Selva Almada va por el premio Booker: ¿Cuáles son las claves de su obra?
La posibilidad de obtener este premio literario es por su obra “No es un río”, que fue traducida al inglés. Ofrece una mirada sobre el universo masculino y sus rituales y de temas como el amor, la violencia y la naturaleza.
La obra de Selva fue traducida al francés, inglés, italiano, portugués, alemán, holandés, sueco, noruego y turco. Foto: Agustina Fernández
La escritora entrerriana Selva Almada, según se conoció esta semana, figura entre los finalistas del premio Booker Internacional 2024, que distingue obras traducidas al inglés. La novela, que había sido publicada en 2020 por Random House y reseñada en su momento por El Litoral, se editó en inglés como Not a River por Charco Press, editorial ubicada en Edimburgo. Este premio es el más significativo a nivel internacional en el campo de la literatura, después del Nobel.
“No es un río”, la novela que puede llevar a Almada a obtener el galardón es el cierre de la trilogía que comenzó con “El viento que arrasa” y prosiguió con “Ladrilleros”. Posa la mirada sobre el universo de los varones con sus rituales y tradiciones, sus liderazgos vociferados pero, en el fondo, débiles, sostenidos la mayoría de las veces en cimientos endebles, en códigos que provienen más de la tradición que del convencimiento.
Random House
También aparecen, en la interacción entre los personajes temas universales como el amor, la violencia, la muerte, el sexo, los celos y la culpa. Sin embargo, el mayor atractivo de la novela es la descripción de ese ambiente isleño donde la naturaleza gravita sobre los personajes con una potencia arrolladora. “Este hombre no es del monte y el monte lo sabe. Pero lo deja. Que se meta, que se quede el tiempo que le lleve juntar leña. Después, el propio monte va a escupirlo, los brazos llenos de ramas, otra vez hacia la orilla”.
“Selva Almada es una de las voces con sello propio e instalado en la literatura contemporánea argentina y a esta altura, en pos de ubicarla como escritora, sobran las referencias al gótico sureño de los autores del sur de Estados Unidos como Faulkner, O´Connor o McCullers. Con No es un río, termina por instaurar una mirada sobre las cosas para hacer literatura. Como si lograra la lejanía exacta para la descripción que deja al descubierto las violencias naturalizadas, incluso con la tierra que se habita”, señala María Elvira Woinilowicz en un artículo que escribió en 2020 en Página 12.
El logro de Almada es hacer que esa terruño, en este caso la isla, se vuelva un espacio en el cual se dirimen conflictos que son universales.
Archivo
Temas y construcciones
Almada suele ambientar sus tramas en entornos rurales de eso que se suele mencionar, erróneamente, como el “interior” argentino. Propone descripciones de la vida en esos ámbitos y los dramas sociales de esas comunidades. Aunque la escritora no pone el énfasis allí, están presentes.
Entre sus temas, los de la identidad y la sexualidad son recurrentes. Sus personajes, con matices, buscan encontrar su lugar en un entornos restrictivos o intolerantes. Algo que se puede observar con claridad en el personaje de Leni en “El viento que arrasa”, recientemente llevada al cine por Paula Hernández. Atrapada en el universo del reverendo Pearson, su padre, que emprende una misión evangélica inspirado en un fanatismo mesiánico, Leni siente que tiene que tomar sus propias decisiones en pos de cambiar su destino. En otras palabras, encontrarse consigo misma.
Los actores de "El viento que arrasa", adaptación al cine de una novela de Almada. Foto: Rizoma Films
La escritora aborda también la marginalidad, la desigualdad y la violencia que deriva de estas situaciones, algo muy presente en “No es un río”, donde hay peleas, amenazas, embarazos no deseados, abuso del alcohol y ferocidad.
En términos formales, Almada apela a estructuras narrativas fragmentadas, que saltan en el tiempo, o van virando por diferentes puntos de vista, lo cual refuerza la complejidad de los personajes y sus tribulaciones. Esto, sumado a su prosa capaz de pulsar la sensibilidad del lector, para introducirlo en atmósferas que muchas veces remiten a un litoral, húmedo, caluroso, que los santafesinos conocen por experiencia cotidiana, contribuye a que sus novelas sean experiencias difíciles de olvidar.
“A mí me parece que la lectura misma, el acto de leer en sí mismo te abre sin dudas otras perspectivas. Cuando se lee mucho, se entiende que hay otros mundos posibles, que hay otras miradas. Leer lo que se lea siempre siempre abre la cabeza. Siempre, por supuesto, hay determinados libros que pareciera que están escritos para uno”, expresó la propia autora en una entrevista que está disponible en la página web de la Secretaría de Cultura de la Nación. Los mundos creados por Selva, merecen ser visitados.
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