"Cine bajo las estrellas" con Peter Sellers y "La fiesta inolvidable"
El miércoles, en el Mercado Progreso, se proyectará la película de 1968, como parte del ciclo que organizan la Municipalidad y Cine Club. Se trata de un hito del humor cinematográfico. ¿Por qué dejó una huella que superó al tiempo?
Por un error administrativo, un torpe actor es invitado a un exclusiva fiesta en Hollywood. A partir de ahí, un Peter Sellers iluminado provoca todo tipo de situaciones absurdas. Foto: The Mirisch Corporation / United Artists
“En la India no decimos quienes somos, lo sabemos”. La frase la pronuncia Hrundi V. Bakshi, posiblemente el personaje más logrado del actor Peter Sellers si se excluye al inspector Clouseau de “La pantera rosa” (The Pink Panter, 1963). Y corresponde a la comedia “La fiesta inolvidable” (The Party, 1968), que este miércoles a las 20.30 se proyectará en el Mercado Progreso (Balcarce 1635), como parte del ciclo “Cine bajo las estrellas”, organizado por la Secretaría de Cultura y Cine Club Santa Fe.
The Mirisch Corporation / United Artists
Dirigida por Blake Edwards, un director muy hábil formado como guionista en la última etapa del Hollywood clásico, la película podría catalogarse como una comedia de la variante slapstick o comedia física, sostenida en la acumulación de acciones extravagantes de los personajes calculadas para hacer reír. Pero que también incorpora elementos del cine dentro del cine, al estilo de “La noche americana” (La Nuit américaine, 1973) de Francois Truffaut, en la medida en que alude a equívocos que se suceden dentro de un set. Y tiene algo de sátira, en la medida en que propone una suave crítica a las fiestas que se realizan dentro de la industria del entretenimiento.
The Mirisch Corporation / United Artists
El mentado Hrundi interpretado por un Peter Sellers en estado de gracia es el corazón mismo de “La fiesta inolvidable”. Se trata de un desmañado actor de origen hindú que intenta ganarse un lugar en la industria a través de pequeños papeles. Producto de un error que le cuesta caro al estudio, cuando hace explotar un decorado a destiempo, es despedido. Pero una serie de equívocos lo lleva a ser invitado a una fiesta organizada por el productor. Bashki decide asistir y será el catalizador de una serie de situaciones absurdas y alocadas. Como señala el crítico Leonardo D’Espósito, “no hay ‘historia’ en sí, sino una serie de situaciones que culminan en desastres, y cuya acumulación genera un paisaje caótico que es también pura felicidad”.
Frescura, universalidad y un gran actor
A pesar de que bebe de las comedias clásicas (hay referencias a Charles Chaplin y Buster Keaton y también al cine de Jacques Tati, especialmente a películas como “Playtime” y “Mon Oncle”), “La fiesta inolvidable” probó un enfoque diferente, más fresco en comparación a las comedias convencionales de su tiempo. Algo de esto puede tener que ver con el contexto histórico en el que surge: eran los años ‘60 y algunas de las problemáticas de esa década están presentes, de manera lateral, como las diferencias culturales y las tensiones raciales.
The Mirisch Corporation / United Artists
Hay dos aspectos centrales que benefician en forma categórica a la película. Una es el humor universal: aunque hay una localización específica, que es una mansión de Hollywood, las situaciones absurdas son asequibles y atractivas para todo tipo de audiencias. La otra es Peter Sellers que ya era conocido por su talento para la comedia. Para entonces, el actor británico había encarnado en dos oportunidades al inspector Jacques Clouseau y en “Dr. Insólito” había realizado varios personajes, entre ellos el presidente Merkin Muffley. Su actuación como el torpe y bienintencionado Bakshi pasó a formar parte instantáneamente de la lista de sus mejores creaciones.
The Mirisch Corporation / United Artists
En “La fiesta inolvidable” se puede hallar el germen de muchas películas que triunfaron en las décadas posteriores. Los trabajos de Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, desde “¿Dónde está el piloto?” hacia adelante, son desprendimientos de aquel tipo de humor. Inclusive trabajos como “El gran Lebowski” de los hermanos Coen, a pesar de tener un tono diferente más orientado hacia la comedia negra, comparte algo del humor absurdo y los personajes excéntricos que están en la pulpa misma del filme de 1968. Volver a verla, cinco décadas y media después de su estreno, sirve para ratificar la grandeza del tándem que lograron construir Sellers y Edwards.
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