocas sin internet ni viralizaciones. Trascendió fronteras, idiomas y culturas. El niño pobre y el héroe disparatado siguen siendo parte de cada uno de sus fanáticos. El éxito no abandona a Roberto Gómez Bolaños, quien a cinco años de su muerte, sigue más vivo que nunca.