"Gladiador" vuelve a los cines: ¿el renacer de un género?
La secuela de la película de 2000 llega en noviembre. Pero antes, está la posibilidad de revisitar en cines la obra original, que revitalizó el género del peplum. ¿Cómo Ridley Scott transformó un guión convencional en ícono cinematográfico?
A principios de este siglo, Máximo Décimo Meridio cambió la forma de percibir el cine de aventuras y renovó el interés por los argumentos instalados en la antigua Roma. Foto: Universal Pictures
Aunque fue un taquillazo en 2000, la película “Gladiador” no era completamente original. Los atentos seguidores de Stanley Kubrick (entre los cuales se cuenta el autor de estas líneas) no pudieron evitar, al visionar la película, recordar “Espartaco”. Esta película, estrenada en 1960, fue el canto de cisne para el peplum, un subgénero popular en la década de 1950 que se centraba en historias ambientadas en la antigüedad clásica. En “Espartaco,” la interpretación de Kirk Douglas describe las tribulaciones de un esclavo que, convertido en gladiador, lidera una revuelta contra el todopoderoso imperio romano. Es imposible no ver en los pliegues de esa figura arquetípica los rasgos principales de Máximo Décimo Meridio, el protagonista de “Gladiador,” también traicionado, encarcelado y redimido.
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Para hacer justicia, lo que hizo Ridley Scott fue tomar los postulados principales de aquellas mastodónticas películas de aventuras y, desde ese aliento épico, modernizar la puesta en escena. Su visión derivó en una revitalización de un estilo cinematográfico que había caído en desuso. De hecho, “Troya” (2004), dirigida por Wolfgang Petersen, sobre la "Ilíada" de Homero; “300” (2006), basada en la novela gráfica de Frank Miller y centrada en la Batalla de las Termópilas; y “Cruzada” (2005), también dirigida por Ridley Scott y que narra la historia de un herrero que se convierte en defensor de Jerusalén, son la consecuencia lógica de esa renovación, que duró al menos una década.
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Debido al impresionante interés que generó la secuela, que se estrenará a mediados de noviembre, esta semana “Gladiador” de 2000 vuelve a algunas salas de cine, en busca de emular el fenómeno de principios de este siglo. Como todos recuerdan, la película cuenta la historia de Máximo, un general romano traicionado que busca venganza en un imperio en decadencia, un diagnóstico que Marco Aurelio había realizado con acierto. Esa narrativa, atravesada por traición, pérdida y redención, es atractiva, en la medida en que está claro dónde está el bien y dónde el mal. Además, el film cuenta con un elenco de primera línea, encabezado por Russell Crowe en el papel de Máximo, cuya actuación conmovedora le valió el Oscar al Mejor Actor. Pero la película no sería tan potente sin un antagonista perfecto como Joaquin Phoenix en el papel de Cómodo, quien ofrece una de las muertes más memorables del cine, en la arena del Circo Máximo.
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Un director en su cima
¿Cómo hizo Ridley Scott para convertir un guión plagado de lugares comunes en una obra de arte? Principalmente, por el nivel de detallismo en la recreación del Imperio Romano. “Gladiador” tiene un nivel de autenticidad que impresiona, desde los legionarios arrojando panes al público del circo (revelando el famoso dicho popular que ha llegado hasta nuestros días) hasta la indumentaria utilizada por los gladiadores, los banquetes pantagruélicos de los emperadores y la crueldad de las peleas a muerte. Todo esto marcó nuevos estándares para el cine de aventuras, configurando un público más exigente.
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La música de Hans Zimmer y Lisa Gerrard complementa la narrativa a través de una ambientación emocional que le otorga grandeza épica a las escenas clave, que son varias. Para el recuerdo, la pelea inicial contra los bárbaros, la recreación de la batalla con Escipión, el duelo entre Máximo y Cómodo, y, sobre todo, aquella en la cual el protagonista revela su identidad ante un auditorio colmado, con una frase antológica: “Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, general de las Legiones Félix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra.”
La posibilidad de volver a ver esta obra maestra en pantalla grande parece ser el aperitivo ideal para “entrar en clima” antes de ver la parte dos, que tardó un cuarto de siglo. Ambientada varios años después de la muerte de Máximo, la secuela seguirá a Lucio (Paul Mescal), sobrino de Cómodo, quien se ve forzado a entrar en el Coliseo tras ser testigo de la conquista de su hogar por parte de los emperadores que dirigen Roma con puño de hierro. Con el futuro del imperio en juego, Lucio tiene que encontrar en el pasado la fuerza para devolverle la gloria perdida a Roma. La expectativa es enorme, y los trailers que se han conocido hasta el momento no hacen más que alimentarla. “Hubo un sueño llamado Roma,” dijo Máximo/Crowe en la primera parte. Ahora, cabrá la posibilidad de revivirlo en pantalla grande.
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