La obra teatral dirigida por Jorge Eines y conformada íntegramente por artistas locales, realizará nuevas funciones en Santa Fe. Es una adaptación de la tragedia política de William Shakespeare que se estrenó en el año 2019.
Coriolano, adaptación de la obra de William Shakespeare por Jorge Eines y Octavio Bassó, con las actuaciones de Bassó y Camilo Céspedes. Gentileza Pablo Kauffer
“En medio de un pueblo hambriento y sumido en la lucha por el poder político, un hombre se debate entre sus ambiciones y principios en una búsqueda obsesiva de ser querido”. Esa es la trama central de “Coriolano. Hay un mundo en cualquier parte”, adaptación santafesina de la tragedia política de William Shakespeare que vio la luz hace poco más de cuatro años bajo la dirección de Jorge Eines. Y que este mes (los días 11, 18 y 25 de agosto a las 21) se podrá ver en las nuevas funciones previstas en LOA espacio AGM (25 de mayo 1867).
La obra narra la historia de Coriolano, un hombre que ama y rechaza al pueblo, sin importarle las consecuencias de ser visto como un héroe o un traidor a la patria. Encadenado a su propio espíritu, Coriolano se debate entre su deseo de poder y el compromiso consigo mismo, sin estar dispuesto a ser algo que no quiere ser.
"Coriolano. Hay un mundo en cualquier parte" se gestó en seminarios dictados por Jorge Eines en Santa Fe y Buenos Aires. El resultado es una obra que merece ser vista, pues como señalan los realizadores, “su música es la del tiempo presente, resonando con las realidades de nuestro contexto social, político y económico”.
Convocados por este medio, los integrantes del equipo que gestaron la puesta, dejaron sus miradas respecto a la evolución que tuvo la obra en los cuatro años transcurridos desde el estreno, en los cuales como se suele decir pasó “mucha agua bajo el puente”.
Gentileza Julieta de Lorenzo
Armar nuevos puentes
Nidia Casis, quien cumple el rol de asistente de dirección, señaló que “pasaron muchas cosas desde el estreno. Una pandemia, en principio. Una pausa monstruosa que nos puso ante la eminente pregunta de si alguna vez íbamos a volverla a hacer. Porque Coriolano es una obra de dos actores que se trenzan sin miramientos. Con respeto pero sin pudor. Y el protocolo Covid atentaba directamente contra esa posibilidad”.
“A pesar de esa decepción, que por suerte fue momentánea, participamos como equipo del Festival de Elemental Teatro en Medellín, Colombia. Y con ello gozamos las bondades de la virtualidad: la posibilidad de conectarnos, así sea por pantalla. Pudimos conversar con hacedores del mundo, que estaban pasando por la misma situación. Con el comienzo de las aperturas, volvimos al ruedo. Y la obra no pudo mantenerse indiferente. Por una necesidad del material y nuestra. Había que volver a fundar el sentido de los textos y las acciones, en un contexto social, político y económico distinto”, recordó.
“Y en esa estamos. Trabajando. Buscando en cada ensayo y en cada función nuevos enlaces, puentes, portales entre lo que había y lo que hay hoy. Entre lo que éramos en 2018 y lo que somos ahora. Entre lo que podemos y lo que necesitamos. De manera personal y como equipo. Constantemente hay que renovar los votos por el teatro independiente en un mundo que atenta feroz contra toda actividad que escapa a las lógicas mercantiles. Para que nuestros rituales, las obras que hacemos, no sean irrelevantes”, agregó.
“La fiesta de ensayar”
Octavio Bassó, actor y coautor, consideró por su parte que el proyecto evolucionó al igual que cada uno de los integrantes. “La evolución no solo la vemos en la escena sino en cada ensayo que tenemos. Cada ensayo nos permite ajustar acciones técnicas que mejoren la propuesta que tiene la obra. De hecho, cada sala es diferente en sus dimensiones, público y condiciones técnicas por lo que obliga a ensayar y trabajar para ese acontecimiento que va a suceder”, afirmó.
“Para cada nueva presentación nos encontramos felices con ‘la fiesta de ensayar’, hay un deseo de trabajar juntos y de crear nuevos sentidos, es en el ensayo donde todo el tiempo nacen formas sorprendentes que se integran a las escenas ya construidas. Los ensayos nos permiten volver a darle vida a cada escena, a dotarla de acciones y contingencias que le den un valor de actualidad y verdad a la obra. Tenemos un equipo que se compromete con mucha intensidad en cada ensayo y eso actualiza la energía para cada nueva función”, añadió.
Gentileza Pablo Kauffer
Apropiarse de una estructura
Camilo Cespedes, actor, consideró: “Yo creo que de por si la obra se modifica en cada función, muta, tiene vida. Y coincidiendo con Nidia también creo que en cada ensayo encontramos nuevas cosas que nos interpelan, resignificamos textos, se modifica la partitura porque los cuerpos piden nuevas acciones, siempre en busca de la esencia de lo espontáneo, lo vivo”.
Jorge Eines, director y coautor, aseguró por su parte que “los actores se han apropiado de la estructura y en esa apropiación han liberado en cuatro años cada vez mayor cantidad de talento. Esto es lo que puedo decir de lo que viene pasando y de la sucesión de encuentros con lo que veo. Ha ocurrido que esto no ha parado de crecer porque los actores no han parado de liberar cada vez más cosas interesantes respecto a lo que la estructura, como fiel testigo de lo que trabajamos, les ha permitido una y otra vez seguir descubriendo”.
Proceso sin fin
Por último Diego Lopez, quien tiene a su cargo el diseño de Iluminación y escenografía, manifestó que “el proceso creativo de una obra teatral nunca tiene fin. Si bien hay un momento en el que se cierra una estructura definitiva donde se convienen personajes, formas, momentos, textos, escenografías, luces, vestuarios y todo lo que hace a la puesta, la característica fundamental del teatro y las artes escénicas en general es estar vivas”.
“Cada vez es una nueva forma, cada función es una nueva obra, cada sala es una nueva puesta. En este sentido, desde el aspecto técnico, en los cuatro años (y una pandemia) desde el estreno atravesamos espacios disímiles con características técnicas y espaciales muy diferentes, pero siempre la impronta fundamental fue, es y será lograr montar el concepto fundamental y fundacional de la puesta en escena que se propone”, cerró.
Dirección: Jorge Eines; dramaturgia: Jorge Eines y Octavio Bassó; actuaciones: Octavio Bassó y Camilo Céspedes; asistencia de dirección: Nidia Casís; diseño y realización de escenografía, vestuario e iluminación: Lucía de Frutos y Diego Julián López; diseño gráfico: Emmanuel Caram; fotografía y video: Julieta De Lorenzo; tráiler: Arturo Castro Godoy.
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